Galhard
Gal
08-11-2024, 01:52 AM
Galhard dejó escapar una risa suave ante el toquecito en la frente que Asradi le dio, sorprendido por el gesto cálido que lo tomó desprevenido. Había algo reconfortante en esa sencillez, en cómo compartían sin palabras ese pequeño instante de tranquilidad, rodeados por el bullicio de la fiesta que continuaba a su alrededor.
Mientras observaba a la sirena sentada sobre el barril, en su disfraz de sushi, no pudo evitar pensar en lo único que era ver a alguien tan fuera de lo común adaptarse y encontrar paz en un lugar lleno de humanos y marines. El disfraz, aunque gracioso, parecía haber hecho su magia: un recordatorio humorístico de que, en esa noche, las diferencias se disimulaban y todos podían dejarse llevar por la despreocupación.
Al escuchar las palabras de Asradi, notó cómo su tono se tornaba nostálgico. Esa perspectiva, la de que un simple momento pudiera conservarse en la memoria como un fragmento de alegría sin pretensiones, lo hizo reflexionar. Cuántas veces en su vida de marine había pasado por lugares y personas sin realmente detenerse a valorar esos instantes de calma que también merecían un espacio en su historia. Asintió, sintiendo que su compañía en esa noche también lo ayudaba a ver las cosas desde una óptica distinta.
—Tienes toda la razón. A veces nos olvidamos de que también somos personas comunes, más allá de cualquier rango o deber —comentó, su voz tranquila mientras sus ojos se posaban en el horizonte, donde las primeras estrellas comenzaban a asomarse sobre el mar —Quizás eso sea lo que haga estos momentos aún más valiosos. La certeza de que son simples, y al mismo tiempo, únicos.—
Observando el ambiente festivo que envolvía la playa, le pareció como si el tiempo se hubiera suavizado, dándoles un respiro. Era el tipo de instante que, como bien decía Asradi, valía la pena recordar, no solo por nostalgia, sino para tener algo a lo que aferrarse cuando la vida se volviera más difícil. Los amigos y conocidos que compartían aquella celebración, los lazos que formaban sin esfuerzo alguno, parecían ser más fuertes de lo que cualquier batalla podría crear.
De pronto, una pequeña explosión de risas y luces llamó su atención desde la orilla, donde unos marines y pobladores habían comenzado a lanzar faroles al agua, iluminando las olas con un suave resplandor que danzaba sobre la superficie. La escena parecía mágica, y él se dejó llevar por el momento, guardando el recuerdo de aquella luz reflejada en las olas y en la sonrisa de quienes lo acompañaban.
Galhard miró a Asradi una vez más, y levantó su copa en un gesto sencillo y honesto.
—Que estos momentos de paz se repitan siempre que podamos. — Sus palabras no buscaban ser grandilocuentes, sino más bien un simple deseo de que aquella noche, con su sencillez y su calma, pudiera convertirse en un recuerdo que les diera fuerza para seguir adelante.
Bebió el último sorbo de su copa, sintiéndose agradecido por poder experimentar algo tan puro y simple en medio de una vida que, en tantas ocasiones, lo había desafiado.
—Vayamos a mirar si aún queda marisco de la boda, con el vino me ha vuelto a entrar hambre—Dijo abruptamente, como si aquel pensamiento hubiese conectado con su cerebro sin darle tiempo a pasarlo por algún filtro
Mientras observaba a la sirena sentada sobre el barril, en su disfraz de sushi, no pudo evitar pensar en lo único que era ver a alguien tan fuera de lo común adaptarse y encontrar paz en un lugar lleno de humanos y marines. El disfraz, aunque gracioso, parecía haber hecho su magia: un recordatorio humorístico de que, en esa noche, las diferencias se disimulaban y todos podían dejarse llevar por la despreocupación.
Al escuchar las palabras de Asradi, notó cómo su tono se tornaba nostálgico. Esa perspectiva, la de que un simple momento pudiera conservarse en la memoria como un fragmento de alegría sin pretensiones, lo hizo reflexionar. Cuántas veces en su vida de marine había pasado por lugares y personas sin realmente detenerse a valorar esos instantes de calma que también merecían un espacio en su historia. Asintió, sintiendo que su compañía en esa noche también lo ayudaba a ver las cosas desde una óptica distinta.
—Tienes toda la razón. A veces nos olvidamos de que también somos personas comunes, más allá de cualquier rango o deber —comentó, su voz tranquila mientras sus ojos se posaban en el horizonte, donde las primeras estrellas comenzaban a asomarse sobre el mar —Quizás eso sea lo que haga estos momentos aún más valiosos. La certeza de que son simples, y al mismo tiempo, únicos.—
Observando el ambiente festivo que envolvía la playa, le pareció como si el tiempo se hubiera suavizado, dándoles un respiro. Era el tipo de instante que, como bien decía Asradi, valía la pena recordar, no solo por nostalgia, sino para tener algo a lo que aferrarse cuando la vida se volviera más difícil. Los amigos y conocidos que compartían aquella celebración, los lazos que formaban sin esfuerzo alguno, parecían ser más fuertes de lo que cualquier batalla podría crear.
De pronto, una pequeña explosión de risas y luces llamó su atención desde la orilla, donde unos marines y pobladores habían comenzado a lanzar faroles al agua, iluminando las olas con un suave resplandor que danzaba sobre la superficie. La escena parecía mágica, y él se dejó llevar por el momento, guardando el recuerdo de aquella luz reflejada en las olas y en la sonrisa de quienes lo acompañaban.
Galhard miró a Asradi una vez más, y levantó su copa en un gesto sencillo y honesto.
—Que estos momentos de paz se repitan siempre que podamos. — Sus palabras no buscaban ser grandilocuentes, sino más bien un simple deseo de que aquella noche, con su sencillez y su calma, pudiera convertirse en un recuerdo que les diera fuerza para seguir adelante.
Bebió el último sorbo de su copa, sintiéndose agradecido por poder experimentar algo tan puro y simple en medio de una vida que, en tantas ocasiones, lo había desafiado.
—Vayamos a mirar si aún queda marisco de la boda, con el vino me ha vuelto a entrar hambre—Dijo abruptamente, como si aquel pensamiento hubiese conectado con su cerebro sin darle tiempo a pasarlo por algún filtro