King Kazma
Shiromimi
05-11-2024, 11:51 PM
No tardó muchas horas en encontrar las primeras casas de un pueblo. El estómago le rugía de hambre ya que había calculado que tendría suficiente comida como para llegar allí y reabastecerse, pero la enfermedad lo ralentizó un día entero, así que llevaba casi un día sin comer nada. Sabía que podía sobrevivir unos días a base de agua y tal vez tuviera suerte de encontrar alguna fruta o seta comestibles por el camino, pero eso ya era mucho suponer. Arroyos sí que se encontró, y en ellos rellenó su cantimplora, hirviendo el agua primero, obviamente. No volvería a cometer el mismo error. Y es que si había caído enfermo era, o sospechaba que era, porque al tener prisa y darle pereza, la última vez no hirvió el agua para eliminar cualquier organismo que pudiera haber en ella. Había sido estúpido e imprudente, bien podría haber muerto pero por suerte sólo tuvo fiebre y molestias estomacales. Lo bueno de eso era que nunca volvería a hacer algo así salvo que no le quedara otro remedio.
Se sentía un poco culpable igualmente. Su padre le había enseñado eso, incluso su madre le decía que el agua desconocida había que hervirla siempre, aunque no fueras a usarla para cocer algo. Pero él había decidido que por una vez no pasaba nada. Se lamentaba de su propia estupidez e ignorancia, especialmente cuando se creía bien instruido y culto. Madurar y ganar experiencia era parte de crecer, de vivir. Estaba vivo y eso era lo que importaba, aprendería de sus errores y mejoraría, siempre apuntando a ser mejor. Pero por ahora tenía que preocuparse más por sobrevivir al vacío que tenía en el estómago, que con sus rugidos casi llamaba más la atención de los lugareños que el hecho de que fuera un mink, lo cual normalmente le granjeaba ya bastantes miradas de todo tipo.
Se sentía un poco culpable igualmente. Su padre le había enseñado eso, incluso su madre le decía que el agua desconocida había que hervirla siempre, aunque no fueras a usarla para cocer algo. Pero él había decidido que por una vez no pasaba nada. Se lamentaba de su propia estupidez e ignorancia, especialmente cuando se creía bien instruido y culto. Madurar y ganar experiencia era parte de crecer, de vivir. Estaba vivo y eso era lo que importaba, aprendería de sus errores y mejoraría, siempre apuntando a ser mejor. Pero por ahora tenía que preocuparse más por sobrevivir al vacío que tenía en el estómago, que con sus rugidos casi llamaba más la atención de los lugareños que el hecho de que fuera un mink, lo cual normalmente le granjeaba ya bastantes miradas de todo tipo.