Atlas
Nowhere | Fénix
04-11-2024, 12:30 PM
El filo de un recluta
Bastantes emociones en muy poco tiempo, ¿no te parece? Tus primeros pasos en el seno de la Marina te han llevado ni más ni menos que a una operación para descubrir a unos asesinos de marines. Eso son palabras mayores. En Isla Kilombo la mayoría de uniformados se toman muy en serio su trabajo. El capitán Arganeo procura que así sea e intenta rodearse de personas competentes que le ayuden a conseguir sus objetivos. Aun así, alguien se coló y asesinó a dos compañeros tuyos antes de que tú le abatieses. El suboficial Rodgers te mandó a Rostock a conseguir información y volviste con buen material. Minipunto para ti, sí señor.
Pero, como habrás imaginado —además, si no no estaríamos aquí los dos—, esto no ha acabado. Una de las mañanas siguientes a tu reporte el suboficial de hace llamar de nuevo. Esta vez, en vez de ir él en tu busca te pide que seas tú el que vaya a su despacho. Recorres los pasillos del cuartel y te cruzas con un sinfín de marines, tanto de tu mismo rango como de rangos más altos. En su mayoría son gente educada que te saluda y te desea los buenos días, pero ya sabes que siempre hay algún impertinente que ni te mira, ni te saluda, ni nada. Siempre ha habido y siempre habrá gente con mal despertar, ¿no?
Sea como sea, una vez llegues al despacho y llames a la puerta ésta no tardará ni cinco segundos en abrirse. El encargado de hacerlo será un muchacho de pelo rojizo y no más de metro y medio de altura. No creo que llegue a los doce años de edad, pero a saber. Hay gente cuya apariencia engaña mucho. El muchacho se hace a un lado y te hace un gesto con la mano que no aferra el pomo para que pases, señalándote un asiento frente a la mesa que centra la habitación. Al otro lado se encuentra el suboficial, claro.
—Gracias por venir tan rápido, Henry —te dice—. El capitán Arganeo me ha cedido este despacho para que mantengamos la reunión. Yo no tengo ninguno asignado por el momento. Nuestra inteligencia ha estado trabajando día y noche con la información que nos diste y puede ser que tengamos algo. Mucho antes de que la Marina se asentase aquí había un grupo de bandidos que hacían y deshacían a su antojo. Se podría decir que esta era su territorio. Cuando llegamos, a cambio de dejarles con vida y en libertad, se comprometieron a dejar de lado su... actividad y se incorporaron a la comunidad como el resto.
Hace una pausa en la que se levanta y comienza andar con cierto nerviosismo por la estancia. No parece ser el tipo de persona que disfruta del papeleo en los despachos, eso seguro. El muchacho os mira alternativamente sin abrir la boca desde la puerta.
—Según se ve, a raíz de que algunos aldeanos están algo descontentos con la cantidad de personas que ha estado transitando por Rostock últimamente, un grupo ha cobrado cierta relevancia entre ellos. Dicen ser los descendientes de aquellos bandidos y se presentan como salvadores en la sombra. Dicen haber estado aguardando el momento de devolver la isla a su supuesto antiguo esplendor. Una sarta de mentiras para engañar a una panda de bobos, claro, pero siempre hay gente que busca un mesías al que aferrarse. Lo de siempre, vaya. El caso es que entre nuestros marines hay muchos chicos que nacieron aquí, por lo que sospechamos que ése puede ser el motivo de que pudiesen entrar sin mayores problemas. Los tres sujetos a los que escuchaste hablar deben pertenecer a ese grupo, claro. Tu próximo encargo puede ser más peligroso que el primero, Henry, pero necesitamos que intentes averiguar dónde se reúnen, si es que lo hacen. Tal vez podrías empezar por la zona en la que te topaste con esa gente, pero es sólo una sugerencia.