Byron
Hizashi
05-11-2024, 02:08 AM
Byron de forma curiosa entroducía aquella llave metálica en la cerradura de la preciada caja rojiza. Deleitándose con el pequeño sonido chirriante que se producía al unir ambos metales, aquello era para él como una dulce sinfonía que simbolizaba su primera victoria ante las presentes miradas de aquellos que le acompañaban en tan extraña velada, siendo estos personas que buscaba alcanzar, y en un futuro superar. Sonrió de satisfacción ante este hecho, ocultando sus labios en las penumbras que ofrecían la baja iluminación, y junto antes de finalmente girar la llave para abrir la cerradura, alzó el rostro, desvelando el gesto de victoria y los miró uno por uno.
- Espero esta… No, estaré a la altura.- Confirmó con sus palabras, hasta que escuchó unos pasos a su espalda, atravesando el umbral de la puerta a aquel inframundo, sintiendo como un escalofrío, el peligro ceñirse sobre él.
Con su uniforme impoluto el Capitán Belmonte irrumpió en la sala, cambiando el ambiente de la sala con su mera presencia, creando un aura de pesadumbre y tensión, no por que los allí presentes sintiesen peligro, si no por la extraña circunstancia y tranquilidad, como si los hubiesen pillado con las manos en la masa en una pequeña travesura. Las miradas y gestos desvelaban claramente que aquella visita no era deseada, desde la mirada de Sorvolo hasta el pequeño tintineo de las orejas del koala, siendo la poderosa shichibukai la que mejor mantuvo el tipo con tan solo una mueca probablemente fruto de simplemente no llevarse bien con aquel hombre. Con su peculiar bigote presidiendo su discurso avanzó lentamente con confianza lentamente, aunque quizás, fruto de ser él el más nervioso de la sala y dejando ver su fachada, dejó más información de la deseada al pronunciar sus palabras.
- Vaya vaya… Parece que le has echado valor…- Murmuró mientras observaba con calma la situación.
A pesar de las imponentes palabras de aquel capitán marine, Byron no apartó las manos de su pequeño botín, por una cuestión de ego, no entraba en sus planes darle lo que hubiese dentro de aquel maletín, después de todo lo vivido en aquellas cuatro paredes, la sombra que proyectaba su cuerpo se sentía más pequeña, menos amenazante. Escuchó con detenimiento cada sílaba pronunciada de su alegato mientras se volvía en el centro de atención, acariciando sutilmente la superficie del objeto deseado ya abierto el candado de metal pero sin levantar la tapa dejando aún sin desvelar el contenido. Con recelo, dirigía su mirada por la superficie, hasta finalmente toparse con la sonrisa disfrutona de la shichibukai, guiñandola un ojo para que no perdiese detalle de lo que iba a hacer a continuación.
Finalmente el egocéntrico marine acabó sus consejos, y Byron desveló el interior de la caja a los presentes, mostrando frente a sus ojos una akuma no mi naranja con ondulantes formas llameantes en su cáscara, el muchacho por fin entendía el deseo de aquel marine. Rápidamente agarró con una de sus manos dicha fruta, y con la otra la posó con fuerza sobre la mesa, usándola de apoyo para impulsarse y girar sobre esta con velocidad y soltura, quedando el joven espadachín al otro lado de la mesa, junto a los jugadores que tenía en su frente mientras apostaba, con el tesoro en su mano y la caja abierta frente al marine. Confiado y con el destino de su lado, giró la cara para mirarlo y soltar su advertencia.
- Te lo dije, llegado el momento espero que puedas sostener tus palabras… Para empezar, ahí tienes el maletín, es lo que me pediste, ¿cierto? Por otro lado, hablar en nombre del gobierno mundial para el beneficio propio no es algo que haría una persona responsable con su cargo, y mucho menos en presencia de una autoridad mucho mayor… No me culpes, de haber tenido suerte y valor tú mismo podrías haber ganado esto limpiamente. - Suspiró y continuó. - Haremos lo siguiente, tú ya tienes tu preciado maletín, y tú me devuelves el barco como acordamos, de esta preciosidad, me encargo yo… Quiero ver si puedo controlar la piedra como hace Drake o igual me convierto en una poderosa bestia como Vesper, o me vuelvo un almacén portátil como Kael hiehiehie…- Y finalmente, ante la mirada de aquellos poderosos hombres, dio un fuerte mordisco a aquella fruta y tragó.- Puag, sabe horriblemente amarga.
- Espero esta… No, estaré a la altura.- Confirmó con sus palabras, hasta que escuchó unos pasos a su espalda, atravesando el umbral de la puerta a aquel inframundo, sintiendo como un escalofrío, el peligro ceñirse sobre él.
Con su uniforme impoluto el Capitán Belmonte irrumpió en la sala, cambiando el ambiente de la sala con su mera presencia, creando un aura de pesadumbre y tensión, no por que los allí presentes sintiesen peligro, si no por la extraña circunstancia y tranquilidad, como si los hubiesen pillado con las manos en la masa en una pequeña travesura. Las miradas y gestos desvelaban claramente que aquella visita no era deseada, desde la mirada de Sorvolo hasta el pequeño tintineo de las orejas del koala, siendo la poderosa shichibukai la que mejor mantuvo el tipo con tan solo una mueca probablemente fruto de simplemente no llevarse bien con aquel hombre. Con su peculiar bigote presidiendo su discurso avanzó lentamente con confianza lentamente, aunque quizás, fruto de ser él el más nervioso de la sala y dejando ver su fachada, dejó más información de la deseada al pronunciar sus palabras.
- Vaya vaya… Parece que le has echado valor…- Murmuró mientras observaba con calma la situación.
A pesar de las imponentes palabras de aquel capitán marine, Byron no apartó las manos de su pequeño botín, por una cuestión de ego, no entraba en sus planes darle lo que hubiese dentro de aquel maletín, después de todo lo vivido en aquellas cuatro paredes, la sombra que proyectaba su cuerpo se sentía más pequeña, menos amenazante. Escuchó con detenimiento cada sílaba pronunciada de su alegato mientras se volvía en el centro de atención, acariciando sutilmente la superficie del objeto deseado ya abierto el candado de metal pero sin levantar la tapa dejando aún sin desvelar el contenido. Con recelo, dirigía su mirada por la superficie, hasta finalmente toparse con la sonrisa disfrutona de la shichibukai, guiñandola un ojo para que no perdiese detalle de lo que iba a hacer a continuación.
Finalmente el egocéntrico marine acabó sus consejos, y Byron desveló el interior de la caja a los presentes, mostrando frente a sus ojos una akuma no mi naranja con ondulantes formas llameantes en su cáscara, el muchacho por fin entendía el deseo de aquel marine. Rápidamente agarró con una de sus manos dicha fruta, y con la otra la posó con fuerza sobre la mesa, usándola de apoyo para impulsarse y girar sobre esta con velocidad y soltura, quedando el joven espadachín al otro lado de la mesa, junto a los jugadores que tenía en su frente mientras apostaba, con el tesoro en su mano y la caja abierta frente al marine. Confiado y con el destino de su lado, giró la cara para mirarlo y soltar su advertencia.
- Te lo dije, llegado el momento espero que puedas sostener tus palabras… Para empezar, ahí tienes el maletín, es lo que me pediste, ¿cierto? Por otro lado, hablar en nombre del gobierno mundial para el beneficio propio no es algo que haría una persona responsable con su cargo, y mucho menos en presencia de una autoridad mucho mayor… No me culpes, de haber tenido suerte y valor tú mismo podrías haber ganado esto limpiamente. - Suspiró y continuó. - Haremos lo siguiente, tú ya tienes tu preciado maletín, y tú me devuelves el barco como acordamos, de esta preciosidad, me encargo yo… Quiero ver si puedo controlar la piedra como hace Drake o igual me convierto en una poderosa bestia como Vesper, o me vuelvo un almacén portátil como Kael hiehiehie…- Y finalmente, ante la mirada de aquellos poderosos hombres, dio un fuerte mordisco a aquella fruta y tragó.- Puag, sabe horriblemente amarga.