Alexandra
Alex
09-11-2024, 01:30 PM
No hacía ni una semana que Alexandra se había alistado a la Marina y no había tenido ni un solo día de descanso. Pero en cuanto le llegaron las noticias de que se buscaban voluntarios para ayudar a reconstruir Islas Gecko no pudo decir que no. Al fin y al cabo era su deber como Marine y a veces había que mancharse un poquito las manos, no todo iban a ser misiones de rescate.
Le alivió un poco ver que Masao iba con ella, aunque su primer encuentro había sido de todo menos normal —quizás debería decirle que le había confundido con un traficante de niños...— le reconfortaba su presencia. En cierta manera. El chico era tan energético que era imposible aburrirse a su lado y eso que Alex no se quedaba corta en hiperactividad.
Cuando llegaron al puerto se encontraron con lo que la Hafugyo supuso que eran el alcalde y los ministros del pueblo, los cuales les saludaron de una manera un poco extraña, nunca había visto a nadie levantar el brazo de aquella manera. Como no quería faltar el respeto a los ciudadanos de villa Syrup imitó el gesto, aunque era mucho menos efusivo que su compañero, el cual lo coronó con un gritó «Viva cristo príncipe» o algo así... Después de la breve introducción les llevaron por un camino.
—No creo que seamos primos, no...—Masao había aprovechado para entablar conversación con ella
Aunque bueno, los dos eran gyojins y no habían muchos de los suyos por esa zona, de echo no había visto a ninguno más. En cuanto viera al señor octojin le preguntaría sobre su familia. Quizás si que podían ser primos segundos. Aunque ella nunca supo quien de sus dos parientes era el pescado, sería difícil hacer coincidir su árbol genético.
—Por cierto, Masao— comentó la chica—me alegra que estemos juntos en esta misión!
Fue entonces cuando llegaron a una amplia y colorida carpa, dentro de ella había diferentes refrigerios y, no iba a mentir, se moría de hambre. Alexandra atacó la mesa de bocadillitos—fijándose muy bien que ninguno de ellos llevara atún u otro pescado— y se cogió un refrigerio. No le había dado tiempo a tragar el ultimo bocado cuando Masao la arrastró hacia sus tres... ¿Amigos?
—¡Refluta Aflexandfa!— dijo con la boca aún llena, haciendo un saludo militar— ¡encantada! Espero que nos llevemos bien y tengamos una apacible jornada de limpieza y reconstrucción.
Quizás se había pasado de formal, nunca se le habían dado bien las presentaciones. Por suerte el alcalde empezó a hablar, comentando las zonas que requerían de ayuda y los grupos que se harían. Por su cabeza pasó el apuntarse a vigilancia pero probablemente aún no fuera lo suficientemente fuerte para pelearse contra ellos. Así que acabó decidiéndose por el grupo de limpieza, era una tarea importante pero poco llamativa así que seguramente no iría mucha gente hacía allí.
Después de comunicarselo a sus compañeros se dirigió al punto de encuentro esperando nuevas instrucciones.
Le alivió un poco ver que Masao iba con ella, aunque su primer encuentro había sido de todo menos normal —quizás debería decirle que le había confundido con un traficante de niños...— le reconfortaba su presencia. En cierta manera. El chico era tan energético que era imposible aburrirse a su lado y eso que Alex no se quedaba corta en hiperactividad.
Cuando llegaron al puerto se encontraron con lo que la Hafugyo supuso que eran el alcalde y los ministros del pueblo, los cuales les saludaron de una manera un poco extraña, nunca había visto a nadie levantar el brazo de aquella manera. Como no quería faltar el respeto a los ciudadanos de villa Syrup imitó el gesto, aunque era mucho menos efusivo que su compañero, el cual lo coronó con un gritó «Viva cristo príncipe» o algo así... Después de la breve introducción les llevaron por un camino.
—No creo que seamos primos, no...—Masao había aprovechado para entablar conversación con ella
Aunque bueno, los dos eran gyojins y no habían muchos de los suyos por esa zona, de echo no había visto a ninguno más. En cuanto viera al señor octojin le preguntaría sobre su familia. Quizás si que podían ser primos segundos. Aunque ella nunca supo quien de sus dos parientes era el pescado, sería difícil hacer coincidir su árbol genético.
—Por cierto, Masao— comentó la chica—me alegra que estemos juntos en esta misión!
Fue entonces cuando llegaron a una amplia y colorida carpa, dentro de ella había diferentes refrigerios y, no iba a mentir, se moría de hambre. Alexandra atacó la mesa de bocadillitos—fijándose muy bien que ninguno de ellos llevara atún u otro pescado— y se cogió un refrigerio. No le había dado tiempo a tragar el ultimo bocado cuando Masao la arrastró hacia sus tres... ¿Amigos?
—¡Refluta Aflexandfa!— dijo con la boca aún llena, haciendo un saludo militar— ¡encantada! Espero que nos llevemos bien y tengamos una apacible jornada de limpieza y reconstrucción.
Quizás se había pasado de formal, nunca se le habían dado bien las presentaciones. Por suerte el alcalde empezó a hablar, comentando las zonas que requerían de ayuda y los grupos que se harían. Por su cabeza pasó el apuntarse a vigilancia pero probablemente aún no fuera lo suficientemente fuerte para pelearse contra ellos. Así que acabó decidiéndose por el grupo de limpieza, era una tarea importante pero poco llamativa así que seguramente no iría mucha gente hacía allí.
Después de comunicarselo a sus compañeros se dirigió al punto de encuentro esperando nuevas instrucciones.