Octojin
El terror blanco
03-11-2024, 05:35 PM
Douma te menciona que Zaza ha tenido que salir con Nana de urgencia del Baratie, pero que no tiene claro cuándo volverá. Justo cuando parece que te quiere decir el motivo, se vienen los disparos por aquí y por allá. Joder, que inoportunos. Bueno, quizá si te acuerdas, podrás sacar el tema después.
El crujido de la cubierta bajo tus pies apenas se escucha entre el vaivén de la respiración y la anticipación. Sientes las presencias de al menos diez personas… o tal vez quince. Doce, quizás. La certeza no es tu punto fuerte en este momento, pero algo en tu instinto te alerta de que hay más de lo que parece. Digamos que entre diez y quince presencias sin contar la de Douma ni la tuya.
Al frente, se alza una figura que resulta imposible de ignorar: una mujer de unos tres metros de altura, con un porte imponente y una presencia difícil de pasar por alto. Su cuerpo regordete está cubierto de un extraño uniforme blanco y rojo, con detalles en verde que recuerdan el diseño de una pizza Margarita. En cada mano, empuña unos cortadores de pizza mecánicos, que chisporrotean como si fueran motosierras y lanzan destellos en cada giro.
—¡Benvenuto, intrusos! Yo soy Marga Rita, la subcapitana di questa nave, il più grande orgullo de la famiglia Calzzone! —anuncia con una voz que resuena con un marcado acento italiano mezclado con un castellano casi teatral. Sus ojos brillan con una mezcla de locura y devoción que deja claro que no estás tratando con alguien cuerdo.
Douma te tiende una pequeña bolsa de cuero y te susurra con un tono serio algo sin mirarte, pues está centrado en aquella mujer.
—Toma, Ragn. Son bombones especiales, en la bolsa hay tres. Tienen licor dentro que les da propiedades… peculiares. Pero escúchame bien: usa uno solo si es realmente necesario. Si ingieres dos puedes tener problemas a la larga. Y si tomas tres… bueno, tres pueden significar el final. No bromeo.
Vaya, pues igual es verdad eso que nos decían nuestras madres del chocolate de pequeños. Bueno, puedes guardar la bolsa con los bombones en un bolsillo, son de un tamaño bastante pequeño. Douma se gira de nuevo hacia Marga Rita, lanzándole una mirada que denota tanto desprecio como resolución.
—Marga Rita, ya sabes que no tienes nada que hacer aquí. Si vienes a atacar el Baratie por la piña en nuestra carta, te vas a encontrar con algo mucho peor que una simple discusión sobre ingredientes.
Ella se ríe, alzando sus cortadores con un chasquido mecánico amenazante.
—¡Che ridículo! Ustedes no tienen il rispetto por la vera pizza. Piña sulla pizza… ¡es una abominazione! Hoy, tú y ese… vichingo, pagarán por sus crímenes culinarios.
Sin esperar respuesta, Marga Rita se lanza contra Douma, cortadores en alto y un grito de guerra en una mezcla de italiano y español, que lo hace algo cómico sin ser esto una comedia. Quizá una... ¿Tragicomedia? Bueno, en ti está definir qué estilo le implementamos a esta aventura.
—¡Per la grandezza della pizza! —el chirrido metálico de las cuchillas llenan el aire mientras Douma la intercepta, evadiendo su primer ataque con agilidad aunque por los pelos.
Si tu idea es ayudarle, enhorabuena, eres una buena persona. Pero me da que no puede ser. No ahora al menos. Apenas tienes tiempo de prepararte cuando cuatro figuras aparecen frente a ti, cada una con un aire inconfundible de fanatismo por la causa de Marga Rita. Uno de ellos, un hombre delgado con dos katanas, te lanza una sonrisa cargada de desafío.
—¡Soy Gorgon Zola, maestro de las katanas, y miembro orgulloso del equipo Quattro Formaggi! —declara, haciendo girar sus espadas con una destreza que claramente ha practicado para impresionar.
Junto a él, otro espadachín, con una única katana, te apunta con una expresión de arrogancia.
—Y yo soy Robi Ola. Me basta una katana para acabar contigo.
A su lado, un tipo de complexión musculosa con unos puños americanos da un paso al frente y se presenta con un tono grave y seguro.
—Par Migiano, listo para golpearte hasta que entiendas lo que es el verdadero dolor.
Y, por último, una mujer pequeña pero rápida, con un arma de fuego en mano, apunta hacia ti sin rodeos.
—Mozza Rela. Dos tiros serán suficientes —dice, y aprieta el gatillo hasta en dos ocasiones, sin pensarlo dos veces.
Con los cuatro avanzando hacia ti, apenas tienes un respiro para reaccionar. Los dos disparos de Mozza Rela silban en el aire, y tras ello, se suceden los ataques de Gorgon Zola y Robi Ola, que cargan contra ti, cada uno blandiendo sus katanas con una técnica pulida e implacable. Sus movimientos son sincronizados, como si el equipo Quattro Formaggi hubiera practicado este asalto hasta la perfección.
Y finalmente, Par Migiano te lanza una especie de onda de choque desde un lateral. ¿Cuándo se ha puesto ahí?
Vaya panorama, joder. Y todo por una pizza con piña, tiene huevos. En fin. El ambiente es un caos, lleno de gritos, choques de acero y el incesante rugido de las cuchillas mecánicas de Marga Rita, quien sigue atacando a Douma en una feroz danza de metal y furia.
Ánimo, yo creo que puedes con esto y mucho más, querido Ragn.
El crujido de la cubierta bajo tus pies apenas se escucha entre el vaivén de la respiración y la anticipación. Sientes las presencias de al menos diez personas… o tal vez quince. Doce, quizás. La certeza no es tu punto fuerte en este momento, pero algo en tu instinto te alerta de que hay más de lo que parece. Digamos que entre diez y quince presencias sin contar la de Douma ni la tuya.
Al frente, se alza una figura que resulta imposible de ignorar: una mujer de unos tres metros de altura, con un porte imponente y una presencia difícil de pasar por alto. Su cuerpo regordete está cubierto de un extraño uniforme blanco y rojo, con detalles en verde que recuerdan el diseño de una pizza Margarita. En cada mano, empuña unos cortadores de pizza mecánicos, que chisporrotean como si fueran motosierras y lanzan destellos en cada giro.
—¡Benvenuto, intrusos! Yo soy Marga Rita, la subcapitana di questa nave, il più grande orgullo de la famiglia Calzzone! —anuncia con una voz que resuena con un marcado acento italiano mezclado con un castellano casi teatral. Sus ojos brillan con una mezcla de locura y devoción que deja claro que no estás tratando con alguien cuerdo.
Douma te tiende una pequeña bolsa de cuero y te susurra con un tono serio algo sin mirarte, pues está centrado en aquella mujer.
—Toma, Ragn. Son bombones especiales, en la bolsa hay tres. Tienen licor dentro que les da propiedades… peculiares. Pero escúchame bien: usa uno solo si es realmente necesario. Si ingieres dos puedes tener problemas a la larga. Y si tomas tres… bueno, tres pueden significar el final. No bromeo.
Vaya, pues igual es verdad eso que nos decían nuestras madres del chocolate de pequeños. Bueno, puedes guardar la bolsa con los bombones en un bolsillo, son de un tamaño bastante pequeño. Douma se gira de nuevo hacia Marga Rita, lanzándole una mirada que denota tanto desprecio como resolución.
—Marga Rita, ya sabes que no tienes nada que hacer aquí. Si vienes a atacar el Baratie por la piña en nuestra carta, te vas a encontrar con algo mucho peor que una simple discusión sobre ingredientes.
Ella se ríe, alzando sus cortadores con un chasquido mecánico amenazante.
—¡Che ridículo! Ustedes no tienen il rispetto por la vera pizza. Piña sulla pizza… ¡es una abominazione! Hoy, tú y ese… vichingo, pagarán por sus crímenes culinarios.
Sin esperar respuesta, Marga Rita se lanza contra Douma, cortadores en alto y un grito de guerra en una mezcla de italiano y español, que lo hace algo cómico sin ser esto una comedia. Quizá una... ¿Tragicomedia? Bueno, en ti está definir qué estilo le implementamos a esta aventura.
—¡Per la grandezza della pizza! —el chirrido metálico de las cuchillas llenan el aire mientras Douma la intercepta, evadiendo su primer ataque con agilidad aunque por los pelos.
Si tu idea es ayudarle, enhorabuena, eres una buena persona. Pero me da que no puede ser. No ahora al menos. Apenas tienes tiempo de prepararte cuando cuatro figuras aparecen frente a ti, cada una con un aire inconfundible de fanatismo por la causa de Marga Rita. Uno de ellos, un hombre delgado con dos katanas, te lanza una sonrisa cargada de desafío.
—¡Soy Gorgon Zola, maestro de las katanas, y miembro orgulloso del equipo Quattro Formaggi! —declara, haciendo girar sus espadas con una destreza que claramente ha practicado para impresionar.
Junto a él, otro espadachín, con una única katana, te apunta con una expresión de arrogancia.
—Y yo soy Robi Ola. Me basta una katana para acabar contigo.
A su lado, un tipo de complexión musculosa con unos puños americanos da un paso al frente y se presenta con un tono grave y seguro.
—Par Migiano, listo para golpearte hasta que entiendas lo que es el verdadero dolor.
Y, por último, una mujer pequeña pero rápida, con un arma de fuego en mano, apunta hacia ti sin rodeos.
—Mozza Rela. Dos tiros serán suficientes —dice, y aprieta el gatillo hasta en dos ocasiones, sin pensarlo dos veces.
Con los cuatro avanzando hacia ti, apenas tienes un respiro para reaccionar. Los dos disparos de Mozza Rela silban en el aire, y tras ello, se suceden los ataques de Gorgon Zola y Robi Ola, que cargan contra ti, cada uno blandiendo sus katanas con una técnica pulida e implacable. Sus movimientos son sincronizados, como si el equipo Quattro Formaggi hubiera practicado este asalto hasta la perfección.
Y finalmente, Par Migiano te lanza una especie de onda de choque desde un lateral. ¿Cuándo se ha puesto ahí?
Vaya panorama, joder. Y todo por una pizza con piña, tiene huevos. En fin. El ambiente es un caos, lleno de gritos, choques de acero y el incesante rugido de las cuchillas mecánicas de Marga Rita, quien sigue atacando a Douma en una feroz danza de metal y furia.
Ánimo, yo creo que puedes con esto y mucho más, querido Ragn.