Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
31-10-2024, 02:14 AM
El elegante pavo real se vio decepcionado ante la respuesta de su primer interlocutor, su nerviosismo y falta de información le dio ganas de simplemente callarle. Tras un suspiro leve de desilusión, los pensamientos del elegante pirata fueron interrumpidos por un hombre que parecía saber lo que realmente se estaba moviendo en el momento, un hombre con una propuesta un tanto indecente.
Mayura mantuvo su expresión serena, casi indiferente, mientras el encargado le hacía la propuesta. Aunque la situación le resultaba intrascendente en un principio, las palabras "buena recompensa" encendieron una chispa en su mirada. No era la clase de hombre que se lanzaba a lo primero que le ofrecían, pero tampoco despreciaba una oportunidad de ganar algo... y si podía jugar con las expectativas de los demás, mejor aún.
Con una sonrisa leve y calculada, inclinó un poco la cabeza hacia el encargado, como si estuviera considerando la propuesta con interés, aunque en realidad ya había tomado una decisión. — ¿Ayudarlo a escapar? —dijo en un tono suave y despreocupado, dejando que su voz apenas escapara entre los murmullos del muelle. — Digamos que tengo cierto... gusto por lo arriesgado. Y siempre es bueno tener aliados en lugares oscuros, ¿no crees? — continuo para luego detenerse un segundo, observando el movimiento de los marines a la distancia, midiendo cada paso y calculando la mejor manera de aprovechar la situación. Después, miró de reojo al encargado, con una sonrisa sagaz que apenas ocultaba sus verdaderas intenciones.
— Aunque... debo advertirte, amigo… — agregó, en un tono que bordeaba entre la complicidad y la amenaza velada. — Si las cosas se complican, mi lealtad tiende a ser flexible. No quisiera que pienses que soy de los que se atan a promesas inciertas. Digamos que actuaré en nuestro mejor interés... el mío, sobre todo. — concluyó tras empezar analizar la situación desde la distancia, pero sin dar ningún movimiento que atrajera la atención de los marines. Su plan, por ahora, era simple: ayudar al hombre a escapar, pero con la intención de traicionarlos en el último momento si así lo decidía prudente. La adrenalina del riesgo y la perspectiva de una recompensa tentadora hacían de esta una jugada interesante.
Finalmente, regresó su mirada al encargado, alzando una ceja con un aire de desafío. — Entonces, ¿qué pasos siguen? — preguntó con su melódico y característico tono de voz, asegurándose de aun no captar la atención de nadie, pues independientemente de cual sea el plan, la pirata ya sabía su jugada, lograr que todos se descarten entre ellos ser el único en pie. — ¿Sabes qué? Hora de divertirse. — murmuró sin esperar respuesta a su pregunta anterior hacia el encargado de la situación, ahora con una sonrisa extasiada antes de pararse del banco y soltar un suspiro largo estirando sus brazos al aire, dejando liberar un poco de la tensión y el cansancio que sentía en el momento que ya se tornaba aburrido.
— Disculpen caballeros. ¿Cuánto más nos mantendrán acá? — cuestionó hacia los hombres de la marina alzando su melódica e histriónica voz mientras se acercaba a ellos. Sus manos las llevo a reposo sobre las katanas que tenía envainadas en su cintura, no como un singo de combate ni a modo de enfrentarse, sino como una simple postura natural y de apariencia inofensiva. — Ya es muy tarde, ¿no creen? — adicionó con un tono aburrido y una cara de desesperanza dibujada tras otro largo suspiro mientras se seguía acercando hacia el grupo que tenia al misterioso hombre ensangrentado que se encontraba detenido.
"Una jugada bien ejecutada siempre tiene más de un desenlace preparado." Pensó al acercarse hacia el sujeto para ver si lograba distinguir el material de las esposas e intentar librarle de un corte, intención perfectamente camuflajeada pues primero quería averiguar si le daban algún detalle de cuanto tiempo estarían allí y determinar de una vez por todas si valía la pena arriesgarse o simplemente tenia que aguantarse un poco más sin ponerse en riesgo.
Mayura mantuvo su expresión serena, casi indiferente, mientras el encargado le hacía la propuesta. Aunque la situación le resultaba intrascendente en un principio, las palabras "buena recompensa" encendieron una chispa en su mirada. No era la clase de hombre que se lanzaba a lo primero que le ofrecían, pero tampoco despreciaba una oportunidad de ganar algo... y si podía jugar con las expectativas de los demás, mejor aún.
Con una sonrisa leve y calculada, inclinó un poco la cabeza hacia el encargado, como si estuviera considerando la propuesta con interés, aunque en realidad ya había tomado una decisión. — ¿Ayudarlo a escapar? —dijo en un tono suave y despreocupado, dejando que su voz apenas escapara entre los murmullos del muelle. — Digamos que tengo cierto... gusto por lo arriesgado. Y siempre es bueno tener aliados en lugares oscuros, ¿no crees? — continuo para luego detenerse un segundo, observando el movimiento de los marines a la distancia, midiendo cada paso y calculando la mejor manera de aprovechar la situación. Después, miró de reojo al encargado, con una sonrisa sagaz que apenas ocultaba sus verdaderas intenciones.
— Aunque... debo advertirte, amigo… — agregó, en un tono que bordeaba entre la complicidad y la amenaza velada. — Si las cosas se complican, mi lealtad tiende a ser flexible. No quisiera que pienses que soy de los que se atan a promesas inciertas. Digamos que actuaré en nuestro mejor interés... el mío, sobre todo. — concluyó tras empezar analizar la situación desde la distancia, pero sin dar ningún movimiento que atrajera la atención de los marines. Su plan, por ahora, era simple: ayudar al hombre a escapar, pero con la intención de traicionarlos en el último momento si así lo decidía prudente. La adrenalina del riesgo y la perspectiva de una recompensa tentadora hacían de esta una jugada interesante.
Finalmente, regresó su mirada al encargado, alzando una ceja con un aire de desafío. — Entonces, ¿qué pasos siguen? — preguntó con su melódico y característico tono de voz, asegurándose de aun no captar la atención de nadie, pues independientemente de cual sea el plan, la pirata ya sabía su jugada, lograr que todos se descarten entre ellos ser el único en pie. — ¿Sabes qué? Hora de divertirse. — murmuró sin esperar respuesta a su pregunta anterior hacia el encargado de la situación, ahora con una sonrisa extasiada antes de pararse del banco y soltar un suspiro largo estirando sus brazos al aire, dejando liberar un poco de la tensión y el cansancio que sentía en el momento que ya se tornaba aburrido.
— Disculpen caballeros. ¿Cuánto más nos mantendrán acá? — cuestionó hacia los hombres de la marina alzando su melódica e histriónica voz mientras se acercaba a ellos. Sus manos las llevo a reposo sobre las katanas que tenía envainadas en su cintura, no como un singo de combate ni a modo de enfrentarse, sino como una simple postura natural y de apariencia inofensiva. — Ya es muy tarde, ¿no creen? — adicionó con un tono aburrido y una cara de desesperanza dibujada tras otro largo suspiro mientras se seguía acercando hacia el grupo que tenia al misterioso hombre ensangrentado que se encontraba detenido.
"Una jugada bien ejecutada siempre tiene más de un desenlace preparado." Pensó al acercarse hacia el sujeto para ver si lograba distinguir el material de las esposas e intentar librarle de un corte, intención perfectamente camuflajeada pues primero quería averiguar si le daban algún detalle de cuanto tiempo estarían allí y determinar de una vez por todas si valía la pena arriesgarse o simplemente tenia que aguantarse un poco más sin ponerse en riesgo.