Tofun
El Largo
31-10-2024, 12:42 PM
Tadao escuchó a Rocket con una mezcla de sorpresa e incredulidad, aunque cuando oyó el sonido de pasos acercándose por las escaleras, confirmó lo que el extraño le decía. Guardó su arma, y, con una ceja arqueada y sin disimular su desconfianza, se volvió hacia el Mink, aún intentando atar cabos sobre su origen. ¿Un enviado de Mountain, tal vez? Ni siquiera le había explicado de parte de quién venía.
— Las trampas que tengo o no en mi propio cuarto no son asunto tuyo… ¿mapache? — Respondió, con el entrecejo fruncido mientras inspeccionaba a su inesperado visitante de arriba abajo. Esa apariencia era tan rara como todo lo demás de la situación. Pero al notar los artilugios que Rocket llevaba en su mochila, su recelo se redujo un poco: quien quiera que fuera, claramente entendía de inventos. Tadao, con un suspiro y resignado a esa extraña compañía, decidió seguir su sugerencia y salir antes de que los marines entraran. Desvió su mirada hacia la ventana, y mientras agarraba su propia mochila, no dejó de mirarlo fijamente, lanzando una pregunta con un tono serio y molesto:
— ¿Para quién trabajas? — Inquirió, esta vez sin dejar pasar la oportunidad de una respuesta clara.
Sin esperar mucho más, salió al balcón y apretó el botón oculto en una maceta, desplegando una larga escalera metálica que se extendió hasta el suelo. Miró de reojo la peluca que Rocket le ofrecía, bufando un poco.
—¿De verdad tengo que ponerme esto? —preguntó, a lo que Rocket solo asintió. Tadao no insistió; se la colocó y comenzó a descender, atento a cada detalle y siguiendo al Mink.
Mientras tanto, el conflicto en la taberna al norte escalaba rápidamente, convirtiéndose en una pelea total entre borrachos y oportunistas, lo que incluso atrajo a los marines. Desde la distancia, un pequeño grupo ya marchaba hacia allí, claramente alertado por la conmoción. En el apartamento, justo cuando Tadao y Rocket se escabullían, los marines derribaron la puerta y entraron de un golpe, encontrando solo una habitación vacía y en silencio. Comenzaron a comunicarse por el Den Den Mushi, pidiendo refuerzos y avisando de la situación mientras revolvían y ponían todo patas arriba.
La llamada de la patrulla llegó al cuartel sur, que estaba casi vacío debido a que la segunda patrulla había salido a controlar los disturbios de la taberna. Sin embargo, alguien atendió la llamada y la desvió a una curiosa mujer que estaba sentada en una de las tabernas del puerto, en una terraza atechada que miraba al infinito horizonte sobre la línea del mar.
— Pere, pere, pere, pere...
Un leve y delicado bufido fue la antesala al descuelgue de dicho Den Den Mushi. El rostro de Setsuna pasó de enfado a una falsa amabilidad en un parpadeo. Después, una voz angelical respondió.
— Set al aparato. Dígame. ¿En qué le puedo ayudar?
— Set... Setsuna. Disculpa, tenemos un problema y, si no lo resolvemos pronto, nos van a matar. Sé que estás de vacaciones y... — El marine dejó un hueco para recibir la respuesta de Setsuna; esta no contestó, estaba estrangulando el Den Den Mushi. — Bueno, lo del aprendiz de Mountain ha salido mal. No lo encontramos en su apartamento y su invento no está. ¿Setsuna? ¿Setsuna?
No hubo más respuesta; la agente del Gobierno Mundial había colgado el teléfono y ahora disfrutaba de su café, mirando cómo la lluvia caía sobre el agua del mar, produciendo curiosas ondulaciones circulares. No solo había tenido la mala suerte de ver sus vacaciones pasadas por agua, sino que ahora la llamaban para el trabajo. ¿Estaban de broma? Ni de coña iba a colaborar. Aun así, decidió activar su Haki de observación solo por curiosidad.
— Las trampas que tengo o no en mi propio cuarto no son asunto tuyo… ¿mapache? — Respondió, con el entrecejo fruncido mientras inspeccionaba a su inesperado visitante de arriba abajo. Esa apariencia era tan rara como todo lo demás de la situación. Pero al notar los artilugios que Rocket llevaba en su mochila, su recelo se redujo un poco: quien quiera que fuera, claramente entendía de inventos. Tadao, con un suspiro y resignado a esa extraña compañía, decidió seguir su sugerencia y salir antes de que los marines entraran. Desvió su mirada hacia la ventana, y mientras agarraba su propia mochila, no dejó de mirarlo fijamente, lanzando una pregunta con un tono serio y molesto:
— ¿Para quién trabajas? — Inquirió, esta vez sin dejar pasar la oportunidad de una respuesta clara.
Sin esperar mucho más, salió al balcón y apretó el botón oculto en una maceta, desplegando una larga escalera metálica que se extendió hasta el suelo. Miró de reojo la peluca que Rocket le ofrecía, bufando un poco.
—¿De verdad tengo que ponerme esto? —preguntó, a lo que Rocket solo asintió. Tadao no insistió; se la colocó y comenzó a descender, atento a cada detalle y siguiendo al Mink.
Mientras tanto, el conflicto en la taberna al norte escalaba rápidamente, convirtiéndose en una pelea total entre borrachos y oportunistas, lo que incluso atrajo a los marines. Desde la distancia, un pequeño grupo ya marchaba hacia allí, claramente alertado por la conmoción. En el apartamento, justo cuando Tadao y Rocket se escabullían, los marines derribaron la puerta y entraron de un golpe, encontrando solo una habitación vacía y en silencio. Comenzaron a comunicarse por el Den Den Mushi, pidiendo refuerzos y avisando de la situación mientras revolvían y ponían todo patas arriba.
La llamada de la patrulla llegó al cuartel sur, que estaba casi vacío debido a que la segunda patrulla había salido a controlar los disturbios de la taberna. Sin embargo, alguien atendió la llamada y la desvió a una curiosa mujer que estaba sentada en una de las tabernas del puerto, en una terraza atechada que miraba al infinito horizonte sobre la línea del mar.
— Pere, pere, pere, pere...
Un leve y delicado bufido fue la antesala al descuelgue de dicho Den Den Mushi. El rostro de Setsuna pasó de enfado a una falsa amabilidad en un parpadeo. Después, una voz angelical respondió.
— Set al aparato. Dígame. ¿En qué le puedo ayudar?
— Set... Setsuna. Disculpa, tenemos un problema y, si no lo resolvemos pronto, nos van a matar. Sé que estás de vacaciones y... — El marine dejó un hueco para recibir la respuesta de Setsuna; esta no contestó, estaba estrangulando el Den Den Mushi. — Bueno, lo del aprendiz de Mountain ha salido mal. No lo encontramos en su apartamento y su invento no está. ¿Setsuna? ¿Setsuna?
No hubo más respuesta; la agente del Gobierno Mundial había colgado el teléfono y ahora disfrutaba de su café, mirando cómo la lluvia caía sobre el agua del mar, produciendo curiosas ondulaciones circulares. No solo había tenido la mala suerte de ver sus vacaciones pasadas por agua, sino que ahora la llamaban para el trabajo. ¿Estaban de broma? Ni de coña iba a colaborar. Aun así, decidió activar su Haki de observación solo por curiosidad.
KENB801
KENBUNSHOKU
Haki avanzado
Tier 8
No Aprendida
12
1
Permite al usuario percibir con precisión la presencia de otros seres vivos en un área, siendo capaz de apreciar las emociones que exterioricen y de forma superficial las hostilidad que realmente tienen. Así como estimar de forma precisa el poder de los demás (Su Nivel). Si lo activa puede anticiparse a un ataque obteniendo para ello un bono de +15 [Reflejos].
Área: [VOLx20] metros | +15 [REF]