Asradi
Völva
09-11-2024, 11:56 PM
La respiración de Asradi era agitada con todo lo que estaba sucediendo. No solo era el gasto de energía que activar el Haki de Armadura le estaba consumiendo, algo a lo que no estaba realmente habituada aunque se notaba que tenía cierto control. Pero como siempre había procurado no meterse en peleas, no en solitario, al menos, su cuerpo no estaba todavía demasiado habituado. Por fortuna, a pesar del golpe recibido, pudo mantenerse erguida y conseguir retomar el equilibrio. Aunque, por inercia, se llevó una mano a dicho
Algunas gotas de sudor bajaban por la frente de la pelinegra, cuando el espeso y denso silencio solo pareció ser el preludio de algo peor. La atención que, hasta ahora, Asradi había mantenido en ambos hombres, por ser los atacantes y los más peligrosos en ese preciso instante, se desvió, de repente hacia el viejo.
“Shaitán”.
Esa única palabra, ese único nombre fue suficiente como para que su cuerpo comenzase a temblar y los ojos de Asradi se abriesen de par. En ese momento sintió como si su espalda se quemase de repente. No de manera literal, por supuesto, pero ahí estaba la terrible sugestión que le provocaban aquellos recuerdos. Aquellos días sin luz y plagados de desprecio y dolor, tanto físico como mental. La mente de Asradi se quedó en blanco por unos segundos, con tan solo ese nombre taladrándole en su cabeza en un constante y doloroso martilleo. Un pequeño jadeo, casi de desesperación, se le escapó por unos segundos de entre los labios. ¿Era él el jefe de todo aquello? ¿Tan rápido la había localizado? La cabeza de la habitante del mar iba, ahora, a mil por hora. Si eso era verdad... Si en verdad era él...
Los recuerdos y rostros de la gente que había conocido hasta ahora pasaron por su cabeza. Ubben, Ragnheidr, Airgid. Alistair... Los nuevos revolucionarios que acababa de conocer. Pero, sobre todo, Octojin. El recuerdo de su mirada, de su calidez provocaron que el ceño de Asradi se fuese frunciendo poco a poco. No podía dejarse atrapar ahí. No tan fácilmente. Quería volver a verles. Quería volver a ver a su grandullón.
La incertidumbre que, hasta ahora, había plagado su mirada, se tornó de repente en una de determinación. Aprovechó el momento de duda de los hombres para prepararse rápidamente. Por fortuna, el lugar estaba totalmente húmedo y con agua en el suelo por doquier. Eso era una ventaja para ella. O, al menos, eso esperaba. Porque sentía cómo su energía había mermado considerablemente.
Debía resistir, a como diese lugar.
Recubrió nuevamente parte de su cuerpo, concretamente la mitad superior y, sobre todo sus brazos y manos, con aquella coloración oscura. No era el refuerzo tan potente como el anterior, pero esperaba que le sirviese como para aguantar un poco más.
No tardó en sentir ese cosquilleo extraño y agradable al mismo tiempo cada vez que el Haki de Armadura recubría su cuerpo. Y, esta vez, aprovechó su ventaja con la cantidad de agua que había en el ambiente para, al igual que la oscura coloración, recubrirse los brazos y manos, sobre todo, de una húmeda capa del líquido elemento, incluso dejando que comenzase a gotear finamente hacia el suelo.
Ojalá estar en el mar, ahí tendría ventaja tanto para atacar como para huír, incluso. Pero tendría que conformarse con eso y aguantar como buenamente pudiese. El resbalón de uno de los humanos le había servido para ganar un poco de tiempo y prepararse. La mirada de la sirena se afiló, digna de un depredador de los mares. Tomó aire y, sobre todo, determinación a pesar del cansancio que sentía. En cuanto la patada hacia su cola tuvo lugar, ella ya estaba prevenida gracias al casi inicial resbalón. Eses segundos fueron preciosos como para que el agua que, todavía, chorreaba de sus manos, sirviese de ofensiva. Con un vertiginoso revés, lanzó una ola de agua contra su atacante. El otro se había quedado aparentemente quieto o a la defensiva, pero no importaba. Como una ola rompiendo en la orilla, el agua se desperdigó en un radio de varios metros cuando dicho líquido se fragmentó en gotas más pequeñas, pero no por ello menos peligrosas. Como millares de pequeñas balas directas hacia, ahora, los dos únicos hombres que quedaban en aquella destartalada habitación.
Al mismo tiempo que, desafiando con la mirada al varón que más cercano tenía, tomó aire para elevar no un canto, sino una especie de grito estridente digno de las almas de Hel que reverberaría solo en el interior de aquella estancia.
No quería volver. No quería ser enjaulada de nuevo.
Algunas gotas de sudor bajaban por la frente de la pelinegra, cuando el espeso y denso silencio solo pareció ser el preludio de algo peor. La atención que, hasta ahora, Asradi había mantenido en ambos hombres, por ser los atacantes y los más peligrosos en ese preciso instante, se desvió, de repente hacia el viejo.
“Shaitán”.
Esa única palabra, ese único nombre fue suficiente como para que su cuerpo comenzase a temblar y los ojos de Asradi se abriesen de par. En ese momento sintió como si su espalda se quemase de repente. No de manera literal, por supuesto, pero ahí estaba la terrible sugestión que le provocaban aquellos recuerdos. Aquellos días sin luz y plagados de desprecio y dolor, tanto físico como mental. La mente de Asradi se quedó en blanco por unos segundos, con tan solo ese nombre taladrándole en su cabeza en un constante y doloroso martilleo. Un pequeño jadeo, casi de desesperación, se le escapó por unos segundos de entre los labios. ¿Era él el jefe de todo aquello? ¿Tan rápido la había localizado? La cabeza de la habitante del mar iba, ahora, a mil por hora. Si eso era verdad... Si en verdad era él...
Los recuerdos y rostros de la gente que había conocido hasta ahora pasaron por su cabeza. Ubben, Ragnheidr, Airgid. Alistair... Los nuevos revolucionarios que acababa de conocer. Pero, sobre todo, Octojin. El recuerdo de su mirada, de su calidez provocaron que el ceño de Asradi se fuese frunciendo poco a poco. No podía dejarse atrapar ahí. No tan fácilmente. Quería volver a verles. Quería volver a ver a su grandullón.
La incertidumbre que, hasta ahora, había plagado su mirada, se tornó de repente en una de determinación. Aprovechó el momento de duda de los hombres para prepararse rápidamente. Por fortuna, el lugar estaba totalmente húmedo y con agua en el suelo por doquier. Eso era una ventaja para ella. O, al menos, eso esperaba. Porque sentía cómo su energía había mermado considerablemente.
Debía resistir, a como diese lugar.
Recubrió nuevamente parte de su cuerpo, concretamente la mitad superior y, sobre todo sus brazos y manos, con aquella coloración oscura. No era el refuerzo tan potente como el anterior, pero esperaba que le sirviese como para aguantar un poco más.
BUSO401
BUSOSHOKU
Haki básico
Tier 4
No Aprendida
8
2
Permite al usuario recubrir hasta dos extremidades o dos armas con haki, tornándose estas de un color oscuro y brillante como el metal, siendo capaz de golpear los cuerpos de todo tipo de Akumas. Obteniendo un bono de +15 en los daños que aplique el Haki y +5 [Resistencia] ante daños y efectos. (En caso de querer recubrir solo pequeñas zonas del cuerpo, inferiores a la mitad del recubrimiento máximo, el coste bajará a la mitad)
+15 en los daños físicos con Haki imbuido y +5 [Resistencia] ante daños y efectos en el área.
No tardó en sentir ese cosquilleo extraño y agradable al mismo tiempo cada vez que el Haki de Armadura recubría su cuerpo. Y, esta vez, aprovechó su ventaja con la cantidad de agua que había en el ambiente para, al igual que la oscura coloración, recubrirse los brazos y manos, sobre todo, de una húmeda capa del líquido elemento, incluso dejando que comenzase a gotear finamente hacia el suelo.
AQU301
ELEMENTALES
Utilidad Mantenida
Tier 3
No Aprendida
31
22
2
Técnica mediante la cual el usuario recubrirá las armas que empuñe o sus extremidades en elemento Aqua con el fin de potenciar con partículas de agua penetrantes sus habilidades y básicos, haciendo que las mismas apliquen [Daño Interno leve].
+25 de [Daño de Agua]
Ojalá estar en el mar, ahí tendría ventaja tanto para atacar como para huír, incluso. Pero tendría que conformarse con eso y aguantar como buenamente pudiese. El resbalón de uno de los humanos le había servido para ganar un poco de tiempo y prepararse. La mirada de la sirena se afiló, digna de un depredador de los mares. Tomó aire y, sobre todo, determinación a pesar del cansancio que sentía. En cuanto la patada hacia su cola tuvo lugar, ella ya estaba prevenida gracias al casi inicial resbalón. Eses segundos fueron preciosos como para que el agua que, todavía, chorreaba de sus manos, sirviese de ofensiva. Con un vertiginoso revés, lanzó una ola de agua contra su atacante. El otro se había quedado aparentemente quieto o a la defensiva, pero no importaba. Como una ola rompiendo en la orilla, el agua se desperdigó en un radio de varios metros cuando dicho líquido se fragmentó en gotas más pequeñas, pero no por ello menos peligrosas. Como millares de pequeñas balas directas hacia, ahora, los dos únicos hombres que quedaban en aquella destartalada habitación.
JGY501
GYOJIN JUJUTSU
Ofensiva Activa
Tier 5
No Aprendida
59
3
En esta ocasión el usuario lanzara el agua que toma de sus manos de forma que se fragmente una multitud de gotas más pequeñas que puedan barrer un área más grande de terreno cubriendo 12 metros cuadrados delante del usuario. Y la mayor cantidad de balas acribillando a un oponente le causaran una [Hemorragia leve] . En el caso de no disponer de agua natural se podrá reunir al momento agua del ambiente en la mano pero aumentara el coste de Energía en +50%.
Golpe Básico + [FUEx3,2] de [Daño Perforante]
Al mismo tiempo que, desafiando con la mirada al varón que más cercano tenía, tomó aire para elevar no un canto, sino una especie de grito estridente digno de las almas de Hel que reverberaría solo en el interior de aquella estancia.
No quería volver. No quería ser enjaulada de nuevo.