Silver
-
31-10-2024, 09:07 PM
Bahía de los Olvidados, Isla Momobami
Día 36 de Verano del año 724
Día 36 de Verano del año 724
El hombre entrecerró los ojos, analizando a Alistair como si tratara de descifrar la razón detrás de su entusiasmo. No era común ver a alguien tan franco y seguro de sí mismo entre los muelles de la Bahía de los Olvidados, especialmente en busca de algo tan… peculiar.
—¿Una panacea, eh? —repitió, como si saboreara la palabra en sus labios. Miró alrededor, asegurándose de que nadie estuviera lo suficientemente cerca para escuchar, y luego volvió su atención hacia el revolucionario—. A veces los rumores son más letales que las bestias de esta isla, chico. Y créeme, en Momobami, las bestias pueden ser muy… persuasivas.
El hombre se rascó la barba incipiente, dejando que el silencio se extendiera por unos segundos. Finalmente, esbozó una sonrisa torcida, la clase de sonrisa que uno se pondría antes de contar una historia que preferiría olvidar.
—Esa planta de la que hablas... dicen que crece en la Selva Profunda, en los lugares donde la luz apenas alcanza. ¿Ves esa montaña allá? —señaló un oscuro perfil rocoso al norte, apenas visible entre la niebla—. Cerca de sus faldas, en un claro rodeado de árboles retorcidos. Muchos van, pocos regresan. Pero dicen que los que han vuelto, regresan… cambiados —susurró, dejando la última palabra en el aire, cargada de misterio.
Hizo una pausa, evaluando la reacción de Alistair antes de continuar.
—No soy alguien de naturaleza generosa, chico, pero estás buscando algo más que una planta si entras en esa jungla —añadió, cruzando los brazos—. Las criaturas allí no son como las que hayas visto antes, y si la bestia bicéfala de la que hablan los rumores es real, espero que tengas algo más que una espada y valentía. En la isla muchos la llaman "la Devoradora".
El apodo dejó un eco incómodo en el aire, mientras el hombre miraba hacia la jungla como si pudiera ver más allá de la niebla. ¿Era resolución o emoción lo que brillaba en los ojos de Alistair? Bueno, al menos es lo que el hombre pareció notar, pues resopló, sacudiendo la cabeza en una mezcla de respeto y resignación.
—Bien, bien… pero te diré algo más, un pequeño consejo —continuó, en un tono más suave—. Si vas a entrar, busca a un guía. Algunos de los que han sobrevivido a la Selva Profunda merodean la bahía de vez en cuando, vendiendo historias por un par de monedas. Pueden decirte cómo moverte sin despertar a las sombras que habitan allí.
El hombre hizo un ademán en dirección a la taberna cercana, la misma que antes había captado la atención de Alistair. Era un lugar oscuro y apenas iluminado, donde las sombras parecían bailar con las llamas de las velas parpadeantes, como si ocultaran secretos.
—Intenta allí si estás decidido. Y, si me permites un consejo, chico… siempre guarda una mano en tu cartera y la otra en el mango de tu espada. Podrías necesitar ambas para de salir de aquí con vida.