Jack D. Agnis
Golden Eyes
03-11-2024, 04:51 AM
Aunque mis rodillas dolían como el mismísimo infierno, logré llegar al otro lado de la pared, junto a Tenka y King. Me sacudí el polvo mientras me ponía de pie, solo para darme cuenta de que estaba completamente solo. Miré alrededor, arqueando una ceja y haciendo muecas de extrañeza mientras giraba la cabeza de un lado a otro.
—¿Dónde demonios se metieron esos idiotas? —murmuré, encogiéndome de hombros y restándole importancia y enfocando mi atención en la mansión frente a mí, esbozando una sonrisa entusiasmada mientras apretaba el puño con emoción. Si hubiera tenido ambas manos, las habría frotado una contra la otra.
Sin perder tiempo, me dirigí a una de las ventanas con la intención de abrirla. Justo cuando me acercaba, noté un destello rojo en el vidrio que hizo que este se derritiera y abriera un espacio en la ventana. Tras ellos aparecieron Tenka y King, frente a la misma, entendiendo la sitaucion que acaba de pasar.
“Tch malditos usuarios de frutas” pensé algo molesto, por la terrible ventaja que tenían estos a comparación de los humanos comunes, como yo.
—Ahí están. Pensé que se habían adelantado —dije con una sonrisa, siguiendo a ambos hacia el interior de la mansión y admirando todo a nuestro alrededor.
—Carajo, estos sí que nadan en dinero. Esta cosa es gigantesca —mascullé, girando lentamente para observar el lugar, con una sonrisa burlona.
-Los dueños deben ser dos gordos que no mueven el trasero en años. Al menos yo lo sería si viviera aquí.- mascullé sorprendido por la magnificencia de aquel lugar.
Desde nuestra posición, podía oír los pasos apresurados de la servidumbre. Parecían ser bastantes, pero lo que más llamó mi atención fue la bodega que estaba a un lado y como no podía desaprovechar la oportunidad de beber algo, me acerqué a explorar aquel sitio para ver si tenían algo de calidad para beber. ¿Qué clase de asalto sería sin un poco de alcohol?
—¿Alguien quiere algo para tomar? —pregunté, mientras trataba de abrir un barril para probar el trago de estos ricachones tenia allí escondido.
Tras dar un sorbo, si es que lograba abrir el barril, alcé la vista para ver a King y Tenka fisgoneando en una habitación cercana, por lo que me acerqué a ellos y sugerí:
—¿No sería mejor que entremos y eliminemos a cualquiera que esté ahí? O si es servidumbre, los coaccionamos para que nos lleven directamente a la cúpula. Los sirvientes saben más de lo que deberían. Seguro las mucamas saben hasta qué sabor tiene la verga del patrón —solté con tono burlón y divertido, disfrutando la idea.
—¿Dónde demonios se metieron esos idiotas? —murmuré, encogiéndome de hombros y restándole importancia y enfocando mi atención en la mansión frente a mí, esbozando una sonrisa entusiasmada mientras apretaba el puño con emoción. Si hubiera tenido ambas manos, las habría frotado una contra la otra.
Sin perder tiempo, me dirigí a una de las ventanas con la intención de abrirla. Justo cuando me acercaba, noté un destello rojo en el vidrio que hizo que este se derritiera y abriera un espacio en la ventana. Tras ellos aparecieron Tenka y King, frente a la misma, entendiendo la sitaucion que acaba de pasar.
“Tch malditos usuarios de frutas” pensé algo molesto, por la terrible ventaja que tenían estos a comparación de los humanos comunes, como yo.
—Ahí están. Pensé que se habían adelantado —dije con una sonrisa, siguiendo a ambos hacia el interior de la mansión y admirando todo a nuestro alrededor.
—Carajo, estos sí que nadan en dinero. Esta cosa es gigantesca —mascullé, girando lentamente para observar el lugar, con una sonrisa burlona.
-Los dueños deben ser dos gordos que no mueven el trasero en años. Al menos yo lo sería si viviera aquí.- mascullé sorprendido por la magnificencia de aquel lugar.
Desde nuestra posición, podía oír los pasos apresurados de la servidumbre. Parecían ser bastantes, pero lo que más llamó mi atención fue la bodega que estaba a un lado y como no podía desaprovechar la oportunidad de beber algo, me acerqué a explorar aquel sitio para ver si tenían algo de calidad para beber. ¿Qué clase de asalto sería sin un poco de alcohol?
—¿Alguien quiere algo para tomar? —pregunté, mientras trataba de abrir un barril para probar el trago de estos ricachones tenia allí escondido.
Tras dar un sorbo, si es que lograba abrir el barril, alcé la vista para ver a King y Tenka fisgoneando en una habitación cercana, por lo que me acerqué a ellos y sugerí:
—¿No sería mejor que entremos y eliminemos a cualquiera que esté ahí? O si es servidumbre, los coaccionamos para que nos lleven directamente a la cúpula. Los sirvientes saben más de lo que deberían. Seguro las mucamas saben hasta qué sabor tiene la verga del patrón —solté con tono burlón y divertido, disfrutando la idea.