Umibozu
El Naufragio
31-10-2024, 12:34 PM
La situación estaba tranquila. Nadie parecía haber caído en las provocaciones de Timsy, lo cual agradecía. Me había propuesto pasar una mañana tranquila, no tener que actuar de pacificador. Aspiraba profundamente la pipa, llenando así los pulmones de humo. La combustión de las plantas marinas empezaba a dejar un agradable olor a mar en el ambiente. Podías sentir el salitre inundando las fosas nasales y adhiriéndose a tus escamas. O piel en el caso de los humanos. O pelo en el caso del panda parlante. Sentir el humo calentando la caja torácica mientras disfrutaba del sonido de las olas de fondo era algo increíblemente relajante. Las aves piaban, acompañando con su melodía la base marina. Al exhalar el aire trataba de hacer formas con el humo. Movía los labios de formas harto cómicas y ridículas para conseguir moldear el gas, mientras contenía parte de él y lo liberaba en el flujo discontinuo y controlado. O lo cortaba por completo para dejar que la forma se liberase por completo y obtuviera su tan ansiada independencia. Mientras tanto, Timsy trataba de nuevo aspirar. No poder obstruir por completo la boquilla le impedía fumar con normalidad y lo que recibía en cambio era una masa de humo que le dificultaba la respiración. Naturalmente, comenzó a toser.
-¡Escamas! Tengo que hacerme una de mi tamaño…
Resoplé. Hubiera querido decirle que no debía fumar, pero, ¿quién era yo para decirle nada? A fin de cuentas se había sabido cuidar todo este tiempo él solito. Era habitual que en su edad quisiera experimentar y probar cosas nuevas. Seguramente a la primera o segunda calada se ahogaría, sentiría la lengua espesa y acartonada y dejaría de intentarlo para siempre. De hacerlo, podría decirse que sería más inteligente que yo. Aunque me encantaba fumar en pipa, sosteniendo el cazo con la mano ahuecada mientras acompasaba la respiración y paladeaba los diferentes sabores que las diferentes algas desprendían.
-Me aburro, ¿no vamos?
Asentí. Di una última calada y guardé la pipa. Después me coloqué a cuatro patas y dejé que Timsy se montara sobre mi lomo, como quién monta a un delfín domado – Un placer-lurk – añadí para despedirme del panda y del humano. Me giré y volví de nuevo a la playa hasta sumergirme en las profundidades del vasto océano que conformaba el East Blue.
-¡Escamas! Tengo que hacerme una de mi tamaño…
Resoplé. Hubiera querido decirle que no debía fumar, pero, ¿quién era yo para decirle nada? A fin de cuentas se había sabido cuidar todo este tiempo él solito. Era habitual que en su edad quisiera experimentar y probar cosas nuevas. Seguramente a la primera o segunda calada se ahogaría, sentiría la lengua espesa y acartonada y dejaría de intentarlo para siempre. De hacerlo, podría decirse que sería más inteligente que yo. Aunque me encantaba fumar en pipa, sosteniendo el cazo con la mano ahuecada mientras acompasaba la respiración y paladeaba los diferentes sabores que las diferentes algas desprendían.
-Me aburro, ¿no vamos?
Asentí. Di una última calada y guardé la pipa. Después me coloqué a cuatro patas y dejé que Timsy se montara sobre mi lomo, como quién monta a un delfín domado – Un placer-lurk – añadí para despedirme del panda y del humano. Me giré y volví de nuevo a la playa hasta sumergirme en las profundidades del vasto océano que conformaba el East Blue.