Son Goku D. Namek
Dr. Goku
08-11-2024, 05:28 PM
Goku frunció el ceño con una mezcla de molestia y vergüenza en su mirada. Sin contenerse, le lanzó una mirada envenenada a Terushin mientras exclamaba - ¡Maldito gato pulgoso! - el tono de su voz era áspero, y cada palabra parecía cargada de una rabia contenida - ¡Tu carne cruda con arroz sabe exquisito, no tengo nada que decir en su contra, pero me da vergüenza comerlo frente a ustedes!
Con una última mirada indignada, se dio la vuelta y comenzó a saltar de árbol en árbol, alejándose de sus compañeros en medio de la espesura. La selva lo rodeaba, sus ramas y hojas creaban un manto de sombras y luces mientras él se movía ágilmente entre ellas, como una sombra fugaz que se fundía con el paisaje. La voz de Gretta, suave y cálida, resonó detrás de él, llamándolo para que tomada cubierta con ella, pero él simplemente no la escuchó, ni a ella ni al rujido. Goku estaba demasiado absorto en sus pensamientos, en sus sentimientos heridos, y en esa sensación incómoda que le hacía querer alejarse de todo.
Mientras seguía su recorrido, cada vez más profundo entre los árboles, sus sentidos se activaron al captar algo peculiar, una pequeña cigarra voló justo frente a él, despreocupada. Goku la observó por un momento, y su actuar fue prácticamente un acto de reflejo. De un rápido movimiento de mano, atrapó al insecto en el aire, examinándolo con una mezcla de nostalgia y cierta curiosidad. Años atrás, siendo apenas un niño, su madre y su padre le habían enseñado a reconocer las fuentes de alimento que la naturaleza ofrecía, por mínimas o extrañas que parecieran. Sin dudar, rompió el exoesqueleto de la cigarra y, al ver la carne en su interior, esbozó una sonrisa. Era un hábito extraño, casi salvaje, pero uno que le recordaba a su infancia en la jungla.
Decidido a expresar su punto, Goku regresó entre saltos hasta donde estaban sus compañeros, su cola enroscada lo sostenía de una rama alta mientras se balanceaba, sosteniendo la cigarra con sus dedos. Con una sonrisa desafiante, miró directamente a Teruyoshi y los demás, especialmente a Gretta, su amada cerdita salerosa, y entonces, exclamó en voz alta - ¡Mira, gato pulgoso! ¡Por esto no me gusta comer carne cruda frente a ustedes!
Sin titubear, llevó el exoesqueleto del insecto a su boca y succionó la carne en un acto que a cualquiera le habría parecido asqueroso. Sin embargo, él lo hacía con una familiaridad que denotaba la naturalidad salvaje de alguien que había aprendido a vivir con la tierra misma. Fue en ese momento, justo después de degustar el sabor de la cigarra, que ocurrió algo extraño. Goku sintió un cosquilleo en su piel, y al instante, su cuerpo comenzó a cambiar. Pelaje rojizo comenzó a cubrir sus brazos y su espalda, como si su cuerpo estuviera regresando a un estado salvaje. Su cabello creció hasta triplicar su tamaño normal, sus músculos parecían expandirse con cada segundo que pasaba, y su figura se tornó más robusta y poderosa. Era una transformación que brotaba desde su esencia, algo que siempre ocurría cada vez que ingería carne cruda.
Con una mezcla de resignación y humor, Goku se quitó la parte superior de sus ropas, dejando al descubierto su torso desnudo, el cual brillaba bajo la luz que se filtraba entre las ramas, como una escultura de vitalidad primitiva. Miró el caparazón de la cigarra que aún sostenía en sus manos y dijo molesto - Cada vez que como carne cruda… maldita sea, me vuelve a crecer el pelo y mi cuerpo se regenera - dijo, demostrando molestia por su aspecto actual - No se porque, pero siempre me ha parecido más cómodo el pelo corto - Luego, observando el interior del insecto, agregó, un poco sorprendido - ¡Oh! Sabe a camarón. No recordaba eso…
A las espaldas de Goku, los árboles y arbustos lucían arrasados, el sendero que Goku había trazado en su arrebato había sido totalmente inconsciente de lo que ocurría a su alrededor, posándose justo en el ultimo árbol en pie antes de la destrucción que se forjaba frente a ellos. Él, sin prestar atención a la destrucción que había tras de el, solo se centraba en su intención de explicar, a su manera, el motivo de su incomodidad. En su mente, quería que Gretta entendiera que la vergüenza que sentía al comer el sushi de Teruyoshi frente a ellos era algo real, algo que lo agobiaba. Tal vez, en el fondo, esperaba que esa muestra de sinceridad salvaje le ayudara a recuperar el favor de Gretta y a expresar, de alguna forma, el torbellino de emociones que realmente lo impulsaba.
Con una última mirada indignada, se dio la vuelta y comenzó a saltar de árbol en árbol, alejándose de sus compañeros en medio de la espesura. La selva lo rodeaba, sus ramas y hojas creaban un manto de sombras y luces mientras él se movía ágilmente entre ellas, como una sombra fugaz que se fundía con el paisaje. La voz de Gretta, suave y cálida, resonó detrás de él, llamándolo para que tomada cubierta con ella, pero él simplemente no la escuchó, ni a ella ni al rujido. Goku estaba demasiado absorto en sus pensamientos, en sus sentimientos heridos, y en esa sensación incómoda que le hacía querer alejarse de todo.
Mientras seguía su recorrido, cada vez más profundo entre los árboles, sus sentidos se activaron al captar algo peculiar, una pequeña cigarra voló justo frente a él, despreocupada. Goku la observó por un momento, y su actuar fue prácticamente un acto de reflejo. De un rápido movimiento de mano, atrapó al insecto en el aire, examinándolo con una mezcla de nostalgia y cierta curiosidad. Años atrás, siendo apenas un niño, su madre y su padre le habían enseñado a reconocer las fuentes de alimento que la naturaleza ofrecía, por mínimas o extrañas que parecieran. Sin dudar, rompió el exoesqueleto de la cigarra y, al ver la carne en su interior, esbozó una sonrisa. Era un hábito extraño, casi salvaje, pero uno que le recordaba a su infancia en la jungla.
Decidido a expresar su punto, Goku regresó entre saltos hasta donde estaban sus compañeros, su cola enroscada lo sostenía de una rama alta mientras se balanceaba, sosteniendo la cigarra con sus dedos. Con una sonrisa desafiante, miró directamente a Teruyoshi y los demás, especialmente a Gretta, su amada cerdita salerosa, y entonces, exclamó en voz alta - ¡Mira, gato pulgoso! ¡Por esto no me gusta comer carne cruda frente a ustedes!
Sin titubear, llevó el exoesqueleto del insecto a su boca y succionó la carne en un acto que a cualquiera le habría parecido asqueroso. Sin embargo, él lo hacía con una familiaridad que denotaba la naturalidad salvaje de alguien que había aprendido a vivir con la tierra misma. Fue en ese momento, justo después de degustar el sabor de la cigarra, que ocurrió algo extraño. Goku sintió un cosquilleo en su piel, y al instante, su cuerpo comenzó a cambiar. Pelaje rojizo comenzó a cubrir sus brazos y su espalda, como si su cuerpo estuviera regresando a un estado salvaje. Su cabello creció hasta triplicar su tamaño normal, sus músculos parecían expandirse con cada segundo que pasaba, y su figura se tornó más robusta y poderosa. Era una transformación que brotaba desde su esencia, algo que siempre ocurría cada vez que ingería carne cruda.
Con una mezcla de resignación y humor, Goku se quitó la parte superior de sus ropas, dejando al descubierto su torso desnudo, el cual brillaba bajo la luz que se filtraba entre las ramas, como una escultura de vitalidad primitiva. Miró el caparazón de la cigarra que aún sostenía en sus manos y dijo molesto - Cada vez que como carne cruda… maldita sea, me vuelve a crecer el pelo y mi cuerpo se regenera - dijo, demostrando molestia por su aspecto actual - No se porque, pero siempre me ha parecido más cómodo el pelo corto - Luego, observando el interior del insecto, agregó, un poco sorprendido - ¡Oh! Sabe a camarón. No recordaba eso…
A las espaldas de Goku, los árboles y arbustos lucían arrasados, el sendero que Goku había trazado en su arrebato había sido totalmente inconsciente de lo que ocurría a su alrededor, posándose justo en el ultimo árbol en pie antes de la destrucción que se forjaba frente a ellos. Él, sin prestar atención a la destrucción que había tras de el, solo se centraba en su intención de explicar, a su manera, el motivo de su incomodidad. En su mente, quería que Gretta entendiera que la vergüenza que sentía al comer el sushi de Teruyoshi frente a ellos era algo real, algo que lo agobiaba. Tal vez, en el fondo, esperaba que esa muestra de sinceridad salvaje le ayudara a recuperar el favor de Gretta y a expresar, de alguna forma, el torbellino de emociones que realmente lo impulsaba.