Atlas
Nowhere | Fénix
08-11-2024, 02:07 PM
La operación continúa mientras... Un momento, ¿dónde se ha ido Tenka? A lo mejor se ha vuelto invisible, pero de haberlo hecho tendría que hablaros o algo para que supieseis dónde está. No sé, el caso es que no hay rastro del mink por ningún sitio y la situación, al menos bajo mi punto de vista, empieza a coger un cariz un tanto preocupante, ¿no os parece? Empezasteis siendo tres grupos conformados por seis sujetos en total y vais por dos con cuatro integrantes. Menos mal que sois gente aplicada y resolutiva, porque de no serlo cualquiera diría que esto pinta mal.
Por un lado, King y Jack aprovechan el orificio en la ventana que ha abierto el primero y se cuelan en el interior. Mientras os quitáis de en medio podéis escuchar cómo las conversaciones de las personas que deambulan por los pasillos se suceden, aunque de momento nadie repara en que falta un trozo de cristal en esa ventana. Cuestión de la noche, supongo. Sea como sea, King no encuentra absolutamente nada en la habitación más allá de varios pares de bragas descoloridas y vencidas y varios uniformes de servicio. Nada que merezca la pena ni que arroje información alguna sobre la ubicación del acceso a la cámara.
Por su parte, Jack le da un buen trago al licor que sale de los barriles, el cual, por desgracia, está a medio hacer y tiene un sabor ácido de lo más desagradable. No me parece mal la idea de amenazar a alguien hasta que os lleve donde necesitáis, pero debéis tener cuidado con la persona a la que escojáis. No por nada, sino porque os sea útil, vaya.
Mientras seguís con vuestra faena, en medio de las conversaciones del servicio llegáis a apreciar un ruido metálico de pisadas que recorren los pasillos a un ritmo constante. Por la forma en la que se comportan los murmullos de los trabajadores del Palacete Muusha cualquiera diría que se callan a su paso, pero sólo es una impresión sin un atisbo de certeza. No sé si querréis salir al pasillo para ver quiénes son o preferís seguir de incógnito.
—Sí, últimamente hacen más rondas de lo habitual. Sobre todo desde que hay tanta gente entrando sin parar en la biblioteca —podrá acertar a escuchar Jack de una pareja de mujeres jóvenes justo antes de que, ¡oh, sorpresa!, se introduzcan en la bodega en la que él se ha metido. Diría que va a haber que pensar rápido.
Con respecto a Alexander, efectivamente la puerta se abre, pero al hacerlo emite un agudo y desagradable chirrido que resuena por todo el ala norte. Es lo que tienen las puertas desgastadas de palacetes custodiados y vigilados que no oponen ninguna resistencia cuando un intruso intenta abrirlas. De cualquier modo, cuando Anissa y Alexander apenas acabáis de poner un pie en el interior una puerta lateral del pasillo por el que camináis se abre y aparece una mujer de mediana edad ataviada con el uniforme del servicio. Parecía que estaba en la planta de arriba, pero ha bajado rápidamente y no os ha dado tiempo de quitaros de en medio.
—Marie, ¿ya has vuel…? —comienza a preguntar, mas su rostro pasa de la calma al nerviosismo y de la serenidad al miedo en menos que canta un gallo. Su pregunta queda interrumpida por completo, siendo sustituida por un grito de pánico al tiempo que se da la vuelta e intenta escapar de vosotros en dirección a la zona central del palacete. De momento no aparece nadie más, pero no creo que la ayuda o los curiosos vayan a tardar demasiado en llegar.
Por un lado, King y Jack aprovechan el orificio en la ventana que ha abierto el primero y se cuelan en el interior. Mientras os quitáis de en medio podéis escuchar cómo las conversaciones de las personas que deambulan por los pasillos se suceden, aunque de momento nadie repara en que falta un trozo de cristal en esa ventana. Cuestión de la noche, supongo. Sea como sea, King no encuentra absolutamente nada en la habitación más allá de varios pares de bragas descoloridas y vencidas y varios uniformes de servicio. Nada que merezca la pena ni que arroje información alguna sobre la ubicación del acceso a la cámara.
Por su parte, Jack le da un buen trago al licor que sale de los barriles, el cual, por desgracia, está a medio hacer y tiene un sabor ácido de lo más desagradable. No me parece mal la idea de amenazar a alguien hasta que os lleve donde necesitáis, pero debéis tener cuidado con la persona a la que escojáis. No por nada, sino porque os sea útil, vaya.
Mientras seguís con vuestra faena, en medio de las conversaciones del servicio llegáis a apreciar un ruido metálico de pisadas que recorren los pasillos a un ritmo constante. Por la forma en la que se comportan los murmullos de los trabajadores del Palacete Muusha cualquiera diría que se callan a su paso, pero sólo es una impresión sin un atisbo de certeza. No sé si querréis salir al pasillo para ver quiénes son o preferís seguir de incógnito.
—Sí, últimamente hacen más rondas de lo habitual. Sobre todo desde que hay tanta gente entrando sin parar en la biblioteca —podrá acertar a escuchar Jack de una pareja de mujeres jóvenes justo antes de que, ¡oh, sorpresa!, se introduzcan en la bodega en la que él se ha metido. Diría que va a haber que pensar rápido.
Con respecto a Alexander, efectivamente la puerta se abre, pero al hacerlo emite un agudo y desagradable chirrido que resuena por todo el ala norte. Es lo que tienen las puertas desgastadas de palacetes custodiados y vigilados que no oponen ninguna resistencia cuando un intruso intenta abrirlas. De cualquier modo, cuando Anissa y Alexander apenas acabáis de poner un pie en el interior una puerta lateral del pasillo por el que camináis se abre y aparece una mujer de mediana edad ataviada con el uniforme del servicio. Parecía que estaba en la planta de arriba, pero ha bajado rápidamente y no os ha dado tiempo de quitaros de en medio.
—Marie, ¿ya has vuel…? —comienza a preguntar, mas su rostro pasa de la calma al nerviosismo y de la serenidad al miedo en menos que canta un gallo. Su pregunta queda interrumpida por completo, siendo sustituida por un grito de pánico al tiempo que se da la vuelta e intenta escapar de vosotros en dirección a la zona central del palacete. De momento no aparece nadie más, pero no creo que la ayuda o los curiosos vayan a tardar demasiado en llegar.