Lemon Stone
MVP
07-11-2024, 12:11 AM
Había escuchado que el restaurante de la esquina del hotel era bastante bueno. Vendían pescado frito, pollo frito, carne frita, camarones fritos, ¡incluso vendían agua frita! ¿Siquiera era posible? Ya sabía Lemon que no, no era ningún tonto como muchos lo pensaban. Da igual lo que vendieran, tenía pensado reventar la billetera de Plumas. Si le había regalado un par de espadas con la excusa de que había sido la Armada, se sentía un poco con el derecho de pedir lo que quisiera, como tomates fritos. Por otro lado, y debido a que sus padres eran restrictivos a la hora de elegir comidas, en su infancia nunca había podido disfrutar de las frituras como los pobres. Se debía conformar con filetes de la mejor calidad, langostas y especias rebuscadas que solo se encuentran en lugares muy específicos del Nuevo Mundo.
-¡Plumas! ¡Camarada! ¡Qué bueno verte aquí! Pensé que no ibas a llegar, pero ya veo que eres un hombre de palabra -lo saludó, la máscara imitando su sonrisa-. ¿Y bien? ¿Qué vamos a pedir?
Tomó asiento en la mesa de la esquina, la que tenía vistas a la calle, y se acomodó el pañuelo para no mancharse la camisa. Le gustaban mucho las camisas blancas, de hecho, tenía unas veinticinco (así al ojo). Llamó al mesero unas tres veces, diciéndole que ya llegaría su compañero, pero a la tercera el pobre muchacho se hartó de las insistencias de Lemon y decidió no atenderle. Qué maleducado. Por consiguiente, una jovencita de corpulencia robusta y piernas cortas tomó la complicada misión de atender a Lemon. Era horrorosa, pero el revolucionario era un hombre respetuoso y para nada directo que sabía guardarse sus comentarios inapropiados.
-Eres bastante fea, ¿no? Mamá pagó la operación facial de una de sus trabajadoras porque no soportaba ver esa nariz tan grande que tenía. Si quieres, te dejo una buena propina y el número del cirujano. Bueno, en realidad Plumas te dejará la propina.
-Eres un idiota, ¿lo sabías? -respondió la muchacha, las lágrimas asomándose en sus ojos-. Soy la hija del dueño de este lugar y te pediré que…
-Ten -la interrumpió, dándole uno de los billetes grandes-. Para que te seques las lágrimas.
-¿Quién te crees que eres? ¿Acaso…?
-Ten otro, parece que eres de las lloronas -la volvió a interrumpir, pasándole otro billete de los grandes-. Y tráeme un poco de agua, se me seca la garganta de tanto hablar.
La muchacha, al ver que estaba ganando dinero fácil, decidió ignorar los insultos de su cliente y se limitó a obedecer sus órdenes.
Lemon vio a Plumas a la distancia y se levantó de su asiento, saludándolo escandalosamente como lo debería hacer un revolucionario. Nada de etiquetas ni normas sociales, eso para los normies. Lemon es un rebelde, alguien que va contra el sistema.