Lawliet D. Giorno
El Iceberg de la Marina
07-11-2024, 11:11 PM
La rutina de Giorno continuaba con su acostumbrada disciplina hasta que, una mañana, un cambio inesperado rompería la monotonía. Mientras se preparaba para el entrenamiento, fue llamado a la oficina de uno de los tenientes más exigentes de la base, conocido por su capacidad para identificar el potencial en los reclutas y ponerlos a prueba.
Al llegar, Giorno saludó con firmeza y aguardó instrucciones. El Teniente, sin mirarlo, le entregó un sobre con el sello oficial de la Marina. Tienes una asignación diferente hoy, Suboficial Lawliet. Necesitamos que supervises a un grupo de marinos novatos en un ejercicio de patrullaje. No es tarea fácil; los chicos no tienen experiencia y necesitarán orientación para mantener el orden. Este entrenamiento será más largo de lo usual, así que asegúrate de que nadie se quede atrás. ¿Entendido?
Giorno asintió sin dudar. La idea de liderar, aunque fuera en una misión menor, lo motivaba. Era una prueba para ver si tenía lo necesario para inspirar y dirigir a otros, y no pensaba desaprovecharla.
Más tarde, en el punto de encuentro, se encontró con un grupo de seis jóvenes marinos que apenas disimulaban su nerviosismo. Algunos parecían no haber dormido bien y otros trataban de parecer más confiados de lo que realmente estaban. Giorno, manteniendo la compostura, los reunió y revisó las instrucciones: realizarían una patrulla completa de la costa norte de la isla, un terreno rocoso y accidentado donde se habían reportado avistamientos de barcos desconocidos en días recientes.
Con un tono firme, Giorno explicaría la ruta y las normas de seguridad. Al iniciar el patrullaje, se aseguraba de mantener el ritmo adecuado, revisando constantemente que todos siguieran el paso y estuvieran atentos al entorno. Uno de los reclutas resbalaría en una pendiente empinada y caería al suelo con un grito ahogado. Giorno, con su rostro serio, lo levantó. Caerte es un error que has cometido que puede costarte la vida y la de tus compañeros. Diría, un poco decepcionado. Pero esto servirá de lección. Levántate soldado. Mejor que ocurra esto aquí que combatiendo contra la escoria pirata. Ya estás advertido, debes ser fuerte para tus compañeros. La actitud firme y severa de Giorno serviría para marcar su tipo de liderazgo. No admitiría debilidad dentro de su grupo, a su vez, entendía que todo era preparación y Giorno se aseguraría de prepararse a sí mismo, y al resto de sus compañeros dentro del a Marina.
El grupo continuó el recorrido con una nueva determinación. Al final de la patrulla, regresaron a la base agotados. Al caer el Teniente le dirigió una breve sonrisa aprobatoria, un gesto que decía más de lo que cualquier palabra podía expresar. Giorno había hecho bien su trabajo.
Al llegar, Giorno saludó con firmeza y aguardó instrucciones. El Teniente, sin mirarlo, le entregó un sobre con el sello oficial de la Marina. Tienes una asignación diferente hoy, Suboficial Lawliet. Necesitamos que supervises a un grupo de marinos novatos en un ejercicio de patrullaje. No es tarea fácil; los chicos no tienen experiencia y necesitarán orientación para mantener el orden. Este entrenamiento será más largo de lo usual, así que asegúrate de que nadie se quede atrás. ¿Entendido?
Giorno asintió sin dudar. La idea de liderar, aunque fuera en una misión menor, lo motivaba. Era una prueba para ver si tenía lo necesario para inspirar y dirigir a otros, y no pensaba desaprovecharla.
Más tarde, en el punto de encuentro, se encontró con un grupo de seis jóvenes marinos que apenas disimulaban su nerviosismo. Algunos parecían no haber dormido bien y otros trataban de parecer más confiados de lo que realmente estaban. Giorno, manteniendo la compostura, los reunió y revisó las instrucciones: realizarían una patrulla completa de la costa norte de la isla, un terreno rocoso y accidentado donde se habían reportado avistamientos de barcos desconocidos en días recientes.
Con un tono firme, Giorno explicaría la ruta y las normas de seguridad. Al iniciar el patrullaje, se aseguraba de mantener el ritmo adecuado, revisando constantemente que todos siguieran el paso y estuvieran atentos al entorno. Uno de los reclutas resbalaría en una pendiente empinada y caería al suelo con un grito ahogado. Giorno, con su rostro serio, lo levantó. Caerte es un error que has cometido que puede costarte la vida y la de tus compañeros. Diría, un poco decepcionado. Pero esto servirá de lección. Levántate soldado. Mejor que ocurra esto aquí que combatiendo contra la escoria pirata. Ya estás advertido, debes ser fuerte para tus compañeros. La actitud firme y severa de Giorno serviría para marcar su tipo de liderazgo. No admitiría debilidad dentro de su grupo, a su vez, entendía que todo era preparación y Giorno se aseguraría de prepararse a sí mismo, y al resto de sus compañeros dentro del a Marina.
El grupo continuó el recorrido con una nueva determinación. Al final de la patrulla, regresaron a la base agotados. Al caer el Teniente le dirigió una breve sonrisa aprobatoria, un gesto que decía más de lo que cualquier palabra podía expresar. Giorno había hecho bien su trabajo.