Takahiro
La saeta verde
01-11-2024, 09:58 PM
(Última modificación: 01-11-2024, 09:59 PM por Takahiro.)
El gen competitivo que tenía Takahiro afloró en ese preciso instante, llegando incluso a llevar la mano hacia el lugar donde debería estar su espada, mas no había nada. Era cierto, estaban en una carrera de obstáculos. Miraba a Ray con una extraña mezcla de nervios y emoción. ¿Proponerle otra carrera sin límites en lo que valía todo? Era algo demasiado simple, incluso el peliverde era consciente que no podía competir con el poder físico que te otorgaba una fruta del diablo. Sin embargo, era alguien orgulloso, así que no podía quedarse callado.
—Cuando quieras, socio —le dijo, colocándose justo frente a él—. Tú en tu forma de zángano y yo usando mis desplazamientos, a ver quién gana.
Hasta ese momento no se había fijado tan meticulosamente en la complexión física de Ray y, como decía el dicho, las apariencias engañaban. Si bien parecía alguien con un físico y unas capacidades estándar, como las suyas, era alguien que guardaba un gran poder su interior, sin contar que tenía una inteligencia superior a la media del cuartel —aunque tampoco era muy difícil eso—. Takahiro notaba tensión en el ambiente, pero no fue hasta que apareció el comandante Buchanan que desapareció.
—Bien —dijo, llamando la atención de todos. Buchanan tenía una voz imponente, incluso cuando estaba calmado, al menos para Takahiro—. Si lo que queréis en medir vuestras habilidades, ¿por qué no os medís en un combate? —preguntó—. En mi época era la manera en la que se resolvían esos asuntos. ¿Quién es más rápido? ¿Quién aprovecha mejor sus capacidades? Hacedlo de esa forma. Eso sí, luego no quiero rencores. Lo que ocurra en el campo, se queda en el campo.
—Por mi no hay problema —dijo Takahiro—. Depende de si Ray se atreve a combatir contra mí.
Aquellas palabras fueron seguidas de un guiño y una sonrisa vacilona. La intención del espadachín era intentar provocar a su amigo, tratando de evocar un sentimiento de competitividad que terminara desembocando en un combate. Realmente, luchar contra alguien como Raimond podía ser una buena forma de testear todos los entrenamientos que había realizado en solitario durante las últimas semanas. ¿Sería capaz de igualar a alguien a quien consideraba diestro en combate? Era posible, aunque cabría la posibilidad de que no.
Tras la respuesta de Ray —algo ya hablado Offrol para contextualizar todo—, Takahiro se dirigió hacia a los barracones a por Samidare, su katana, además de para ponerse un atuendo con el que se encontrara más cómodo. Tras ello, fue directo hacia el campo de entrenamiento número ocho. Se encontraba en la parte trasera del cuartel del G-31. Era un lugar pequeño en comparación con otros, de apenas unos seiscientos metros cuadrados, de treinta de largo por veinte de ancho. Su suelo era de césped natural, como los que usaban en los deportes de pelota. Había varias rocas grandes en una esquina, una especie de grada en uno de los laterales y algo de maleza sin cortar. Un lugar bastante simple.
El comandante Buchanan ya se encontraba allí, justo en el epicentro de aquel campo. En las gradas había algunas personas que habían ido a cotillear el combate, a fin de cuentas no todos los días dos de los bautizados por muchos como promesas de la marina iban a batirse en duelo «oficial», por llamarlo de alguna manera.
—Espero que sea un combate limpio, caballeros —dijo Buchanan—. Os daré la señal cuando estéis listos.
—¿Por quien nos tomas? —preguntó el marine, agachándose y arrancando unas hojas del cesped—. Nosotros somos gente con pundonor.
La mano de Takahiro ya estaba aferrada a la empuñadura de su katana, ansioso por ver de que estaba hecho su compañero. Respiraba con calma y, en el momento en el que Buchanan golpeó el suelo, haciendo que temblara todo durante un breve instante, y desapareció el combate había comenzado.
«Quien golpea primero, golpea dos veces»
Esa frase siempre había acompañado a Takahiro, que durante su infancia se había metido en más de algún lío en Nanohana. Es por ello que, tras lanzar las hojas hacia el frente a modo de distracción [truco de manos, mirar spoiler], se abalanzó sobre Ray a gran velocidad, impulsándose con el pie derecho que tenía ligeramente retrasado hasta situarse justo frente a él, en un abrir y cerrar de ojos, desenfundando su espada y trazando un corte diagonal ascendente, buscando realizarle una herida en el torso.
—Battojutsu: Destello gláuco —diría justo después, volviendo a enfundar su arma para prepararse para una respuesta de su contrincante.
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