Mayura Pavone
El Pavo Real del Oceano
07-11-2024, 12:43 AM
Mayura observó la escena con una mezcla de sorpresa e incredulidad, viendo cómo Yoshiro, con esa sonrisa llena de dientes afilados, se lanzaba hacia el ciervo con una energía desbordante. Había sido él quien encontró al animal primero, eso era indiscutible. Sin embargo, el joven cazador parecía haberse adelantado con el ataque, robándole el protagonismo en el último momento.
Mayura avanzó unos pasos, apoyando una mano en la cadera y mirando a Yoshiro con una expresión de desdén fingido. — Querido, parece que alguien aquí tiene problemas con la paciencia. — Comentó con su tono lleno de ironía. — Yo fui quien lo encontró primero, lo cual significa que… técnicamente… el ciervo es mío. Tú solo… bueno, diste un salto innecesario. — Con un gesto de la mano, hizo como si intentara ahuyentar una mosca molesta, disfrutando del juego verbal como siempre.
Mayura se acercó un poco más, inclinándose ligeramente hacia él. — Pero claro, supongo que alguien con tanto… entusiasmo, no está acostumbrado a respetar los tiempos de otros, ¿verdad? — añadió, dejando escapar una risa ligera y provocativa, como quien buscaba echarle leña al fuego.
Sin embargo, en medio de su intercambio de palabras, un crujido en el follaje cercano llamó su atención. De repente, ambos notaron la silueta imponente de la madre ciervo de cuatro metros de altura y había estado acostada al lado de su cría. Sin duda era una imponente criatura ahora avanzaba hacia ellos con paso decidido en defender a su bebe. Mayura sintió una punzada de sorpresa al ver su tamaño, mucho mayor de lo que habían anticipado, aunque supo mantener la compostura.
Inmediatamente, el elegante pirata dio un paso atrás. — Bueno, querido, parece que la madre ha decidido unirse al espectáculo. Si quieres puedes quedarte con la cría, yo quiero el premio gordo. — Comentó con su tono melódico, mirándome fijamente a la irregularmente enorme criatura que se imponía frente a ellos, mientras desenvainaba solo una de sus tres espadas, pensando en cómo podría ser rápido y certero.
Mayura avanzó unos pasos, apoyando una mano en la cadera y mirando a Yoshiro con una expresión de desdén fingido. — Querido, parece que alguien aquí tiene problemas con la paciencia. — Comentó con su tono lleno de ironía. — Yo fui quien lo encontró primero, lo cual significa que… técnicamente… el ciervo es mío. Tú solo… bueno, diste un salto innecesario. — Con un gesto de la mano, hizo como si intentara ahuyentar una mosca molesta, disfrutando del juego verbal como siempre.
Mayura se acercó un poco más, inclinándose ligeramente hacia él. — Pero claro, supongo que alguien con tanto… entusiasmo, no está acostumbrado a respetar los tiempos de otros, ¿verdad? — añadió, dejando escapar una risa ligera y provocativa, como quien buscaba echarle leña al fuego.
Sin embargo, en medio de su intercambio de palabras, un crujido en el follaje cercano llamó su atención. De repente, ambos notaron la silueta imponente de la madre ciervo de cuatro metros de altura y había estado acostada al lado de su cría. Sin duda era una imponente criatura ahora avanzaba hacia ellos con paso decidido en defender a su bebe. Mayura sintió una punzada de sorpresa al ver su tamaño, mucho mayor de lo que habían anticipado, aunque supo mantener la compostura.
Inmediatamente, el elegante pirata dio un paso atrás. — Bueno, querido, parece que la madre ha decidido unirse al espectáculo. Si quieres puedes quedarte con la cría, yo quiero el premio gordo. — Comentó con su tono melódico, mirándome fijamente a la irregularmente enorme criatura que se imponía frente a ellos, mientras desenvainaba solo una de sus tres espadas, pensando en cómo podría ser rápido y certero.