Lemon Stone
MVP
06-11-2024, 06:40 PM
El abuelo estaba bien, era lo que importaba. Que hubiera un asesino suelto en la apacible aldea de Shimotsuki… Bueno, eso no estaba bien, para nada bien. ¡Había pasado el susto de su vida! Y encima unos tontos se acusaban los unos a los otros, si es que era para zarandearlos y zurrarles una buena paliza por tontos. En primer lugar, Lemon no obedecía órdenes de nadie más que de la voz de la Causa, y a veces de Perrito, pero ¿qué se pensaba el Oficial Matisse? ¿Que le haría caso solo por tener un cargo aparentemente más alto que el de Lemon? ¡Jamás! ¡Era un revolucionario! ¡Era un insubordinado! ¡Desobedecer era la esencia de la existencia misma! Ni siquiera le había pedido por favor…
-Bien, Oficial Mattise, este es un caso para el Detective Stone -le dijo a quien afirmaba ser su jefe, pero que en realidad no lo era. Jefe había solo uno-. Sugiero que, luego de la sesión de yoga, nos reunamos todos y conversemos pacíficamente. Tengo unas preguntas que hacerles a todos ustedes.
-¡¡¡AAAAAAGGGGHHHHHH!!! -gritó Lemon, más fuerte que los dos tontos que se estaban gritando antes, y seguramente llamando la atención de todos-. ¡¿Quieren callarse un momento y preocuparse del abuelo?! ¡Acaba de sufrir un intento de asesinato y ustedes, malditos tragaflautas, se acusan los unos a los otros sin siquiera tener pruebas! ¡Y encima nos han arruinado el puesto! ¡¿Quién se hará cargo de las pérdidas de hoy?! ¡La fruta tiene fecha de caducidad, idiotas! ¡FECHA DE CADUCIDAD!
Puede que la gente le considerase tonto, puede que le considerasen estrafalario, pero cuando se enfadaba sí que daba miedo. Muchísimo miedo. Y aún más considerando que llevaba encima una máscara de corazón anatómicamente correcta vaya a saber Dios de qué está hecha. Miró como una fiera rabiosa a cada uno de los protagonistas de la discusión, sus ojos azules soltando chispas detrás de la máscara. Por un momento, parecía que se había hecho más grandes y que la chaqueta negra que siempre llevaba puesta estaba a punto de estallar por culpa de sus corpulentos músculos.
-Ahora que todos nos hemos calmado -asumió- iremos al dojo, haremos una sesión de yoga colectiva y pensaremos mejor las cosas. ¿Hay un asesino suelto? Sí, lo hay. ¿Es uno de nosotros? Quién sabe. ¿Hay manera de solucionarlo? ¡Por supuesto! Les rompo las piernas y los brazos a cada uno y, si el abuelo vuelve a sufrir un atentado, sabremos que no han sido ustedes, tragaflautas. Si no les gusta el camino del dolor y desean conservar sus extremidades, usemos la cabeza. No para darnos cabezazos entre nosotros, que no somos tontos, sino para pensar.
Lemon se cruzó de brazos y dirigió miradas inquisitivas a cada uno de los presentes, menos al abuelo porque seguro que tenía mucho miedo, y ocultó su nerviosismo. ¿Y ahora qué haría para resolver el misterio? Prefería romper cráneos, la verdad, no ir armando rompecabezas. ¿Y si enviaba por la fuerza a Azkaban a todos sus compañeros menos a la Sargento porque parecía linda, fuera lo que fuera eso, pero qué bonito sonaba? Lo dejaría como última opción, primero intentaría resolver el misterio utilizando sus grandes e inequívocas habilidades intelectuales.