Octojin
El terror blanco
30-10-2024, 11:51 PM
La noche es densa, y el aire en el muelle parece cargado de una mezcla de incertidumbre y temor. Ambas sensaciones suelen ir de la mano, y en esta situación no es menos. Mientras observas al tipo corpulento con rastros de sangre en su ropa, la curiosidad se despierta en ti, un interés más allá de lo superficial. ¿Qué diablos estará haciendo allí ese tipo? ¿De quién será esa sangre? ¿Por qué le detienen? Mucha pregunta y poca respuesta. Todo te ha pillado tan de sorpresa que quizá no sepas muy bien cómo gestionarlo.
La situación es extraña, y sabes que cualquier detalle podría inclinar la balanza a tu favor. El conocimiento es poder, y en una situación así, el que no corre vuela. Así que, inclinado ligeramente hacia el hombre sentado a tu lado, dejas caer una pregunta con voz suave y casual, intentando adelantarte a lo que sea que esté pasando.
Tu interlocutor, sin embargo, no comparte la misma serenidad que tú. Lo notas en su expresión, en el leve temblor de sus manos, en el continuo zapateo que se trae con el suelo. Tartamudeando, responde, con una mezcla de temor y sorpresa por tus palabras.
—N-no tengo ni idea... y... tal vez no deberíamos estar hablando de esto —Mira a su alrededor nervioso, y su voz baja aún más—. Digo yo... ¿no crees que es sospechoso que estemos murmurando? Quizás sería mejor... guardar silencio. —Sus palabras son temblorosas, y su expresión es tan insegura que puede que hasta te de pena. Está claro que tiene miedo, y eso es algo que puedes aprovechar, aunque su nerviosismo no te revela nada de valor inmediato.
Antes de que puedas seguir tanteando, el encargado del bote se acerca a ti, interrumpiendo tu conversación. Con una expresión cautelosa, te observa de arriba abajo, su mirada te evalúa, como si fuese un escáner con la intención de leer tu carácter en esos primeros segundos. Quizás algo en tu porte o en tu actitud le da la impresión de que puede confiar en ti. No seré yo quien juzgue tu porte, ni quien le diga a este tipo si debe confiar en ti o no, pero le preguntaré qué es lo que ha visto en ti. Luego te cuento.
Tras un par de segundos, se inclina ligeramente, y con un susurro apenas audible, te dirige la palabra. El tipo tiene una voz bastante grave, quizá te guste.
—¿Por qué quieres saber sobre ese tipo? —dice, cubriéndose la boca como si estuviera disimulando un bostezo. Su tono es bastante calculado, y sus ojos no dejan de moverse, revisando el entorno para asegurarse de que nadie lo esté escuchando. Juega también con las sombras para ponerse donde menos se le pueda ver.
El encargado se acerca un poco más, manteniendo una postura aparentemente relajada, aunque sus palabras esconden un tinte de urgencia. Algo te dice que espera algo de ti antes de que abra la boca.
—Ese hombre... no es un simple pasajero —comienza a decir, mirando a los lados antes de continuar—. Es un comerciante, sí, pero no uno muy legal. Ha estado metido en algunos problemas en Loguetown; parece que robó en varias tiendas y estuvo huyendo por un buen tiempo. La marina lo estaba buscando y lo atraparon aquí. Aunque, claro, él no trabajaba solo —Hace una pausa, y puedes notar cómo vuelve a mirar en ambas direcciones antes de proseguir—. Su compañero logró escapar con el botín. Así que... ya ves que las cosas no están tan simples.
Ahora te toca a ti procesar la información mientras el encargado te lanza una mirada evaluadora. Sus labios se curvan en una leve sonrisa mientras sigue hablando en el mismo susurro disimulado.
—Ese hombre pagó muy bien al capitán para que le ayudara a pasar desapercibido. Y, viendo cómo están las cosas, supongo que querrá librarse de la marina cuanto antes —Hace una pausa, y sugiere, con un tono que combina cinismo y ambición—. Mira, si logramos ayudarlo a escapar, nos podríamos llevar una buena recompensa. Pero habría que actuar con discreción, claro. Hay que formar un buen plan, y no parece que vayamos a tener mucho tiempo... ¿Qué me dices? ¿Te unes? No queremos llamar la atención de los marines, ¿verdad?
Notas cómo el encargado se cubre la boca con una mano, fingiendo otro bostezo mientras lanza una rápida mirada hacia los marines que merodean por el muelle. Su intención es clara, aunque trata de hacer que sus palabras pasen desapercibidas, como si no fueran más que una charla trivial entre viajeros aburridos. ¿Pero acaso es un suicidio? Allí hay muchos más marines de los que podríais vencer. Bueno, al menos aparentemente.
La idea de recibir una recompensa a cambio de ayudar a escapar a este personaje tiene sus riesgos, pero también su beneficio. Puede que consideres la propuesta mientras observas a tu alrededor. Puede que quieras evaluar el entorno y la disposición de los marines. La noche te sigue ofreciendo la cobertura ideal, y la aparente falta de reconocimiento de tu identidad sigue siendo tu mejor aliada. Tienes tantas opciones... ¿Realmente merece la pena ayudar a ese tipo? Si la respuesta es no, quizá debas decirle la verdad a la marina. Aunque... Igual no es tu estilo. Y si es sí... Quizá te quieras dejar atrapar y huir desde dentro, o emboscarles, o esperar, o... No sé, piensa algo, seguro que llegas a alguna conclusión.
Pero en cualquier caso, no puedes ignorar que esta aventura conlleva un peligro añadido: la marina ya ha desplegado su atención en este hombre, así que deben tenerle bien fichado. A saber si lo que dice el tipo es cierto o no. Cualquier paso en falso podría arrastrarte a una confrontación directa con ellos, y ahí seguramente tengas las de perder. Creo que si sabes contar, te drás cuenta de que no sería una batalla justa todos contra ti.
Mientras el encargado sigue observando los alrededores con disimulo, parece confiar en que aceptarás su oferta. Su ambición, o más bien su desesperación, es palpable en su expresión y en el leve temblor de sus manos cuando se aparta ligeramente, fingiendo que apenas te ha comentado algo.
—Entonces, ¿qué dices? ¿Nos aseguramos de que este tipo no se quede a pasar la noche en el calabozo de la marina? —murmura, lanzándote una mirada significativa, una más de las tantas que ya te ha lanzado. La invitación queda en el aire, como una oportunidad que podrías tomar o dejar.
Aunque te has enfrentado a situaciones complicadas antes, cada detalle en este juego debe ser calculado con total precisión. Una decisión apresurada podría arruinar la ventaja que ahora mismo tienes, pero rechazar la propuesta sin más podría dejar escapar una oportunidad interesante, aunque tampoco tienes claro que todo lo que ese tipo te está contando sea cierto. Vaya dilema, yo no sabría qué hacer en tu situación.
La situación es extraña, y sabes que cualquier detalle podría inclinar la balanza a tu favor. El conocimiento es poder, y en una situación así, el que no corre vuela. Así que, inclinado ligeramente hacia el hombre sentado a tu lado, dejas caer una pregunta con voz suave y casual, intentando adelantarte a lo que sea que esté pasando.
Tu interlocutor, sin embargo, no comparte la misma serenidad que tú. Lo notas en su expresión, en el leve temblor de sus manos, en el continuo zapateo que se trae con el suelo. Tartamudeando, responde, con una mezcla de temor y sorpresa por tus palabras.
—N-no tengo ni idea... y... tal vez no deberíamos estar hablando de esto —Mira a su alrededor nervioso, y su voz baja aún más—. Digo yo... ¿no crees que es sospechoso que estemos murmurando? Quizás sería mejor... guardar silencio. —Sus palabras son temblorosas, y su expresión es tan insegura que puede que hasta te de pena. Está claro que tiene miedo, y eso es algo que puedes aprovechar, aunque su nerviosismo no te revela nada de valor inmediato.
Antes de que puedas seguir tanteando, el encargado del bote se acerca a ti, interrumpiendo tu conversación. Con una expresión cautelosa, te observa de arriba abajo, su mirada te evalúa, como si fuese un escáner con la intención de leer tu carácter en esos primeros segundos. Quizás algo en tu porte o en tu actitud le da la impresión de que puede confiar en ti. No seré yo quien juzgue tu porte, ni quien le diga a este tipo si debe confiar en ti o no, pero le preguntaré qué es lo que ha visto en ti. Luego te cuento.
Tras un par de segundos, se inclina ligeramente, y con un susurro apenas audible, te dirige la palabra. El tipo tiene una voz bastante grave, quizá te guste.
—¿Por qué quieres saber sobre ese tipo? —dice, cubriéndose la boca como si estuviera disimulando un bostezo. Su tono es bastante calculado, y sus ojos no dejan de moverse, revisando el entorno para asegurarse de que nadie lo esté escuchando. Juega también con las sombras para ponerse donde menos se le pueda ver.
El encargado se acerca un poco más, manteniendo una postura aparentemente relajada, aunque sus palabras esconden un tinte de urgencia. Algo te dice que espera algo de ti antes de que abra la boca.
—Ese hombre... no es un simple pasajero —comienza a decir, mirando a los lados antes de continuar—. Es un comerciante, sí, pero no uno muy legal. Ha estado metido en algunos problemas en Loguetown; parece que robó en varias tiendas y estuvo huyendo por un buen tiempo. La marina lo estaba buscando y lo atraparon aquí. Aunque, claro, él no trabajaba solo —Hace una pausa, y puedes notar cómo vuelve a mirar en ambas direcciones antes de proseguir—. Su compañero logró escapar con el botín. Así que... ya ves que las cosas no están tan simples.
Ahora te toca a ti procesar la información mientras el encargado te lanza una mirada evaluadora. Sus labios se curvan en una leve sonrisa mientras sigue hablando en el mismo susurro disimulado.
—Ese hombre pagó muy bien al capitán para que le ayudara a pasar desapercibido. Y, viendo cómo están las cosas, supongo que querrá librarse de la marina cuanto antes —Hace una pausa, y sugiere, con un tono que combina cinismo y ambición—. Mira, si logramos ayudarlo a escapar, nos podríamos llevar una buena recompensa. Pero habría que actuar con discreción, claro. Hay que formar un buen plan, y no parece que vayamos a tener mucho tiempo... ¿Qué me dices? ¿Te unes? No queremos llamar la atención de los marines, ¿verdad?
Notas cómo el encargado se cubre la boca con una mano, fingiendo otro bostezo mientras lanza una rápida mirada hacia los marines que merodean por el muelle. Su intención es clara, aunque trata de hacer que sus palabras pasen desapercibidas, como si no fueran más que una charla trivial entre viajeros aburridos. ¿Pero acaso es un suicidio? Allí hay muchos más marines de los que podríais vencer. Bueno, al menos aparentemente.
La idea de recibir una recompensa a cambio de ayudar a escapar a este personaje tiene sus riesgos, pero también su beneficio. Puede que consideres la propuesta mientras observas a tu alrededor. Puede que quieras evaluar el entorno y la disposición de los marines. La noche te sigue ofreciendo la cobertura ideal, y la aparente falta de reconocimiento de tu identidad sigue siendo tu mejor aliada. Tienes tantas opciones... ¿Realmente merece la pena ayudar a ese tipo? Si la respuesta es no, quizá debas decirle la verdad a la marina. Aunque... Igual no es tu estilo. Y si es sí... Quizá te quieras dejar atrapar y huir desde dentro, o emboscarles, o esperar, o... No sé, piensa algo, seguro que llegas a alguna conclusión.
Pero en cualquier caso, no puedes ignorar que esta aventura conlleva un peligro añadido: la marina ya ha desplegado su atención en este hombre, así que deben tenerle bien fichado. A saber si lo que dice el tipo es cierto o no. Cualquier paso en falso podría arrastrarte a una confrontación directa con ellos, y ahí seguramente tengas las de perder. Creo que si sabes contar, te drás cuenta de que no sería una batalla justa todos contra ti.
Mientras el encargado sigue observando los alrededores con disimulo, parece confiar en que aceptarás su oferta. Su ambición, o más bien su desesperación, es palpable en su expresión y en el leve temblor de sus manos cuando se aparta ligeramente, fingiendo que apenas te ha comentado algo.
—Entonces, ¿qué dices? ¿Nos aseguramos de que este tipo no se quede a pasar la noche en el calabozo de la marina? —murmura, lanzándote una mirada significativa, una más de las tantas que ya te ha lanzado. La invitación queda en el aire, como una oportunidad que podrías tomar o dejar.
Aunque te has enfrentado a situaciones complicadas antes, cada detalle en este juego debe ser calculado con total precisión. Una decisión apresurada podría arruinar la ventaja que ahora mismo tienes, pero rechazar la propuesta sin más podría dejar escapar una oportunidad interesante, aunque tampoco tienes claro que todo lo que ese tipo te está contando sea cierto. Vaya dilema, yo no sabría qué hacer en tu situación.