King Kazma
Shiromimi
01-11-2024, 04:16 AM
Su tren de pensamiento había sido interrumpido por Tenka apoyando una mano en su hombro. Al parecer, para volverlo invisible. No era exactamente lo que tenía en mente, ya que lo mejor era ahorrarse la invisibilidad sólo para el zorro. Si a ellos no los veía nadie en ningún momento, los demás lo tendrían más difícil para superar a los enemigos que encontrasen. La columna vertebral de aquel plan era separarse y distribuirse a cualquier persona encargada de la seguridad de aquel palacete. Tenían muchas más posibilidades de salir todos bien parados de esa manera. Para entrar en el edificio podía estar bien, menos posibilidades de que los atrapasen antes siquiera de poder acercarse al tesoro, que era su objetivo. Lo que sí que no entendió fue aquello de hacer invisible un trozo de pared para ver el interior cuando… tenían una ventana bien grande justo al lado. – Tenka… Te das cuenta de que las ventanas nos permiten ver hacia dentro, ¿no? Y somos invisibles. – Inquirió, susurrando, aunque no había nadie cerca que pudiera oírles hablar.
El conejo se aproximó a la ventana y fundió un trozo de cristal para poder llegar al pestillo que la mantenía cerrada y así poder abrirla. Una vez dentro la cerraría de nuevo. Un agujero en la ventana podía pasar desapercibido un tiempo, especialmente de noche, pero una ventana abierta de par en par era sospechosa. King quitaría la mano de Tenka de su hombro, volviéndose visible de nuevo. – La idea detrás de que haya tres grupos es cubrir más espacio en menos tiempo y que los guardias nos ataquen por igual en lugar de enfocarse en uno solo. – Le explicó, por si no había quedado claro en el tejado de aquel edificio. Tal vez se había explicado mal o Tenka no le había oído bien. Tenían que encontrar una escalera que bajase. Si él fuera rico guardaría las cosas de valor bajo tierra, donde era más difícil entrar y salir y, por tanto, más fácil de defender. La primera zona a explorar sería la más pequeña. A juzgar por la distribución de la casa, lo suyo sería continuar por aquel ala. Si quería no dejarse ningún rincón por mirar, la puerta que tenía a la izquierda nada más entrar por la ventana era la mejor opción.
King abriría la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido para ver qué había en el interior de ese cuarto. Podía estar vacío o podía haber alguien durmiendo o haciendo sabe Dios qué. Pero en cuanto tocó el pomo se detuvo, ahora sí que era útil volver invisible un cacho de pared o de puerta para mirar. – Tenka, quiero ver qué hay al otro lado. – Habló, todavía bajo como para que nadie que no estuviera a menos de cuatro metros pudiera escucharle. Ahora que caía… aquel sitio era realmente enorme. Visto desde fuera se veía que era grande, pero desde dentro… aquel lugar era enorme. Sólo la alfombra que habían pisado al entrar por la ventana podría enrollarlos a todos juntos.
El conejo se aproximó a la ventana y fundió un trozo de cristal para poder llegar al pestillo que la mantenía cerrada y así poder abrirla. Una vez dentro la cerraría de nuevo. Un agujero en la ventana podía pasar desapercibido un tiempo, especialmente de noche, pero una ventana abierta de par en par era sospechosa. King quitaría la mano de Tenka de su hombro, volviéndose visible de nuevo. – La idea detrás de que haya tres grupos es cubrir más espacio en menos tiempo y que los guardias nos ataquen por igual en lugar de enfocarse en uno solo. – Le explicó, por si no había quedado claro en el tejado de aquel edificio. Tal vez se había explicado mal o Tenka no le había oído bien. Tenían que encontrar una escalera que bajase. Si él fuera rico guardaría las cosas de valor bajo tierra, donde era más difícil entrar y salir y, por tanto, más fácil de defender. La primera zona a explorar sería la más pequeña. A juzgar por la distribución de la casa, lo suyo sería continuar por aquel ala. Si quería no dejarse ningún rincón por mirar, la puerta que tenía a la izquierda nada más entrar por la ventana era la mejor opción.
King abriría la puerta con cuidado de no hacer mucho ruido para ver qué había en el interior de ese cuarto. Podía estar vacío o podía haber alguien durmiendo o haciendo sabe Dios qué. Pero en cuanto tocó el pomo se detuvo, ahora sí que era útil volver invisible un cacho de pared o de puerta para mirar. – Tenka, quiero ver qué hay al otro lado. – Habló, todavía bajo como para que nadie que no estuviera a menos de cuatro metros pudiera escucharle. Ahora que caía… aquel sitio era realmente enorme. Visto desde fuera se veía que era grande, pero desde dentro… aquel lugar era enorme. Sólo la alfombra que habían pisado al entrar por la ventana podría enrollarlos a todos juntos.