Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
05-11-2024, 06:36 PM
Afortunadamente el plan fue exitoso y pudieron ganar tiempo con la escena creada. No obstante, ahora se encontraban ante lo que parecía ser su única alternativa efectiva para el escape. El distinguido pirata apretó los labios, su ceño se frunció mientras miraba con incredulidad al hombre corpulento a su lado. ¿El alcantarillado? La sola mención de esa palabra resonó en su mente como un insulto, un golpe a su dignidad que ni siquiera los marines, con toda su persecución, habían logrado darle. Se sintió invadido por una ola de indignación que casi le hizo olvidar el dolor punzante en su pierna. ¿Él? ¿El Pavo Real del Océano, moviéndose por las alcantarillas como un vulgar criminal cualquierizado? La idea le resultaba insultante, indignante, como si su mera presencia en aquellos túneles oscuros y malolientes fuera una ofensa a su esencia misma.
Con una mezcla de exasperación y sarcasmo, se llevó una mano al pecho, tan teatral y dramático como siempre, y lanzó una risa seca. — ¿Me estás sugiriendo, querido, que nos sumerjamos en el… — su voz bajó un tono, era cortante y cargado de desprecio — …alcantarillado? — Miró a su compañero de fuga, y sus ojos brillaron con una chispa de desconfianza y desdén, como si el simple hecho de que esa opción fuera puesta sobre la mesa fuera una falta de respeto hacia todo lo que él representaba.
— No sé cómo te has hecho la idea, pero yo no soy un simple criminal que se esconde en la suciedad. — Continuó, con un tono que denotaba la creciente molestia en su interior. — Ya he sido tiroteado, herido, mi vestimenta se ha visto hecha jirones y he tenido que despojarme de mi elegante túnica por tú… escapatoria. — Sus palabras se alargaron en un tono casi lastimero, como si cada sacrificio fuera una herida no solo en su orgullo, sino en su alma. Tomó aire profundamente, mirando a su alrededor con la dignidad. — No pienso acabar esta noche arrastrándome por túneles apestosos. No después de todo lo que he hecho. Este no fue el tipo de escena para la que me apunté. — Sus ojos se dirigieron hacia los de su compañero, con una mirada carente de empatía.
— No, mi querido “compañero”. — Continuó, con un tono irónico. — Si algo he aprendido en esta vida es que el estilo es la clave. Y yo tengo mis propias habilidades para pasar desapercibido. Así que… haremos lo siguiente. — Hizo una pausa, tomando el control de la situación con su usual porte de seguridad, estaba más que confiado en sus habilidades para planificar después de aquel plan exitoso.
— Nos moveremos entre las sombras, como corresponde a un elegante pirata, y usaremos esa linterna que llevas de una manera que nos favorezca. Si necesitas un atajo sucio para llegar, puedes hacerlo. Pero yo… prefiero una ruta más digna. Aun así, espero mi recompensa por ayudarte. — Con la altivez de alguien que ya ha decidido su camino, Mayura enderezó su postura, ignorando el dolor en su pierna, y comenzó a avanzar hacia las sombras, decidido a no dejar que la noche, los marines o su propio compañero de huida lo redujeran a algo que él no era. Con un último vistazo al hombre, se inclinó en una reverencia teatral. — Si decides seguirme, mantén el ritmo, y deja que yo maneje la situación… querido. Si no, espero verte en el punto de encuentro que mencionaste. — susurró, con un toque de ironía y desconfianza.
Con una mezcla de exasperación y sarcasmo, se llevó una mano al pecho, tan teatral y dramático como siempre, y lanzó una risa seca. — ¿Me estás sugiriendo, querido, que nos sumerjamos en el… — su voz bajó un tono, era cortante y cargado de desprecio — …alcantarillado? — Miró a su compañero de fuga, y sus ojos brillaron con una chispa de desconfianza y desdén, como si el simple hecho de que esa opción fuera puesta sobre la mesa fuera una falta de respeto hacia todo lo que él representaba.
— No sé cómo te has hecho la idea, pero yo no soy un simple criminal que se esconde en la suciedad. — Continuó, con un tono que denotaba la creciente molestia en su interior. — Ya he sido tiroteado, herido, mi vestimenta se ha visto hecha jirones y he tenido que despojarme de mi elegante túnica por tú… escapatoria. — Sus palabras se alargaron en un tono casi lastimero, como si cada sacrificio fuera una herida no solo en su orgullo, sino en su alma. Tomó aire profundamente, mirando a su alrededor con la dignidad. — No pienso acabar esta noche arrastrándome por túneles apestosos. No después de todo lo que he hecho. Este no fue el tipo de escena para la que me apunté. — Sus ojos se dirigieron hacia los de su compañero, con una mirada carente de empatía.
— No, mi querido “compañero”. — Continuó, con un tono irónico. — Si algo he aprendido en esta vida es que el estilo es la clave. Y yo tengo mis propias habilidades para pasar desapercibido. Así que… haremos lo siguiente. — Hizo una pausa, tomando el control de la situación con su usual porte de seguridad, estaba más que confiado en sus habilidades para planificar después de aquel plan exitoso.
— Nos moveremos entre las sombras, como corresponde a un elegante pirata, y usaremos esa linterna que llevas de una manera que nos favorezca. Si necesitas un atajo sucio para llegar, puedes hacerlo. Pero yo… prefiero una ruta más digna. Aun así, espero mi recompensa por ayudarte. — Con la altivez de alguien que ya ha decidido su camino, Mayura enderezó su postura, ignorando el dolor en su pierna, y comenzó a avanzar hacia las sombras, decidido a no dejar que la noche, los marines o su propio compañero de huida lo redujeran a algo que él no era. Con un último vistazo al hombre, se inclinó en una reverencia teatral. — Si decides seguirme, mantén el ritmo, y deja que yo maneje la situación… querido. Si no, espero verte en el punto de encuentro que mencionaste. — susurró, con un toque de ironía y desconfianza.