Atlas
Nowhere | Fénix
07-11-2024, 01:00 PM
A lo mejor la clave ha sido que en esta ocasión no hayas empleado ningún golpe más poderoso de lo habitual para enfrentar su acero. Quizás esperaba que hicieses lo posible por no recibir el menor daño de sus ofensivas. Puede que no contase con que, al no hacer lo que esperaba, dispondrías de más energías para emprender un nuevo ataque. Lo cierto es que no tengo del todo claro qué es lo que ha sucedido, pero ahí está.
El acero de tu espada se ha clavado en su hombro, atravesándolo por completo y produciendo un sangrado que mana a borbotones desde el punto por el que asoma el metal en su espalda. Puedes ver el gesto de sorpresa en el rostro del pescador, que, como puede y con un gemido de dolor, se separa de ti y se deja caer en un lateral de la estancia, apoyando su espalda en la pared. Deja caer el arma, puesto que ya no puede empuñarla, y te dirige una mirada cargada de odio y rencor al tiempo que, con manos temblorosas —mano, mejor dicho, y sólo la izquierda—, rebusca un cigarrillo entre su ropa. Se lo enciende como buenamente puede antes de hablarte:
—Venga, acaba conmigo. ¿A qué estás esperando? Estoy preparado para asumir lo que tenga que venir desde que me comprometí a honrar la gloria de mis ancestros a toda costa.
Entonces el tipo inclina levemente la cabeza hacia atrás para exponer su cuello, cerrando los ojos y dándole una profunda calada al cigarro; algo así como si fuese el último placer que se fuese a dar antes de partir hacia el Más Allá. Si te fijas, no grita ni pide auxilio. ¿Acaso no hay posibilidad de que nadie pueda ir en su ayuda? No sé, yo me inclinaría a pensar que te reconoce como justo vencedor de un enfrentamiento de igual a igual. En ese contexto no caben los refuerzos, ¿no te parece?
De cualquier modo, nada te obliga a que acabes con él, claro —ni a que no lo hagas—. En este punto puedes escoger entre llevártelo a la base de la Marina para interrogarle o lo que consideres oportuno, dejarlo donde se encuentra ahora e irte sin más o acabar con su vida, en cuyo caso podrías decidir si llevarte el cuerpo o dejarlo para que lo encuentre quien tenga que venir a la reunión. Realmente, como poder puedes hacer lo que veas más indicado, incluso comértelo. Todas las decisiones, por supuesto, tendrán una consecuencia en una hipotética próxima aventura en la que el conflicto se continuará desarrollando.
El acero de tu espada se ha clavado en su hombro, atravesándolo por completo y produciendo un sangrado que mana a borbotones desde el punto por el que asoma el metal en su espalda. Puedes ver el gesto de sorpresa en el rostro del pescador, que, como puede y con un gemido de dolor, se separa de ti y se deja caer en un lateral de la estancia, apoyando su espalda en la pared. Deja caer el arma, puesto que ya no puede empuñarla, y te dirige una mirada cargada de odio y rencor al tiempo que, con manos temblorosas —mano, mejor dicho, y sólo la izquierda—, rebusca un cigarrillo entre su ropa. Se lo enciende como buenamente puede antes de hablarte:
—Venga, acaba conmigo. ¿A qué estás esperando? Estoy preparado para asumir lo que tenga que venir desde que me comprometí a honrar la gloria de mis ancestros a toda costa.
Entonces el tipo inclina levemente la cabeza hacia atrás para exponer su cuello, cerrando los ojos y dándole una profunda calada al cigarro; algo así como si fuese el último placer que se fuese a dar antes de partir hacia el Más Allá. Si te fijas, no grita ni pide auxilio. ¿Acaso no hay posibilidad de que nadie pueda ir en su ayuda? No sé, yo me inclinaría a pensar que te reconoce como justo vencedor de un enfrentamiento de igual a igual. En ese contexto no caben los refuerzos, ¿no te parece?
De cualquier modo, nada te obliga a que acabes con él, claro —ni a que no lo hagas—. En este punto puedes escoger entre llevártelo a la base de la Marina para interrogarle o lo que consideres oportuno, dejarlo donde se encuentra ahora e irte sin más o acabar con su vida, en cuyo caso podrías decidir si llevarte el cuerpo o dejarlo para que lo encuentre quien tenga que venir a la reunión. Realmente, como poder puedes hacer lo que veas más indicado, incluso comértelo. Todas las decisiones, por supuesto, tendrán una consecuencia en una hipotética próxima aventura en la que el conflicto se continuará desarrollando.