Sowon
Luna Sangrienta
10-11-2024, 03:45 PM
Era habitual tener clientes habituales en una isla como Kilombo, luego de varios trabajos y escaramuzas con diferentes criminales, la mujer de cuatro metros de altura se había labrado cierta reputación como mercenaria. Era como el vecino soñado de cualquiera, podía cuidarte al gato, encargarse de unos piratas y hasta limpiarte el gallinero siempre que no le pusieran de mal humor y aceptasen sus infantiles apodos que todo inocente recibía por su parte. Ella, en efecto, era una mercenaria eficiente pero compleja de tratar que podía parecer muy inquieta a la hora de intentar finalizar un trabajo con la mayor velocidad posible. Su pequeño caracol sonó, siendo esa mujer de los cocos, le había ayudado hace un tiempo con algunos problemas y tras verle repeler a algunos piratas por su cuenta solía llamarle por temas referidos a estos. A sabiendas de que la rubia tenía cierta debilidad por ayudar esclavos, al menos salvarles de ese cruel destino si la paga era lo adecuado.
—¿Salvar a una mujer guapa? Hubieras iniciado desde ahí, hmm, no puedes pagarme todo y deberé escoltar a un Cuervo... ¿Eh no es un pajarito? Hmm, una hormiga, entiendo. Normalmente iría sola, pero no tengo problemas en unir fuerzas. Siempre se me dio bien colaborar en equipo...—
Comentó ante su llamado, siendo que tras ajustarse el espadón en la espalda no tardó en ponerse en marcha. Su armadura resplandecía en el pueblo y el punto de encuentro era un lugar conocido, no se había puesto a medir problemas esa mujer. Se aproximó al lugar, observando con tranquilidad sus alrededores, todavía pensando en que llevaba a tantos tontos a involucrarse con piratas que no eran de fiar. ¿Acaso ella no era una? A lo mejor era una pirata particular, una que no necesitaba hacer fechorías por ganarse un poco de dinero y que se dedicaba a cazarlos por mero entretenimiento.
—Entonces tu eres el que se encargará de todo... Soy Shinozaki Sowon, conozco a la señora de los cocos desde hace un tiempo, he trabajado para ella con ciertos asuntos. Supongo que deberíamos planificar nuestro asalto antes de ir como un pollo sin cabeza, algunas hormigas no piensan con claridad. Tenemos un rehén, no sabemos si está viva o está muerta, Coco cree que no la han matado pero creo que se ha tardado unos cinco meses en llamarnos. Nunca hay que fiarse de tratos con esa calaña, los mentirosos me ponen de muy mal humor.—
Cerró su puño mientras inclinaba su cabeza, sus cuernos completaban la visión de una bestia imponente que de poner sus manos sobre esos piratas los usaría como piezas de un rompecabezas. Suspiró para tranquilizar sus pensamientos y volvió a hablar, sus ojos esmeralda resplandecían con cierta emoción, como si tuviese una idea.
—Yo no sirvo para infiltrarme, pero te veo potencial con ese aspecto tan pintoresco. Podrías intentar infiltrarte y localizar a esa mujer, luego cuando todos estén dormidos hacer una señal para que limpie el camino. Claro que la opción de destrozarlos desde el principio no es algo que me desagrade, pero asegurar al objetivo es lo que nos da la paga. Si fuese diferente no sería divertido. Podemos pensar más cuando tengamos el campamento delante, a lo mejor puedas entrar sin necesidad de simular ser uno de ellos.—
Conocía que los piratas no eran de la zona, dependían del comercio y el hecho de intimar a otros comerciantes para tener recursos, una banda que se valía de múltiples acuerdos muy endebles y que podían utilizar para obtener una ventaja. Aún así, todas sus sugerencias venían en base a su experiencia en otros trabajos, si su compañero deseaba enfocarse en un estilo mucho más violento no tendría más remedio que limpiar la zona. Aunque ese enfoque ponía en riesgo a su objetivo, si la Oni se quedaba sin paga, no ofrecería mucha ayuda y a lo mejor terminase por quedarse a observar.