Asradi
Völva
10-11-2024, 04:40 PM
La alegría de volver a ver a Alistair, en buenas condiciones, era muy superior a las ganas que tenía de “regañarle”, por no haberle contado que él pertenecía a los Revolucionarios, en aquel momento. Básicamente, porque ahora que el lunarian se lo explicaba, lo entendía bastante mejor. No le culpaba por ello y, de encontrarse en el lugar de él, probablemente ella hubiese hecho exactamente lo mismo. Fuese como fuese, lo importante es que el chico estaba bien, ¡incluso habían colaborado juntos! Aunque hubiese sido en distintos grupos. También era verdad que, antaño, Asradi nunca le habría abrazado de manera tan espontánea. No porque fuese Alistair, sino porque todavía no confiaba tanto en la gente en ese tiempo. Pero comenzaba a hacerlo poco a poco. Al menos con las personas que sí se habían mostrado a ella abiertamente y que, sentía, no tenía nada que temer.
— Tienes razón, si las veo ahora desde tu punto de vista. — Le concedió aquello, de manera mucho más tranquila. — Pero por suerte todo ha salido bien. Ahora esta gente tiene una oportunidad para redirigir sus vidas de la manera que ellos quieran. — Al menos esperaba que, tras lo sucedido, los gobernantes de ese lugar sentasen la cabeza y comenzasen a mirar más por su pueblo. Si Karina tomaba también el control, que eso esperaba, seguramente esas gentes tendrían un mejor futuro.
Sonrió de manera mucho más tranquila al lunarian, incluso se le escapó un breve suspiro relajado mientras se llevaba un mechón de cabello a detrás de la oreja. Con la carrerita, se le habían escapado algunos mechones de la trenza.
— Ahora solo queda ayudar un poco más a reconstruir y en lo que les haga falta. Pero ya a partir de ahora las decisiones que tomen serán únicamente de ellos. — Y, esperaba, que todo hubiese calado para bien. Los balleneros eran buena gente, aunque a Asradi inicialmente no le hubiese hecho demasiada gracia por respecto a lo que ella representaba, como habitante del mar. Pero entendía que la gente tenía que ganarse el pan de alguna manera. Puede que no estuviese de acuerdo, pero les respetaba. Siempre y cuando no abusasen, claro.
Pero eso ya estaba siendo encaminado poco a poco, y ella estaba segura que esa gente sería capaz de salir del paso.
La mirada de Asradi se tornó ligeramente ceñuda cuando Alistair le repitió que estaba bien. De hecho parecía animado y parecía moverse bien, pero por algún motivo ella no se quedaba tranquila, a pesar de los movimientos enérgicos y animados del lunarian.
— Luego te revisaré. — Y no iba a admitir una negativa por respuesta. Aunque acto seguido le sonrió con más confianza. Por los ánimos del lunarian, entendía que no era nada grave, y quizás incluso era tan solo una minucia, pero ella no se quedaba tranquila. Además, tenía a Alistair en una muy grande estima, a pesar de lo poco que habían tratado.
Pero había algo en él que le despertaba una sensación de confianza y calidez al mismo tiempo. Nunca había tenido hermanos como tal, aunque había convivido con más gente en su pasado más feliz, antes de ser marcada. Comenzaba a considerar al alegre lunarian casi como un hermano, aunque no compartiesen sangre.
Y, entonces, vino la hecatombe. Una encantadora y que le hizo reír sin poder evitarlo, feliz y divertida. La vez anterior, habían hablado y habían compartido los conocimientos que cada uno tenía en ese momento. De la misma forma que se habían una promesa si lograban encontrarse a futuro, como acababa de suceder. Había un brillo curioso y emocionado, por igual, en los preciosos ojos oceánicos de la sirena.
— ¿En serio ya has empezado con eso? ¡Necesito ver lo que has adelantado, tengo muchas ganas! — A pesar de que el lunarian ya le estaba diciendo que, por ahora, solo tenía componentes sueltos. Pero era algo que a ella también le interesaba, también como curandera. Algo que pudiese ayudar a los demás de otra manera.
— Quizás podamos encontrar alguna cosa por aquí que pueda servir para el aparato, o ver en qué se puede mejorar, entre los dos. — Un sonrojo suave se le plasmó en las mejillas, con una sonrisita, cuando Alistair le agradeció. — No, gracias a ti por compartirme todo esto. Estoy deseando ver el prototipo terminado. — Le animaba a ello, porque estaba seguro que Alistair conseguiría hacerlo.
Y, aparte, las propuestas posteriores y enérgicas del chico le arrancaron una nueva sonrisa.
— Pues, pues... — No sabía qué elegir o por donde empezar. El ánimo de Alistair era terriblemente contagioso. — ¿Qué tal si buscamos un lugar para que me enseñes lo del Den Den Mushi? — La playa, quizás, no era el lugar más idóneo quizás para usar herramientas si era requerido. — Y de paso vamos hablando de otras cosas. También puedo enseñarte las notas, o si quieres hacer una copia de ellas.
Le propuso.
— Tienes razón, si las veo ahora desde tu punto de vista. — Le concedió aquello, de manera mucho más tranquila. — Pero por suerte todo ha salido bien. Ahora esta gente tiene una oportunidad para redirigir sus vidas de la manera que ellos quieran. — Al menos esperaba que, tras lo sucedido, los gobernantes de ese lugar sentasen la cabeza y comenzasen a mirar más por su pueblo. Si Karina tomaba también el control, que eso esperaba, seguramente esas gentes tendrían un mejor futuro.
Sonrió de manera mucho más tranquila al lunarian, incluso se le escapó un breve suspiro relajado mientras se llevaba un mechón de cabello a detrás de la oreja. Con la carrerita, se le habían escapado algunos mechones de la trenza.
— Ahora solo queda ayudar un poco más a reconstruir y en lo que les haga falta. Pero ya a partir de ahora las decisiones que tomen serán únicamente de ellos. — Y, esperaba, que todo hubiese calado para bien. Los balleneros eran buena gente, aunque a Asradi inicialmente no le hubiese hecho demasiada gracia por respecto a lo que ella representaba, como habitante del mar. Pero entendía que la gente tenía que ganarse el pan de alguna manera. Puede que no estuviese de acuerdo, pero les respetaba. Siempre y cuando no abusasen, claro.
Pero eso ya estaba siendo encaminado poco a poco, y ella estaba segura que esa gente sería capaz de salir del paso.
La mirada de Asradi se tornó ligeramente ceñuda cuando Alistair le repitió que estaba bien. De hecho parecía animado y parecía moverse bien, pero por algún motivo ella no se quedaba tranquila, a pesar de los movimientos enérgicos y animados del lunarian.
— Luego te revisaré. — Y no iba a admitir una negativa por respuesta. Aunque acto seguido le sonrió con más confianza. Por los ánimos del lunarian, entendía que no era nada grave, y quizás incluso era tan solo una minucia, pero ella no se quedaba tranquila. Además, tenía a Alistair en una muy grande estima, a pesar de lo poco que habían tratado.
Pero había algo en él que le despertaba una sensación de confianza y calidez al mismo tiempo. Nunca había tenido hermanos como tal, aunque había convivido con más gente en su pasado más feliz, antes de ser marcada. Comenzaba a considerar al alegre lunarian casi como un hermano, aunque no compartiesen sangre.
Y, entonces, vino la hecatombe. Una encantadora y que le hizo reír sin poder evitarlo, feliz y divertida. La vez anterior, habían hablado y habían compartido los conocimientos que cada uno tenía en ese momento. De la misma forma que se habían una promesa si lograban encontrarse a futuro, como acababa de suceder. Había un brillo curioso y emocionado, por igual, en los preciosos ojos oceánicos de la sirena.
— ¿En serio ya has empezado con eso? ¡Necesito ver lo que has adelantado, tengo muchas ganas! — A pesar de que el lunarian ya le estaba diciendo que, por ahora, solo tenía componentes sueltos. Pero era algo que a ella también le interesaba, también como curandera. Algo que pudiese ayudar a los demás de otra manera.
— Quizás podamos encontrar alguna cosa por aquí que pueda servir para el aparato, o ver en qué se puede mejorar, entre los dos. — Un sonrojo suave se le plasmó en las mejillas, con una sonrisita, cuando Alistair le agradeció. — No, gracias a ti por compartirme todo esto. Estoy deseando ver el prototipo terminado. — Le animaba a ello, porque estaba seguro que Alistair conseguiría hacerlo.
Y, aparte, las propuestas posteriores y enérgicas del chico le arrancaron una nueva sonrisa.
— Pues, pues... — No sabía qué elegir o por donde empezar. El ánimo de Alistair era terriblemente contagioso. — ¿Qué tal si buscamos un lugar para que me enseñes lo del Den Den Mushi? — La playa, quizás, no era el lugar más idóneo quizás para usar herramientas si era requerido. — Y de paso vamos hablando de otras cosas. También puedo enseñarte las notas, o si quieres hacer una copia de ellas.
Le propuso.