Galhard
Gal
02-11-2024, 02:30 AM
Galhard escuchó a Asradi con una sonrisa que reflejaba la complicidad de aquel momento. Se permitió relajar los hombros, notando cómo el peso del día parecía desaparecer al escuchar las risas y la música de la fiesta que seguía a su alrededor. La sirena, con su manera sincera y la forma en que hablaba de lo importante que era la gente en su vida, le recordaba lo sencillo que podía ser encontrar algo de paz en medio de tanto caos.
—No es tan común encontrar a alguien con quien puedas compartir estos momentos y sentirte... simplemente bien —respondió, tomando un sorbo de su vino y saboreándolo sin prisa —Así que sí, me alegra que nuestros caminos se hayan cruzado de nuevo. Y en cuanto a la playa... —hizo una pausa, soltando una leve risa— sí, he pasado algunas tardes allí, comiendo y dejando que el mar me devuelva la calma. Pero te confieso que no es lo mismo sin compañía.—
La sorpresa de Asradi al mencionar que era la primera vez que probaba vino hizo que Galhard la mirara con una mezcla de curiosidad y ternura. A veces olvidaba lo poco que sabía de su historia, pero había aprendido a respetar los límites que ella misma ponía.
—Bueno, entonces me honra que tu primer brindis sea conmigo —dijo, alzando su copa en un gesto ligero y desenfadado— Puede que este sea el comienzo de una buena tradición. Algo que esperar con ansias la próxima vez que coincidamos.—
El murmullo de la fiesta envolvía sus palabras, y Galhard se dejó llevar por la calidez del momento. No era un hombre que se permitiera muchas distracciones, pero entendía que estos pequeños respiros eran los que le recordaban lo que realmente importaba.
—Sabes, es curioso cómo estas cosas surgen cuando menos las esperas. —Volvió la vista hacia la multitud, donde la risa y la camaradería se mezclaban con la música—. A veces solo necesitas un recordatorio de que no todo en la vida es un deber, que también hay espacio para... bueno, esto.—
Levantó su copa nuevamente hacia Asradi, con una sonrisa que reflejaba la ligereza del momento.
—A los encuentros inesperados y a las tradiciones recién nacidas —dijo, chocando su copa con la de ella.
El sabor especiado del vino le recordó que había momentos que debían disfrutarse por lo que eran, sin pensar demasiado en lo que vendría después. Y con Asradi a su lado, por un rato, todo parecía estar en su lugar.
—No es tan común encontrar a alguien con quien puedas compartir estos momentos y sentirte... simplemente bien —respondió, tomando un sorbo de su vino y saboreándolo sin prisa —Así que sí, me alegra que nuestros caminos se hayan cruzado de nuevo. Y en cuanto a la playa... —hizo una pausa, soltando una leve risa— sí, he pasado algunas tardes allí, comiendo y dejando que el mar me devuelva la calma. Pero te confieso que no es lo mismo sin compañía.—
La sorpresa de Asradi al mencionar que era la primera vez que probaba vino hizo que Galhard la mirara con una mezcla de curiosidad y ternura. A veces olvidaba lo poco que sabía de su historia, pero había aprendido a respetar los límites que ella misma ponía.
—Bueno, entonces me honra que tu primer brindis sea conmigo —dijo, alzando su copa en un gesto ligero y desenfadado— Puede que este sea el comienzo de una buena tradición. Algo que esperar con ansias la próxima vez que coincidamos.—
El murmullo de la fiesta envolvía sus palabras, y Galhard se dejó llevar por la calidez del momento. No era un hombre que se permitiera muchas distracciones, pero entendía que estos pequeños respiros eran los que le recordaban lo que realmente importaba.
—Sabes, es curioso cómo estas cosas surgen cuando menos las esperas. —Volvió la vista hacia la multitud, donde la risa y la camaradería se mezclaban con la música—. A veces solo necesitas un recordatorio de que no todo en la vida es un deber, que también hay espacio para... bueno, esto.—
Levantó su copa nuevamente hacia Asradi, con una sonrisa que reflejaba la ligereza del momento.
—A los encuentros inesperados y a las tradiciones recién nacidas —dijo, chocando su copa con la de ella.
El sabor especiado del vino le recordó que había momentos que debían disfrutarse por lo que eran, sin pensar demasiado en lo que vendría después. Y con Asradi a su lado, por un rato, todo parecía estar en su lugar.