Tofun
El Largo
31-10-2024, 04:18 PM
Tofun pegó un poderoso grito que resonó en la sala, un grito que parecía surgir desde lo más profundo de su ser. — ¡ALTO! — Su mano derecha se cerró en un puño con fuerza, mientras que con la otra apretaba la silla en la que había estado sentado, desintegrándola en mil astillas bajo la presión de su furia contenida. La escena era intensa y electrizante; todos los presentes se volvieron hacia él, las miradas llenas de sorpresa y curiosidad.
— No os voy a vender ninguna moto, nunca fue mi estilo. — Continuó, dejando que sus palabras se asentaran en el aire.— No os voy a decir que dejéis de beber, ni que no lo hagáis. El alcohol tiene sus cosas buenas y… aunque me cueste reconocerlo, también tiene sus cosas malas. Como todo en la vida. — Hizo una pausa dramática, permitiendo que su mensaje penetrara en la conciencia de todos los presentes.
— Lo importante es que seáis vosotros quienes toméis las decisiones. No dejéis que una espiral de vicio tome las riendas de vuestras vidas. ¿Qué queréis beber porque estáis con vuestros amigos y rememoráis viejos tiempos? Bien, hacedlo. Pero no lo hagáis por obligación, por inercia. — Su voz resonaba.
— Yo sueño con ser libre, en muchos aspectos de mi vida. Pero el primero de ellos es tomar mis propias decisiones y no caer en los sesgos que nos acompañan en esta vida. — La pasión en su voz era contagiosa, lo sabía.
Tofun miró a Quenpin, cuya expresión oscilaba entre la culpa y la liberación, y a los otros, que comenzaban a cuestionarse a sí mismos. ¿Estaban dispuestos a dejarse llevar por la corriente o buscarían su propio camino?
— Si alguno de vosotros decide que esta es la última vez que dejará que el alcohol dirija sus vidas, entonces seré el primero en apoyaros. Pero si decidís seguir, que sea porque elegís hacerlo, no porque el miedo o la presión social os empujen. — Su voz se suavizó un poco, casi como un llamado a la reflexión.
Tofun se sintió liberado, como si cada palabra pronunciada le hubiera permitido deshacerse de una carga que llevaba demasiado tiempo. En un momento en que la desesperación amenazaba con devorarlos, él se erguía como un faro de autodeterminación, un recordatorio de que cada uno tenía el poder de escribir su propia historia. Ahora agachó la cabeza, una potente arcada le vino al cuerpo, un síntoma de tratar de resistir la tentación, tragó saliva rapidamente tratando de recuperar la compostura, que asco.
— Buenas gentes de Oykot. — Arrancó dirigiéndose a los trabajadores de la taberna que llevaba su apodo. — Ese alcohol es vuestro, faltaría mas. Os pido perdón en nombre de este pobre diablo. — Asentí y miré hacia la dirección que llevaba a donde estaba el alcohol almacenado, eran libres, había acabado el discurso.
JIY502
JIYUUMURA KEMPO
Ofensiva activa
Tier 5
No Aprendida
66
3
Tras entrenar su caja torácica para poder aspirar una gran cantidad de aire el usuario libera todo ese aire en un grito hacia del frente con todas sus fuerzas en el que podrá hacer la proclama que desee, logrando tal grito causar un poco de daño a los oídos de los afectados en un área de 12 metros frontales causando [Miedo] por 1 Turno. Comites: El usar esta técnica en grupo uniendo los gritos y proclamas de todos los miembros incrementará la duración del [Miedo] 1 Turno por cada usuario y cuando sean 3 o más miembros aplicará [Terror] en lugar de miedo por los mismos turnos.
Daño de Básico + [FUEx2,8] de [Daño sónico]
[Daño reducido, es solo para captar su atención]
— Mi nombre es Tofun, Tofun El Largo. — Anunció con orgullo, recuperando rápidamente la compostura. Había un brillo en sus ojos, una determinación que iluminaba su rostro.— No os voy a vender ninguna moto, nunca fue mi estilo. — Continuó, dejando que sus palabras se asentaran en el aire.— No os voy a decir que dejéis de beber, ni que no lo hagáis. El alcohol tiene sus cosas buenas y… aunque me cueste reconocerlo, también tiene sus cosas malas. Como todo en la vida. — Hizo una pausa dramática, permitiendo que su mensaje penetrara en la conciencia de todos los presentes.
— Lo importante es que seáis vosotros quienes toméis las decisiones. No dejéis que una espiral de vicio tome las riendas de vuestras vidas. ¿Qué queréis beber porque estáis con vuestros amigos y rememoráis viejos tiempos? Bien, hacedlo. Pero no lo hagáis por obligación, por inercia. — Su voz resonaba.
— Yo sueño con ser libre, en muchos aspectos de mi vida. Pero el primero de ellos es tomar mis propias decisiones y no caer en los sesgos que nos acompañan en esta vida. — La pasión en su voz era contagiosa, lo sabía.
Tofun miró a Quenpin, cuya expresión oscilaba entre la culpa y la liberación, y a los otros, que comenzaban a cuestionarse a sí mismos. ¿Estaban dispuestos a dejarse llevar por la corriente o buscarían su propio camino?
— Si alguno de vosotros decide que esta es la última vez que dejará que el alcohol dirija sus vidas, entonces seré el primero en apoyaros. Pero si decidís seguir, que sea porque elegís hacerlo, no porque el miedo o la presión social os empujen. — Su voz se suavizó un poco, casi como un llamado a la reflexión.
Tofun se sintió liberado, como si cada palabra pronunciada le hubiera permitido deshacerse de una carga que llevaba demasiado tiempo. En un momento en que la desesperación amenazaba con devorarlos, él se erguía como un faro de autodeterminación, un recordatorio de que cada uno tenía el poder de escribir su propia historia. Ahora agachó la cabeza, una potente arcada le vino al cuerpo, un síntoma de tratar de resistir la tentación, tragó saliva rapidamente tratando de recuperar la compostura, que asco.
— Buenas gentes de Oykot. — Arrancó dirigiéndose a los trabajadores de la taberna que llevaba su apodo. — Ese alcohol es vuestro, faltaría mas. Os pido perdón en nombre de este pobre diablo. — Asentí y miré hacia la dirección que llevaba a donde estaba el alcohol almacenado, eran libres, había acabado el discurso.