Octojin
El terror blanco
10-11-2024, 03:26 PM
El ambiente en la cubierta es tenso, como si el tiempo mismo se hubiera ralentizado en el clímax de esta lucha que estáis manteniendo con tanta cabezonería. La madera cruje bajo los pies de los piratas Calzzone, que miran en todas direcciones, intentando localizarte. Focalizan cada sentido en percibir ese gas en el que te mueves. Esa materia que usas para desplazarte de una manera tan indetectable... Las olas golpean suavemente el casco del barco, y el sonido es tan constante que casi parece fundirse con la respiración irregular de Douma y los jadeos de tus rivales. Un viento tenue hace ondear la bandera sobre la cabeza de Marga Rita, recordándote el extraño motivo de esta lucha que, para todos los presentes, ha escalado hasta una cuestión de honor. Y eso sumado a la cabezonería de cada miembro presente en aquél barco, hace que la pelea no tenga una finalización sencilla.
Tus enemigos se mantienen alerta, con los sentidos agudizados, pero en vano. En tu forma de gas, eres prácticamente indetectable: sin olor, sin ruido, una presencia invisible que se desliza entre ellos. Gorgon Zola, dolorido, mantiene una postura defensiva, vigilante, sin dejar de fruncir el ceño por el esfuerzo. Robi Ola permanece inmóvil, aún concentrado, como si intuyera que cualquier movimiento en falso pudiera ser su último. y no se equivoca, la verdad. Par Migiano sigue tocando la madera del barco, completamente concentrado, como si intentara canalizar algo desde el corazón del navío mismo. Cada uno de ellos parece en su propio mundo, buscando un rastro, una pista de tu posición, sin éxito.
Y entonces, sin que nadie lo note, te deslizas detrás de Moza Rela, quien está aún enfocada en Douma. Sin hacer el más mínimo ruido, vuelves a tomar tu forma humana a sus espaldas. Moza Rela apenas tiene tiempo de reaccionar antes de que tu mano se cierre firmemente alrededor de su cuello. El terror cruza por su rostro al sentir la fuerza de tu agarre, y su cuerpo queda inmóvil, incapaz de moverse. Sus manos sueltan su arma, y la pistola cae al suelo, produciendo un sonido metálico que, en el silencio de la tensión, resuena como un estruendo. De repente, todas las miradas se centran de nuevo en ti. Por fin te detectan, aunque sea tarde.
Moza Rela empieza a jadear, y sus ojos se desorbitan al darse cuenta de su situación. Ni siquiera ha intentado zafarse, parece que está demasiado ocupada en poder mantenerse viva. La presión en tu brazo aumenta, inmovilizando su cuerpo, y el resto de los piratas nota inmediatamente su estado. Miran en su dirección, y al ver la expresión de pánico en su rostro y lo rápido que se ha puesto completamente roja, sus propias caras palidecen. Gorgon Zola, Robi Ola y Par Migiano parecen entrar en un estado de alerta máxima, sus ojos fijos en la escena mientras intentan decidir qué hacer, pero ninguno se atreve a realizar un movimiento. ¿Serían más rápidos en alcanzarte que tú en ejecutar a la tiradora? Una buena pregunta, pero lamentablemente creo que no tendremos respuesta. Las armas que sostenían tiemblan en sus manos, y el miedo en sus miradas deja claro que saben que, si sigues adelante, Moza Rela no saldrá con vida.
Tu voz profunda y firme rompe el silencio. Moza Rela jadea, tratando de captar el poco aire que permites entrar en su cuerpo, y la tensión se apodera de la cubierta. Las miradas de los piratas Calzzone, antes llenas de orgullo, ahora están cargadas de impotencia y rabia contenida.
Por un instante, el silencio en la cubierta es absoluto, como si todos estuvieran conteniendo la respiración. La propia Marga Rita, que ha estado observando la escena con incredulidad, da un paso hacia adelante mientras sus cortadores de pizza mecánicos aún se encuentran chisporroteando, pero ahora bajados y sin intención ofensiva. En sus ojos, la furia y la frustración se mezclan con un reconocimiento resignado de que has ganado esta ronda.
—¡Basta! —ruge con voz estruendosa, que se escucha sobre el sonido del viento y las olas. Da unos pasos más hasta quedar frente a ti, notando cómo sus ojos lanzan destellos de odio— Nos largaremos… per ora. —La última palabra la pronuncia con un acento marcado y con una nota de promesa implícita. La furia en su expresión deja claro que esto no ha terminado; te has ganado una enemiga que no descansará hasta vengar lo ocurrido hoy. Joder... Y tú que te habías despertado y solo querías comer un poco. Qué mala hostia tienen algunas.
A pesar de su agotamiento, Marga Rita levanta la cabeza con orgullo y fija la mirada en ti, como si quisiera asegurarse de que su rostro se quede grabado en tu memoria. Luego, con un movimiento de la cabeza, indica a sus compañeros que retrocedan, y uno a uno, los piratas comienzan a recoger sus armas y a dirigirse hacia los botes. Envainan espadas y alzan los brazos, en señal de rendición. Creo que ahora viene la parte en la que debes soltar a Moza Rela. Si lo haces, seguramente caiga de rodillas, jadeando y con el rostro aún pálido, pero viva. Un par de sus compañeros la ayudarán a levantarse y, aún temblorosa, te lanza una última mirada cargada de resentimiento antes de seguir a los demás hacia la salida.
Douma, visiblemente agotado y sangrando de varias heridas, se acerca hasta ti y coloca una mano en tu hombro, su respiración está tremendamente agitada pero su expresión es de una gratitud evidente. Quién sabe cómo hubiera acabado todo si no hubieras terminado la pelea.
—Nos basta por hoy —dice con voz ronca, dándote una ligera sonrisa. Su cuerpo está cubierto de sudor y pequeñas manchas de sangre, y aunque su postura sigue siendo firme, es evidente que está al límite—. Vámonos, Ragn. No nos conviene quedarnos aquí más tiempo. Creo que ya hemos hecho lo nuestro.
Si miras a tu alrededor, verás que la cubierta está destrozada y que los piratas que se alejan lentamente hacia sus botes. ¿Piensan dejar allí el barco? Parece que sí. La bandera de los Calzzone aún ondea en su barco, y el sol comienza a ponerse en el horizonte, iluminando la escena con una luz rojiza. Aunque sientes el cansancio acumulado en cada músculo, el deber ha sido cumplido. Es hora de volver al Baratie.
Vuestro pequeño bote está un poco reventado, pero tenéis un par de botes salvavidas que podéis coger para volver. Los piratas se han ido en la dirección opuesta, así que parece no haber problema.
Tus enemigos se mantienen alerta, con los sentidos agudizados, pero en vano. En tu forma de gas, eres prácticamente indetectable: sin olor, sin ruido, una presencia invisible que se desliza entre ellos. Gorgon Zola, dolorido, mantiene una postura defensiva, vigilante, sin dejar de fruncir el ceño por el esfuerzo. Robi Ola permanece inmóvil, aún concentrado, como si intuyera que cualquier movimiento en falso pudiera ser su último. y no se equivoca, la verdad. Par Migiano sigue tocando la madera del barco, completamente concentrado, como si intentara canalizar algo desde el corazón del navío mismo. Cada uno de ellos parece en su propio mundo, buscando un rastro, una pista de tu posición, sin éxito.
Y entonces, sin que nadie lo note, te deslizas detrás de Moza Rela, quien está aún enfocada en Douma. Sin hacer el más mínimo ruido, vuelves a tomar tu forma humana a sus espaldas. Moza Rela apenas tiene tiempo de reaccionar antes de que tu mano se cierre firmemente alrededor de su cuello. El terror cruza por su rostro al sentir la fuerza de tu agarre, y su cuerpo queda inmóvil, incapaz de moverse. Sus manos sueltan su arma, y la pistola cae al suelo, produciendo un sonido metálico que, en el silencio de la tensión, resuena como un estruendo. De repente, todas las miradas se centran de nuevo en ti. Por fin te detectan, aunque sea tarde.
Moza Rela empieza a jadear, y sus ojos se desorbitan al darse cuenta de su situación. Ni siquiera ha intentado zafarse, parece que está demasiado ocupada en poder mantenerse viva. La presión en tu brazo aumenta, inmovilizando su cuerpo, y el resto de los piratas nota inmediatamente su estado. Miran en su dirección, y al ver la expresión de pánico en su rostro y lo rápido que se ha puesto completamente roja, sus propias caras palidecen. Gorgon Zola, Robi Ola y Par Migiano parecen entrar en un estado de alerta máxima, sus ojos fijos en la escena mientras intentan decidir qué hacer, pero ninguno se atreve a realizar un movimiento. ¿Serían más rápidos en alcanzarte que tú en ejecutar a la tiradora? Una buena pregunta, pero lamentablemente creo que no tendremos respuesta. Las armas que sostenían tiemblan en sus manos, y el miedo en sus miradas deja claro que saben que, si sigues adelante, Moza Rela no saldrá con vida.
Tu voz profunda y firme rompe el silencio. Moza Rela jadea, tratando de captar el poco aire que permites entrar en su cuerpo, y la tensión se apodera de la cubierta. Las miradas de los piratas Calzzone, antes llenas de orgullo, ahora están cargadas de impotencia y rabia contenida.
Por un instante, el silencio en la cubierta es absoluto, como si todos estuvieran conteniendo la respiración. La propia Marga Rita, que ha estado observando la escena con incredulidad, da un paso hacia adelante mientras sus cortadores de pizza mecánicos aún se encuentran chisporroteando, pero ahora bajados y sin intención ofensiva. En sus ojos, la furia y la frustración se mezclan con un reconocimiento resignado de que has ganado esta ronda.
—¡Basta! —ruge con voz estruendosa, que se escucha sobre el sonido del viento y las olas. Da unos pasos más hasta quedar frente a ti, notando cómo sus ojos lanzan destellos de odio— Nos largaremos… per ora. —La última palabra la pronuncia con un acento marcado y con una nota de promesa implícita. La furia en su expresión deja claro que esto no ha terminado; te has ganado una enemiga que no descansará hasta vengar lo ocurrido hoy. Joder... Y tú que te habías despertado y solo querías comer un poco. Qué mala hostia tienen algunas.
A pesar de su agotamiento, Marga Rita levanta la cabeza con orgullo y fija la mirada en ti, como si quisiera asegurarse de que su rostro se quede grabado en tu memoria. Luego, con un movimiento de la cabeza, indica a sus compañeros que retrocedan, y uno a uno, los piratas comienzan a recoger sus armas y a dirigirse hacia los botes. Envainan espadas y alzan los brazos, en señal de rendición. Creo que ahora viene la parte en la que debes soltar a Moza Rela. Si lo haces, seguramente caiga de rodillas, jadeando y con el rostro aún pálido, pero viva. Un par de sus compañeros la ayudarán a levantarse y, aún temblorosa, te lanza una última mirada cargada de resentimiento antes de seguir a los demás hacia la salida.
Douma, visiblemente agotado y sangrando de varias heridas, se acerca hasta ti y coloca una mano en tu hombro, su respiración está tremendamente agitada pero su expresión es de una gratitud evidente. Quién sabe cómo hubiera acabado todo si no hubieras terminado la pelea.
—Nos basta por hoy —dice con voz ronca, dándote una ligera sonrisa. Su cuerpo está cubierto de sudor y pequeñas manchas de sangre, y aunque su postura sigue siendo firme, es evidente que está al límite—. Vámonos, Ragn. No nos conviene quedarnos aquí más tiempo. Creo que ya hemos hecho lo nuestro.
Si miras a tu alrededor, verás que la cubierta está destrozada y que los piratas que se alejan lentamente hacia sus botes. ¿Piensan dejar allí el barco? Parece que sí. La bandera de los Calzzone aún ondea en su barco, y el sol comienza a ponerse en el horizonte, iluminando la escena con una luz rojiza. Aunque sientes el cansancio acumulado en cada músculo, el deber ha sido cumplido. Es hora de volver al Baratie.
Vuestro pequeño bote está un poco reventado, pero tenéis un par de botes salvavidas que podéis coger para volver. Los piratas se han ido en la dirección opuesta, así que parece no haber problema.