Henry
Colmillo de Rostock
31-10-2024, 10:38 PM
Una vez estando lo suficientemente cerca de aquellos murmullos pude escuchar de lo que hablaban. Para mi segunda decepción del día, aquellos tipos solo hablaban de comida y de cierta receta. A decir verdad, mi chef interior quería escuchar aquella conversación y criticarlos duramente, pero más que un amante de la cocina soy un marine. Pese a ello, al levantar la mirada pude divisar a un grupillo de tres tipos, que aunque vestían bien, sus caras decían cosa seria.
Al esperar que terminen su corta charla y entraran en aquella choza, me dirigí hacia aquél lugar, mirando de lado a lado asegurándome de que nadie me siguiera. Viendo que las ventanas estaba abiertas supe que era mi chance para escuchar de que se trataba todo aquello. Una vez estuve lo suficientemente cerca de la choza me acerqué a las ventanas, desde las cuales pude escuchar parte de su conversación.
Aquellos tipos estaban relacionados directamente con el atentado hacia el G-23, pero no podía recurrir a la violencia en aquél momento, mucho menos sin mi arma. Mi segunda opción era salir de aquél lugar e informarle al suboficial Rodgers sobre todo lo que oí, pero no llegaría a nada y únicamente causaría cierta paranoia en el cuartel. Pero tenía una tercera opción, pero para ello tendría que quedarme un rato más escuchando aquella conversación hasta obtener algún dato valor del cual informarle al mayor Rodgers.
De pronto, mientras discutía mis chances conmigo mismo aquellos tipos en la choza se callaron de una forma un tanto brusca, lo que me daba unos fuertes escalofríos. Sabía que debía de actuar rápido, pues de ello dependía el éxito de la investigación. Al mirar a mi alrededor pude avistar una red con alguna que otra cosa enredada en ellas y un sombrero usado por los marineros del puerto.
Usar todo aquello como una rápida tapadera era mi mejor opción, por lo que agarré aquella red, corrí un par de metros de la choza y me giré, pretendiendo que venía de un penoso día de pesca e iba a la tirar mis cosas encima de aquellas cajas.
— Maldición, no hay un maldito pez en este jodido mar. Al parecer hoy habrán frijoles para cenar de nuevo — Hice mi mejor actuación como pescador, cosa que no era muy difícil al haberme criado en Rostock. Pese al esfuerzo de interpretación no dejé de escuchar cualquier conversación importante proveniente de la choza.
Al esperar que terminen su corta charla y entraran en aquella choza, me dirigí hacia aquél lugar, mirando de lado a lado asegurándome de que nadie me siguiera. Viendo que las ventanas estaba abiertas supe que era mi chance para escuchar de que se trataba todo aquello. Una vez estuve lo suficientemente cerca de la choza me acerqué a las ventanas, desde las cuales pude escuchar parte de su conversación.
Aquellos tipos estaban relacionados directamente con el atentado hacia el G-23, pero no podía recurrir a la violencia en aquél momento, mucho menos sin mi arma. Mi segunda opción era salir de aquél lugar e informarle al suboficial Rodgers sobre todo lo que oí, pero no llegaría a nada y únicamente causaría cierta paranoia en el cuartel. Pero tenía una tercera opción, pero para ello tendría que quedarme un rato más escuchando aquella conversación hasta obtener algún dato valor del cual informarle al mayor Rodgers.
De pronto, mientras discutía mis chances conmigo mismo aquellos tipos en la choza se callaron de una forma un tanto brusca, lo que me daba unos fuertes escalofríos. Sabía que debía de actuar rápido, pues de ello dependía el éxito de la investigación. Al mirar a mi alrededor pude avistar una red con alguna que otra cosa enredada en ellas y un sombrero usado por los marineros del puerto.
Usar todo aquello como una rápida tapadera era mi mejor opción, por lo que agarré aquella red, corrí un par de metros de la choza y me giré, pretendiendo que venía de un penoso día de pesca e iba a la tirar mis cosas encima de aquellas cajas.
— Maldición, no hay un maldito pez en este jodido mar. Al parecer hoy habrán frijoles para cenar de nuevo — Hice mi mejor actuación como pescador, cosa que no era muy difícil al haberme criado en Rostock. Pese al esfuerzo de interpretación no dejé de escuchar cualquier conversación importante proveniente de la choza.