Jack D. Agnis
Golden Eyes
03-11-2024, 05:53 AM
(Última modificación: 03-11-2024, 05:54 AM por Jack D. Agnis.)
Al oir sus palabras, lancé una risa grave y descuidada mientras se rascaba la barba y miraba a los muchachos de arriba a abajo.
—Vaya, vaya, un filo es un filo, eh? En eso tienes razón. Aunque yo tengo mi propio estilo, pero ya veo que ustedes toman esto muy en serio. Eso me agrada —exclamé, cruzándome de brazos y mostrando una sonrisa divertida en mis labios.
- Pues la verdad es que mientras viajas por todos lados, escuchas un montón de estupideces sobre espadas, katanas y de todo eso... pero, ¿quién necesita tanto problema? Mientras que el filo corte, es suficiente para mi.- le respondí al niño, esperando que aquella respuesta le sentara bien.
Vi cómo se pasaban miradas entre ellos, intercambiando esas palabras silenciosas que los hermanos parecen tener, y la situación me resultó tan divertida que solté una risa, pero esta vez fue algo mas silenciosa y personal.
-Ya veo- mascullé oyendo la respuesta de aquel muchacho. Para tener su edad, sus respuestas eran demasiadas maduras y extrañas, pero supuse que al vivir tanto tiempo en un dojo, las costumbres se arraigaban con gran fuerza.
-Supongo que tendré que averiguarlo por mi mismo si su maestro quiere enseñarme o no?- les dije sonriente y lleno de emoción y curiosidad por ese maestro, al cual tanto nombraban estos mocosos de mierda.
-Soy Jack, un placer conocerlos y claro que los ayudaré. No me cuesta nada hacerlo. Es lo menos que puedo hacer, no les parece? - mi sonrisa no desapareció aunque la cesta parecía ser pesada.
"Una mano lava la otra y dos lavan el culo" pensé divertido.
Luego de que Dori finalmente me ofreció la cesta, la observé un instante, midiendo su tamaño, y notando que esta estaba llena hasta el borde con vegetales y era tan voluminosa que cualquiera podría tambalearse, pero a diferentes de otras personas, al ser carpintero y tener una sola mano, estaba acostumbrado a llevar cosas pesadas, asique aquella canasta de mierda no seria un para nada un reto para mi.
Sin tardar mas, extendí mi mano y con gran facilidad, tomé aquella canasta y la apoyé como pude en mi hombro. Dejaría que el mismo cargara con todo el peso, mientras la sujetaba con mi mano para que esta no se cayera.
—¿Cada cuanto tienen que cargar esto hasta el Dojo? — pregunté con curiosidad, al notar que su peso era algo grande para muchachos como ellos. Solo esperaba que el camino hacia el mismo fuera mas fácil y corto de lo que había podido averiguar.
-Por otro lado, ¿esto es una prueba que intentan hacerme o simplemente buscan disminuir su trabajo? No me enojaré si es lo segundo. Yo haría lo mismo- exclamé divertido, mientras esperaba que aquellos mocosos comenzaran a caminar enseñándome el camino hacia aquel dojo, al cual ansiaba llegar.
Una vez que ellos se pusieran en marcha, los seguiría de cerca pero al final de aquella comitiva. Como conocedores de aquel terreno y camino, supuse que conocían la mejor manera de llegar y pisarían en lugares puntuales para no resbalarse, por lo que imitaría, cada vez que pudiera, sus pasos.
—Vaya, vaya, un filo es un filo, eh? En eso tienes razón. Aunque yo tengo mi propio estilo, pero ya veo que ustedes toman esto muy en serio. Eso me agrada —exclamé, cruzándome de brazos y mostrando una sonrisa divertida en mis labios.
- Pues la verdad es que mientras viajas por todos lados, escuchas un montón de estupideces sobre espadas, katanas y de todo eso... pero, ¿quién necesita tanto problema? Mientras que el filo corte, es suficiente para mi.- le respondí al niño, esperando que aquella respuesta le sentara bien.
Vi cómo se pasaban miradas entre ellos, intercambiando esas palabras silenciosas que los hermanos parecen tener, y la situación me resultó tan divertida que solté una risa, pero esta vez fue algo mas silenciosa y personal.
-Ya veo- mascullé oyendo la respuesta de aquel muchacho. Para tener su edad, sus respuestas eran demasiadas maduras y extrañas, pero supuse que al vivir tanto tiempo en un dojo, las costumbres se arraigaban con gran fuerza.
-Supongo que tendré que averiguarlo por mi mismo si su maestro quiere enseñarme o no?- les dije sonriente y lleno de emoción y curiosidad por ese maestro, al cual tanto nombraban estos mocosos de mierda.
-Soy Jack, un placer conocerlos y claro que los ayudaré. No me cuesta nada hacerlo. Es lo menos que puedo hacer, no les parece? - mi sonrisa no desapareció aunque la cesta parecía ser pesada.
"Una mano lava la otra y dos lavan el culo" pensé divertido.
Luego de que Dori finalmente me ofreció la cesta, la observé un instante, midiendo su tamaño, y notando que esta estaba llena hasta el borde con vegetales y era tan voluminosa que cualquiera podría tambalearse, pero a diferentes de otras personas, al ser carpintero y tener una sola mano, estaba acostumbrado a llevar cosas pesadas, asique aquella canasta de mierda no seria un para nada un reto para mi.
Sin tardar mas, extendí mi mano y con gran facilidad, tomé aquella canasta y la apoyé como pude en mi hombro. Dejaría que el mismo cargara con todo el peso, mientras la sujetaba con mi mano para que esta no se cayera.
—¿Cada cuanto tienen que cargar esto hasta el Dojo? — pregunté con curiosidad, al notar que su peso era algo grande para muchachos como ellos. Solo esperaba que el camino hacia el mismo fuera mas fácil y corto de lo que había podido averiguar.
-Por otro lado, ¿esto es una prueba que intentan hacerme o simplemente buscan disminuir su trabajo? No me enojaré si es lo segundo. Yo haría lo mismo- exclamé divertido, mientras esperaba que aquellos mocosos comenzaran a caminar enseñándome el camino hacia aquel dojo, al cual ansiaba llegar.
Una vez que ellos se pusieran en marcha, los seguiría de cerca pero al final de aquella comitiva. Como conocedores de aquel terreno y camino, supuse que conocían la mejor manera de llegar y pisarían en lugares puntuales para no resbalarse, por lo que imitaría, cada vez que pudiera, sus pasos.