Ray
Kuroi Ya
01-11-2024, 09:19 PM
El rostro de los piratas palidece cuando el revolucionario les pregunta acerca del motivo por el que no pueden cazar en la selva y por el que le han aconsejado encarecidamente no hacerlo. Los tres se quedan callados durante unos segundos que se alargan hasta el punto de parecer minutos. El capitán traga saliva y dice con voz ligeramente temblorosa:
- No quieras saberlo... Dejémoslo en que algo protege la jungla.
No parece dispuesto a decir nada más sobre el tema, pero su miedo al simplemente mencionarlo es absolutamente patente. En cuanto a los simios que debes buscar, al preguntar acerca de ellos el que porta una gigantesca sartén te dice:
- Se los conoce como monorámpagos. Son pequeños, de no más de medio metro de altura. Son muy numerosos y suelen ir en pequeños grupos. Les gusta jugar a chocar las cornamentas entre sí.
Sales de la bahía flotante en dirección a la selva, en una pequeña barquita de remos que te prestan y que te lleva hasta allí.
La jungla es tan impresionante como aparentaba si no más aún. Árboles de todas clases se agolpan entre sí, sus copas fundiéndose en una densa maraña verde. Hay troncos gruesos y finos, más altos y más bajos. Es un lugar donde la naturaleza brilla en todo su esplendor. Hierba y arbustos adornan el suelo, y multitud de insectos y pequeños roedores se mueven entre la vegetación.
Si avanzas un poco llega un punto en el que te encuentras ante una disyuntiva. Dado que no hay caminos, pues es un lugar de naturaleza virgen que la mano humana no ha modificado, es difícil saber por dónde ir. A tu derecha a lo lejos, a unos treinta metros, puedes intuir que hay un pequeño claro, pues ves la luz entrar con más fuerza. Pero más adelante y ligeramente hacia tu izquierda escuchas un sonido como de agua, por lo que es posible que haya un pequeño lago o un riachuelo. En cualquier otra dirección todo lo que ves son árboles.
- No quieras saberlo... Dejémoslo en que algo protege la jungla.
No parece dispuesto a decir nada más sobre el tema, pero su miedo al simplemente mencionarlo es absolutamente patente. En cuanto a los simios que debes buscar, al preguntar acerca de ellos el que porta una gigantesca sartén te dice:
- Se los conoce como monorámpagos. Son pequeños, de no más de medio metro de altura. Son muy numerosos y suelen ir en pequeños grupos. Les gusta jugar a chocar las cornamentas entre sí.
Sales de la bahía flotante en dirección a la selva, en una pequeña barquita de remos que te prestan y que te lleva hasta allí.
La jungla es tan impresionante como aparentaba si no más aún. Árboles de todas clases se agolpan entre sí, sus copas fundiéndose en una densa maraña verde. Hay troncos gruesos y finos, más altos y más bajos. Es un lugar donde la naturaleza brilla en todo su esplendor. Hierba y arbustos adornan el suelo, y multitud de insectos y pequeños roedores se mueven entre la vegetación.
Si avanzas un poco llega un punto en el que te encuentras ante una disyuntiva. Dado que no hay caminos, pues es un lugar de naturaleza virgen que la mano humana no ha modificado, es difícil saber por dónde ir. A tu derecha a lo lejos, a unos treinta metros, puedes intuir que hay un pequeño claro, pues ves la luz entrar con más fuerza. Pero más adelante y ligeramente hacia tu izquierda escuchas un sonido como de agua, por lo que es posible que haya un pequeño lago o un riachuelo. En cualquier otra dirección todo lo que ves son árboles.