¿Sabías que…?
... el autor de One Piece, Eichiro Oda, hay semanas en las que apenas duerme 3 horas al día para poder alcanzar la entrega del capitulo a tiempo.
[Aventura] [T4] ¿Alcohólicos anónimos? ¡Trae hielos!
Tofun
El Largo
Mientras la anciana se alejaba, Tofun sintió una punzada de incomodidad. Su mirada llena de preocupación lo seguía como un eco, y se preguntó si realmente era tan evidente que el demonio lo acompañaba en cada paso. Con un suspiro, se dirigió de nuevo a la barra de la taberna, agradeciendo el vaso de hielo que la camarera le había servido. Al menos había algo en lo que no podía fallar: el hielo. "Gracias", murmuró, sintiendo que su voz era apenas un susurro. Después de un trago de ese vaso lleno de hielo, se dirigió hacia el edificio rojo junto a los balleneros. La puerta desgastada lo recibió con una falta de brillo que le recordaba sus propias noches de desenfreno. Al cruzar el umbral, el silencio lo envolvió como una manta pesada. Se acercó con cautela, cada paso resonando en su mente inquieta.

Frente a él, un hombre de unos cuarenta años lo miraba con una sonrisa amable. Su pregunta le pareció un golpe en el pecho. “¿Y tú? ¿Cómo te llamas? ¿Has venido a encaminar tu vida, amigo?”. Tofun sintió un sudor frío recorrer su espalda y, con un nudo en la garganta, respondió tímidamente.  — Soy Tofun... y supongo que sí. Hmprf...

El hombre tomó su vaso y se fue, dejándolo solo en una espera incómoda. La ansiedad le oprimía el pecho, y la sensación de estar fuera de lugar se intensificó. Cuando el hombre volvió, lo condujo a una sala donde varias sillas estaban dispuestas en círculo. Al tomar asiento, Tofun sintió que las sillas no estaban hechas para él, lo que solo aumentó su incomodidad. A su alrededor, las miradas eran un reflejo de historias tristes, lo que le hizo reflexionar sobre la metáfora de los hielos que el hombre había mencionado. "¿Derritiéndose, eh? No sé...", pensó, escéptico. Había vivido lo suficiente como para no creer en verdades tan simples.

El hombre, que se presentó como Damián, comenzó a contar su historia. Tofun lo escuchó con atención, aunque no logró empatizar del todo con él; su lucha parecía distinta, más profunda. Sin embargo, cuando Damián le tendió la mano y le cedió el turno de palabra, una risa nerviosa se escapó de sus labios.

— Je... jeje...

Se rascó la cabeza, sintiendo que todos los ojos estaban sobre él. ¿Por dónde empezar? Cogió aire y se preparó, inspirado ligeramente por el ritmo de Stan intentó resumir sus anécdotas.

Bueno, supongo que mi carrera de bebedor comenzó en la taberna de mi pueblo. Una vez, tras un par de tragos de ron, decidí que era una buena idea retar a un marinero a quién podía beber más rápido. La última vez que vi a ese tipo, estaba cantando una balada sobre sirenas en medio de la calle. Yo solo recuerdo haberme desmayado y despertarme en el muelle, abrazado a un barril de ron. ¡Eso es lo que yo llamo hacer amigos! Tenía nueve años.

Sonreí inocente.

Con el tiempo me aficioné, y a mis trece años ya era todo un experto. Pronto me fui de casa a explorar el mundo; ahí me aficioné de verdad, probé de todo y aprendí a entender el encanto que hay detrás de cada alcohol, de cada tono, de cada nota, de cada textura. Es un mundo increíble si lo sabes apreciar; la gente que hace licores son verdaderos maestros del paladar.

Asentí convencido.

Después monté mi propio bar. No iba muy allá; me bebía la mitad de la mercancía, y por si fuera poco, una banda llamada "Los Galácticos" me asaltó y me hizo cerrarlo. Volví a casa con el rabo entre las piernas y después volví a las andadas. Formé parte de un grupo de borrachos, los Piezas... unos cracks. Solo Dios sabe cuánto bebimos en aquella época. El caso es que en una de nuestras últimas misiones fuimos a robar a los Blackmore. Allí me vi atrapado en un gran barril de vino de 400 litros. No podía salir, así que... ¿qué remedio? Me lo bebí entero. Caí redondo, fui capturado y estuve 35 años en la cárcel.

Hice una pausa para valorar la situación, decidí no revelar los secretos de mi Akuma.

Cumplí condena; me pasé todos esos años creando licores. Aprendí del oficio, descubrí los detalles; me hice un experto. Soy capaz de distinguir cualquier matiz, de encasillar cualquier vino, de saber la procedencia de una cerveza solo rozando su espuma con mis labios. Me he hecho un maestro, un especialista; no conoceréis a persona más apta, os lo aseguro. Podría prepararos vuestro trago ideal, revivir vuestros mejores momentos a través del líquido, haceros llorar de la emoción. Os lo juro que sí.

No mentía, pero me despisté; casi parecía que estaba incentivando a todos a caer en el vicio.

El caso es que, desde que salí de la cárcel, no he dejado de beber en demasía ni un solo día. He bebido cantidades ingentes, de verdad. Y entre una celebración por salir, otra por una historia de una boda, otra por reunir a un grupo y otra por liberar a Oykot... Pues aquí estoy, intentando reconducir mi vida.

Sonreí contento. Menuda chapa había metido.
#6


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RE: [T4] ¿Alcohólicos anónimos? ¡Trae hielos! - por Tofun - 31-10-2024, 01:43 PM

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