Hay rumores sobre…
... que existe un circuito termal en las Islas Gecko. Aunque también se dice que no es para todos los bolsillos.
[Aventura] [A - Presente][Autonarrada] Bandidos en el Pueblo
Raiden2011
Raiden A.
Personaje


La brisa soplaba de forma leve, el sol brillaba en el cielo, el calor del verano ya se hacía sentir; pero este me encantaba. Por alguna razón extraña, solía preferir el calor sobre el frío, así que esta era mi temporada favorita, además, no podría estar triste o de mal humor, ya que apenas ayer, mis problemas comenzaron a solucionarse, una nueva tripulación pirata había desembarcado en la villa y, aunque no era ni cerca de ser perfecta, me ofrecieron ser parte de su barco, cumpliendo el rol de cocinero. Lo mejor de todo era la presencia de dos Mink, siendo uno de ellos el capitán y el otro un antiguo conocido de Zou; por lo que no tengo que preocuparme por el rechazo racial ni nada por el estilo, mi principal preocupación es mi compañero con un brazo amputado, pero creo que poco a poco lograré superar mi miedo personal.
Me había adentrado en el bosque para traeV la madera que, previamente, estuve cortando con las garras para entrena, poco a poco las estuve trayendo a la aldea, algunas podríamos llevárnosla en caso de que entren en el barco y otras les serían de ayuda a los aldeanos. Todavía no los perdonaba por lo que me habían hecho cuando llegué, pero no iba a actuar como lo habían hecho ellos, no era lo que mi maestro me había enseñado. Cuando me estaba acerando al pueblo, escuché unos pasos que venían detrás de mí, con algo deprisa; mi olfato me indicó que era un olor familiar, pero no logré reconocerlo así que, con dos troncos en mis brazos, me giré para ver quiénes se acercaban a mí.
—¿Vienen buscando problemas de nuevo? —pregunté al ver sus caras— Tch ¿No les bastó con molestarme en el bosque?
Eran unos jóvenes, tres para ser exactos que, días atrás, mientras entrenaba, habían ido a molestarme, solo para terminar saliendo con el rabo entre las patas.
—Espera, Mink, esta vez no venimos buscando problemas— dijo uno de ellos con nerviosismo.
No pude evitar gruñir para mostrar mi molestia, mientras alguno de ellos se decidía a hablar.
—Verás, lobo, hay unos bandidos del basurero que están hostigando al pueblo desde hace un tiempo, vienen cada tanto a “cobrar impuestos por seguridad”; ya nos estábamos acostumbrando a vivir de esta forma, pero recién escuchamos que piensan aumentar el impuesto y no todos los habitantes son capaces de pagar, muchos están temiendo por sus bienes, hogares y hasta por sus vidas.
Esa declaración sí me sorprendió, mi expresión facial se relajó un poco, pero aún tenía mi mala cara.
—¿Y qué tengo que ver yo con eso? Si les aumentaron el impuesto no es por culpa mía. Además ¿“Se estaban acostumbrando a vivir así”? ¿Con personas hostigándolos y consiguiendo a penas lo suficiente para subsistir? —No pude evitar subir mi tono de voz por la molestia, pero, esta vez, no estaba molesto con ellos, sino con la situación— ¡¿A eso le llaman vivir?!
—Sabemos que no tienes nada que ver y que no deberíamos ser capaces ni de verte a la cara para pedirte algo —habló el líder, que se había mantenido callado hasta ahora—, pero tú eres muy fuerte, nosotros somos testigos de eso; venimos a pedirte tu ayuda para que les des una lección a ver si nos dejan en paz. Si lo que necesitas es una recompensa, entre todos podríamos reunir y pagarte con lo de los impuestos.
Lo pensé por unos segundos, el dinero no me venía mal, me haría bien comprar un par de espadas para reemplazar las que perdí en el bote; pero tampoco quería aprovecharme de esta gente.
—¿Qué hay que hacer? —terminé preguntando.
—Basta con que les des una paliza, ellos no son muy fuertes; son cinco en total, pero creemos que puedes contra ellos. ¿Aceptas?
—Está bien, ¿A dónde hay que ir? —continué preguntando.
—Ellos tienen una cabaña no muy lejos de la aldea, deberíamos ir.
Dejé los troncos que llevaba cargando a un lado, en el suelo, luego saqué una manzana que llevaba en el bolsillo de mi pantalón para comerla mientras seguía a los jóvenes. Mientras caminábamos, vi más movimiento que nunca, adultos iban y venían entre negocios y casas; supongo que el aviso de aumento del impuesto los había puesto en alerta. Incluso los niños se estaban viendo afectados, ya no estaban corriendo por las calles mientras ríen, ahora se encontraban dentro de sus casas, con caras largas. Desde que llegué, no me había interesado nada de esta villa, después de tantos insultos y gritos uno se vuelve indiferente, pero nunca pensé en ponerme en sus zapatos; no es que los esté justificando, pero es una aldea pobre, con nadie que la defienda en una época de piratas y bandidos, su rechazo hacia los forasteros debió ir creciendo poco a poco y, al no poder hacer nada frente a bandas numerosas, quizá vieron un escape al desahogarse conmigo. Mientras avanzábamos, pude notar que los tres jóvenes que iban frente a mí, tenían heridas en brazos y piernas que no había notado antes, así que probablemente ellos intentaron defender la aldea enfrentándose a esos tipos.
Estábamos por salir de la villa cuando unos tipos de aspecto criminal estaban entrando, en ese momento los 3 jóvenes que, anteriormente, estaban frente a mí, en un movimiento que ni yo me esperaba, quedaron tras de mí, cubriéndose con mi cuerpo.
—Es… Esos son los bandidos de los que te hablamos.
—¿Ustedes otra vez? ¿Quieren que se repita lo de esta mañana? —esa amenaza por parte de los bandidos se me hizo muy familiar.
No pude sentirme incómodo debido a la familiaridad de sus palabras.
—Nosotros no —dijo uno de ellos.
—Pero él se encargaré de ustedes —secundó otro.
—Jajajajajajaj —rió uno de los bandidos.
—¿Este pequeño lobo asustado? ¡Eso quisiera verlo!
En ese momento ese mismo bandido arremetió hacia mí con sable en mano, intentó hacer un tajo frontal, pero con una de mis garras lo intercepté y, con mi brazo libre, a mano abierta, le di en golpe limpio en el estómago, haciendo que cayera retorciéndose del dolor. En seguida, un segundo bandido sacó un arma de fuego, un revolver para ser exactos y, aunque hubiera sido fácil esquivar sus disparos gracias a mi velocidad, me di cuenta de un gran problema: Los jóvenes y la villa entera estaba a mi espalda y, si yo esquivaba los disparos, una bala perdida podría impactar en algún habitante.
—Adelante, Mink asqueroso —dijo el tipo con el arma—, esquiva mi disparo para que pueda matar a los cobardes esos.
Mientras me debatía en esquivar o no, tomé el sable del bandido que había golpeado mientras los otros cuatro se acercaban a mí con armas iguales. El de la pistola hizo disparos consecutivos, todos en la misma línea de fuego de la que, si me quitaba, saldrían personas heridas.
—Estilo de una espada: Flujo metálico
Hace años, cuando entrenaba en mi adolescencia, me habían enseñado esta técnica, que consistía en múltiples movimientos de alta velocidad para desviar balas, a pesar de que tenía mucho tiempo sin intentarla, me salió bastante bien.
—Maldi… —se quejó el pistolero.
Me sentía feliz de haber podido solucionar esa situación, pero no podía alegrarme, tenía a 4 tipos más que venían por mi cabeza.
—Estilo de una espada: Cizaña.
A diferencia de la técnica defensiva que usé anteriormente, este era un ataque totalmente ofensivo, un tajo frontal a alta velocidad que, normalmente, busca encajar un corte con mucha profundidad, pero, en mi caso, intenté hacerlo lo menos mortal posible. Uno a uno fui derribando a mis enemigos y, para mi sorpresa, los astutos aldeanos que habían solicitado mi ayuda, los estaban atando de manos y pies al ritmo que los iba derrotando. A pesar de que pude usar la habilidad de mi Fruta del Diablo, preferí abstenerme hasta que aprenda a controlarla bien, además, sería un buen reto enfrentarme a múltiples objetivos a mano limpia… Aunque al final tuve que usar un arma.
El pistolero de la banda intentó huir, pero entonces, el líder de los jóvenes que me habían solicitado ayuda, apareció ante él y lo noqueó de un golpe, ese último acto me alegró, sabiendo que tarde o temprano esta villa tendría a alguien que la protegiera.
—Muy bien, ahora, ¿qué hacemos con ellos?
—No soy el más idóneo para decirlo, pero deberían llevarlos a la mini base de la marina que está en esta isla, quizá puedan ganar algo de dinero por ellos y así ayudar a los del pueblo—respondí.
Ellos me agradecieron y, en seguida, fueron a entregarlos… En ese momento me regresé porque, aunque estaba un poco cansado, debía seguir reubicando los troncos, sin embargo, luego de avanzar un par de pasos de vuelta a la villa, conseguí a muchos de los aldeanos movilizando esos mismos troncos, los niños estaban de nuevo en las calles riendo y varios de ellos se acercaron a mí para agradecerme.
—¿De qué hablan? —pregunté incrédulo.

—Todos vimos lo que hiciste, estamos en deuda contigo, sobre todo después de cómo te tratamos —dijo el Alcalde mientras se acercaba a mí...

Y así fue como pasé de ser rechazado a aceptado por un simple gesto...
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[A - Presente][Autonarrada] Bandidos en el Pueblo - por Raiden2011 - 02-08-2024, 04:36 PM

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