Octojin
El terror blanco
07-11-2024, 10:07 AM
Bueno, pues antes de nada... ¡Enhorabuena! Has decidido echarle valor, entrar en la casa y hacer de espía. Esta gente de la revolución... Cómo sabe infiltrarse en sitios ajenos, eh. Os voy a contratar yo para saber qué diablos hace mi vecino a las once de la noche para hacer tanto ruido... Bueno, que me desvío.
Te plantas en la habitación, con una mirada intensa y desafiante, y con la determinación que te caracteriza. Los dos hombres de aspecto rudo se quedan boquiabiertos al verte allí de pie, su postura pasa de sorpresa a alerta en cosa de un segundo. El viejo, en cambio, apenas parece alterado. Da un par de pasos hacia atrás, apoyándose contra la pared, observando cada uno de tus movimientos como si ya hubiera anticipado este encuentro. Su mirada tranquila y calculadora no te inspira ninguna confianza. Puedes ver bajo ese evidente paso de los años, que si bien no ha tramado ya algo, lo está haciendo en ese momento.
Uno de los tipos te señala con un dedo tembloroso, y murmura, casi sin poder creérselo.
—¡Es la sirena! La misma que estaba en la taberna.
El viejo asiente con calma, sin quitarte los ojos de encima, y les dice a los hombres algo que parece evidente.
—Ya saben lo que tienen que hacer. No queremos que el jefe se cabree, ¿verdad?
“¿El jefe?”, piensas, sintiendo un escalofrío. No tienes ni idea de quién podría ser, pero si este viejo lo menciona con tanto respeto, no debe ser alguien común. ¿No lo habían mencionado esos dos tipos anteriormente también? Bueno, parece lógico. Los tipos la han cagado ya un par de veces y los llevas observando poco tiempo, se ve que muy eficientes no son. Veremos a ver si pelean bien o mal.
Antes de que puedas responder o moverte, uno de los hombres carga contra ti con un puño dirigido directamente a tu estómago, su movimiento es veloz pero predecible. Instintivamente, te preparas para recibir el impacto, veremos a ver cómo reacciona nuestra sirena.
Apenas has procesado el primer ataque cuando el segundo tipo toma carrerilla y se lanza hacia ti, apuntando a tu rostro con su propio puño. La coordinación de sus ataques sugiere que están acostumbrados a pelear en equipo, aunque no parecen especialmente diestros. Quizá te han dejado una ventana demasiado grande entre un ataque y otro que puedas aprovechar.
Estoy seguro de que ves la oportunidad de medir tus movimientos y planear una respuesta en medio del caos. Una que ponga todo patas arriba. Aunque te superan en número, sus golpes son toscos, y parece que subestimaron tu capacidad de pelear..
Mientras los dos tipos intentan tumbarte y tratan de organizarse en los ataques que te lanzan, el viejo simplemente observa, su expresión es completamente impasible, como si estuviera estudiando cada uno de tus movimientos. Su falta de reacción no es solo inquietante, sino que revela una confianza que te resulta extraña, como si estuviera completamente seguro de que sus hombres te controlarán eventualmente. O de que perderán y le tocará actuar. En cualquier caso, no pierde ese rostro sereno ni un solo segundo.
Bueno, pues espero que les puedas dar su merecido. ¡Ánimo sirena!
Te plantas en la habitación, con una mirada intensa y desafiante, y con la determinación que te caracteriza. Los dos hombres de aspecto rudo se quedan boquiabiertos al verte allí de pie, su postura pasa de sorpresa a alerta en cosa de un segundo. El viejo, en cambio, apenas parece alterado. Da un par de pasos hacia atrás, apoyándose contra la pared, observando cada uno de tus movimientos como si ya hubiera anticipado este encuentro. Su mirada tranquila y calculadora no te inspira ninguna confianza. Puedes ver bajo ese evidente paso de los años, que si bien no ha tramado ya algo, lo está haciendo en ese momento.
Uno de los tipos te señala con un dedo tembloroso, y murmura, casi sin poder creérselo.
—¡Es la sirena! La misma que estaba en la taberna.
El viejo asiente con calma, sin quitarte los ojos de encima, y les dice a los hombres algo que parece evidente.
—Ya saben lo que tienen que hacer. No queremos que el jefe se cabree, ¿verdad?
“¿El jefe?”, piensas, sintiendo un escalofrío. No tienes ni idea de quién podría ser, pero si este viejo lo menciona con tanto respeto, no debe ser alguien común. ¿No lo habían mencionado esos dos tipos anteriormente también? Bueno, parece lógico. Los tipos la han cagado ya un par de veces y los llevas observando poco tiempo, se ve que muy eficientes no son. Veremos a ver si pelean bien o mal.
Antes de que puedas responder o moverte, uno de los hombres carga contra ti con un puño dirigido directamente a tu estómago, su movimiento es veloz pero predecible. Instintivamente, te preparas para recibir el impacto, veremos a ver cómo reacciona nuestra sirena.
Apenas has procesado el primer ataque cuando el segundo tipo toma carrerilla y se lanza hacia ti, apuntando a tu rostro con su propio puño. La coordinación de sus ataques sugiere que están acostumbrados a pelear en equipo, aunque no parecen especialmente diestros. Quizá te han dejado una ventana demasiado grande entre un ataque y otro que puedas aprovechar.
Estoy seguro de que ves la oportunidad de medir tus movimientos y planear una respuesta en medio del caos. Una que ponga todo patas arriba. Aunque te superan en número, sus golpes son toscos, y parece que subestimaron tu capacidad de pelear..
Mientras los dos tipos intentan tumbarte y tratan de organizarse en los ataques que te lanzan, el viejo simplemente observa, su expresión es completamente impasible, como si estuviera estudiando cada uno de tus movimientos. Su falta de reacción no es solo inquietante, sino que revela una confianza que te resulta extraña, como si estuviera completamente seguro de que sus hombres te controlarán eventualmente. O de que perderán y le tocará actuar. En cualquier caso, no pierde ese rostro sereno ni un solo segundo.
Bueno, pues espero que les puedas dar su merecido. ¡Ánimo sirena!