Octojin
El terror blanco
08-11-2024, 11:34 AM
El joven recluta asiente con tanto entusiasmo que parece que le has dado la mejor noticia de su vida. Con una sonrisa casi infantil en el rostro, realiza un saludo militar perfecto antes de lanzarse a ejecutar la tarea a toda prisa. Se dirige hacia varios marines, dándoles las órdenes necesarias para que lleven a cabo lo que pediste, y termina señalándote, algo que hace que el resto de marines se den más prisa aún. Entre todos, hay algo de revuelo cuando escuchan la instrucción de usar la polea para bajar y subir al prisionero al mar. Y aunque Philip no parece muy contento al enterarse de la orden, al final la acata sin mayores comentarios, aunque lanza una mirada cargada de escepticismo al pobre pirata que pronto estará mojado.
Mientras tanto, tú te encaminas hacia la bodega, donde yace el misterioso cargamento de katanas. Te tomas un momento para inspeccionar las espadas. A simple vista, todas parecen comunes, de calidad básica y sin ningún rasgo que sugiera que pertenecen a una tripulación pirata con habilidades excepcionales. Pero el hueco vacío en el centro del recipiente destaca como un incómodo recordatorio de algo que falta. Interrogas a varios marines cercanos, preguntando si alguien ha retirado una de las espadas, pero todos te responden lo mismo: el recipiente ya estaba así cuando llegaron. Ninguno recuerda haber visto otra espada en ese lugar. Y parecen decir la verdad.
A medida que observas la escena, decides utilizar tu haki de observación nuevamente, escaneando el lugar en busca de cualquier señal de vida o peligro oculto. Los marines a tu alrededor emiten una energía tranquila y bajo control, completamente bajo tu mando. Pero entonces, sientes una presencia extraña, una señal de vida que no corresponde a ninguna de las personas visibles. Está justo debajo de ti, a unos tres metros y ligeramente a la izquierda. ¿Cómo es posible? No parece que haya una trampilla, ni una abertura para acceder a un nivel inferior. Te preguntas si habrá algún compartimento oculto, alguna sección secreta del barco que no han detectado aún.
Quizá por un momento ronde por tu cabeza que es el gran Octojin nadando por ahí, pero no, es imposible. Su presencia tiene una energía débil, y notas que poco a poco parece estar apagándose. Además, permanece totalmente inmóvil. ¿Qué está pasando con eso?
Es entonces cuando el joven recluta vuelve, con una expresión de entusiasmo renovado, y te toma del brazo suavemente para guiarte de vuelta a la cubierta, casi sin dejarte elegir.
—Hemos hecho lo que nos pidió, señor. El tipo no deja de hacer ruidos extraños cada vez que entra al agua, pero ni rastro de una palabra normal —te dice con una mezcla de emoción y sorpresa.
Al llegar a cubierta, ves cómo han instalado una pequeña polea con la que están bajando y subiendo al pirata en el agua continuamente. El pobre hombre está atado de pies y manos y se retuerce en sus amarras mientras los marines, siguiendo tus órdenes, lo sumergen en el agua por unos segundos antes de volver a sacarlo. El hombre emite una serie de sonidos aún más extraños que antes, casi guturales, y cada vez que lo sumergen parece más alterado, aunque sigue sin pronunciar una sola palabra coherente. Los marines, a pesar de su profesionalismo, no pueden evitar lanzar miradas curiosas e incluso alguna risa reprimida ante el extraño espectáculo. Aun así, no muestran signos de querer desobedecer tus órdenes. Ojalá que nadie esté viendo esto desde el puerto, porque vaya imagen está dando la marina...
Observas al pirata con atención, buscando cualquier señal de cambio o respuesta. Sin embargo, por más que lo intentan, no parece que el agua del mar esté rompiendo ningún tipo de hechizo. Es más, ¿por qué habría algún hechizo? Quizá el novato ha leído demasiadas aventuras de fantasía.
Los sonidos continúan, y el hombre sigue sin pronunciar una palabra comprensible. Poco a poco, empiezas a considerar la posibilidad de que el tema del “hechizo” sea algo más complejo de lo que habías pensado, o tal vez, que realmente estos hombres no tienen la capacidad de hablar.
Yo que tú pediría que dejaran a ese pobre hombre tranquilo ya, no creo que vaya a hablar por mucho que sigas remojándolo como quien reboza un filete. Además, estáis generando un poco de tensión con el resto de piratas, que emiten sonidos inentendibles cada vez a mayor volumen. Creo que no estaría de más reconducir la situación o se puede complicar.
Bueno, parece que tienes bastantes cosas pendientes, ¿no? No te dan ni un día libre y encima te mandan a encargarte de marrones que nadie sabe solucionar. La verdad es que vaya vida me llevas. Llegarás a ser el orgullo de la marina algún día, pero el camino no te lo están poniendo sencillo.
Algo te dice que esto es solo el comienzo de una intriga mucho más compleja.
Mientras tanto, tú te encaminas hacia la bodega, donde yace el misterioso cargamento de katanas. Te tomas un momento para inspeccionar las espadas. A simple vista, todas parecen comunes, de calidad básica y sin ningún rasgo que sugiera que pertenecen a una tripulación pirata con habilidades excepcionales. Pero el hueco vacío en el centro del recipiente destaca como un incómodo recordatorio de algo que falta. Interrogas a varios marines cercanos, preguntando si alguien ha retirado una de las espadas, pero todos te responden lo mismo: el recipiente ya estaba así cuando llegaron. Ninguno recuerda haber visto otra espada en ese lugar. Y parecen decir la verdad.
A medida que observas la escena, decides utilizar tu haki de observación nuevamente, escaneando el lugar en busca de cualquier señal de vida o peligro oculto. Los marines a tu alrededor emiten una energía tranquila y bajo control, completamente bajo tu mando. Pero entonces, sientes una presencia extraña, una señal de vida que no corresponde a ninguna de las personas visibles. Está justo debajo de ti, a unos tres metros y ligeramente a la izquierda. ¿Cómo es posible? No parece que haya una trampilla, ni una abertura para acceder a un nivel inferior. Te preguntas si habrá algún compartimento oculto, alguna sección secreta del barco que no han detectado aún.
Quizá por un momento ronde por tu cabeza que es el gran Octojin nadando por ahí, pero no, es imposible. Su presencia tiene una energía débil, y notas que poco a poco parece estar apagándose. Además, permanece totalmente inmóvil. ¿Qué está pasando con eso?
Es entonces cuando el joven recluta vuelve, con una expresión de entusiasmo renovado, y te toma del brazo suavemente para guiarte de vuelta a la cubierta, casi sin dejarte elegir.
—Hemos hecho lo que nos pidió, señor. El tipo no deja de hacer ruidos extraños cada vez que entra al agua, pero ni rastro de una palabra normal —te dice con una mezcla de emoción y sorpresa.
Al llegar a cubierta, ves cómo han instalado una pequeña polea con la que están bajando y subiendo al pirata en el agua continuamente. El pobre hombre está atado de pies y manos y se retuerce en sus amarras mientras los marines, siguiendo tus órdenes, lo sumergen en el agua por unos segundos antes de volver a sacarlo. El hombre emite una serie de sonidos aún más extraños que antes, casi guturales, y cada vez que lo sumergen parece más alterado, aunque sigue sin pronunciar una sola palabra coherente. Los marines, a pesar de su profesionalismo, no pueden evitar lanzar miradas curiosas e incluso alguna risa reprimida ante el extraño espectáculo. Aun así, no muestran signos de querer desobedecer tus órdenes. Ojalá que nadie esté viendo esto desde el puerto, porque vaya imagen está dando la marina...
Observas al pirata con atención, buscando cualquier señal de cambio o respuesta. Sin embargo, por más que lo intentan, no parece que el agua del mar esté rompiendo ningún tipo de hechizo. Es más, ¿por qué habría algún hechizo? Quizá el novato ha leído demasiadas aventuras de fantasía.
Los sonidos continúan, y el hombre sigue sin pronunciar una palabra comprensible. Poco a poco, empiezas a considerar la posibilidad de que el tema del “hechizo” sea algo más complejo de lo que habías pensado, o tal vez, que realmente estos hombres no tienen la capacidad de hablar.
Yo que tú pediría que dejaran a ese pobre hombre tranquilo ya, no creo que vaya a hablar por mucho que sigas remojándolo como quien reboza un filete. Además, estáis generando un poco de tensión con el resto de piratas, que emiten sonidos inentendibles cada vez a mayor volumen. Creo que no estaría de más reconducir la situación o se puede complicar.
Bueno, parece que tienes bastantes cosas pendientes, ¿no? No te dan ni un día libre y encima te mandan a encargarte de marrones que nadie sabe solucionar. La verdad es que vaya vida me llevas. Llegarás a ser el orgullo de la marina algún día, pero el camino no te lo están poniendo sencillo.
Algo te dice que esto es solo el comienzo de una intriga mucho más compleja.