Muzen Kibutsuji
Raiden
04-08-2024, 10:30 AM
(Última modificación: 07-08-2024, 11:40 PM por Muzen Kibutsuji.)
3 de Verano del 724
Villa Fosha estaba pasando por un momento bastante agitado ya que una banda pirata se encontraba hospedada en la ciudad, llamando la atención de los ciudadanos sobre todo en la Taberna de Gap donde se estaba hospedando este vario tipo el que consta con seres de varias especies que se han unido bajo una sola voluntad la bandera negra de la piratería pero en todos lados hay un dicho que dice que no se puede ensuciar donde se come, por lo tanto hasta el momento habían demostrado ser buenos sujetos, lo que estaba por cambiar en algunos momentos nuestros piratas aventureros se encontraban realizando distintas actividades en la cercanía de esta cuando escucharían un estruendo proveniente de la puerta principal. Entrarían aproximadamente unos diez hombres vistiendo unas chaquetas de cuero el primero de ellos era un sujeto de cabellera negra barba, portaba unas botas de cocodrilo y colgaba sobre sus hombros lo que parecía una capa hecha con la piel de algún animal amarillento este entraría pateando una de las mesas sin importarle si había gente o algo mirando al anciano que era el dueño de aquel lugar.
-Me canse viejo, hoy me llevo a tu hija quieras o no, fui muy paciente ella será mi mujer.
Hizo el gesto con su mano derecha provocando que se movieran dos sujetos que tenían cara de pocos amigos y de más bien ser unos salvajes llevaban también ropas hechas de algún animal que tuvo el infortunio de cruzarse con el grupo de salvajes. La gente miraba sin decir nada algunos incluso prefirieron en silencio abandonar el lugar. Los tripulantes podrían reconocer que se trataba de un grupo del cual se había estado oyendo en la isla, vinieron hacía unos meses y estaban habitando en lo que era el bosque, varias veces habían solicitado apoyo a lo que era el reino de goa, pero poco caso el habían hecho hasta el momento. Aquellos dos hombres se encaminarían hacia donde se encontraba la hija del dueño quien era la responsable de servir las mesas esta intentaría resistirse incluso llegaría a gritar pidiendo ayuda, pero allí no había nadie dispuesto a hacer lo necesario para defenderla, ese hombre era conocido por a ver matado a unos cuantos sujetos que se habían enfrentado a él. Además, el grupo de matones que le rodeaban desalentaba cualquier persona que se animara a meterse en aquella escena donde la chica era atada con sus manos en la espalda para ser llevada a rastras hacia el exterior del edificio. De entre los matones había uno sentado sobre la mesa este era de cabellos blancos y jugaba con dos cuchillos y arrojaría uno de estos contra el dueño del bar, pero no buscando matarle solo asustarlo para hacerlo desistir de cualquier cosa que pudiera intentar, aquel hombre tenía en sus ojos una malicia y al parecer disfrutaba con aquello simplemente seguía moviendo con habilidad su otra daga esperando algún valiente que le diera la excusa que necesitaba para poder divertirse con el salvador. Si nadie intervenía esa mujer seria llevada fuera del lugar haciendo que el jefe se retirara del lugar sin mucha más importancia. Haciéndole una seña al otro hombre dejando con él unos tres sujetos y pateando una de las mesas antes de abandonar la sala.
Villa Fosha estaba pasando por un momento bastante agitado ya que una banda pirata se encontraba hospedada en la ciudad, llamando la atención de los ciudadanos sobre todo en la Taberna de Gap donde se estaba hospedando este vario tipo el que consta con seres de varias especies que se han unido bajo una sola voluntad la bandera negra de la piratería pero en todos lados hay un dicho que dice que no se puede ensuciar donde se come, por lo tanto hasta el momento habían demostrado ser buenos sujetos, lo que estaba por cambiar en algunos momentos nuestros piratas aventureros se encontraban realizando distintas actividades en la cercanía de esta cuando escucharían un estruendo proveniente de la puerta principal. Entrarían aproximadamente unos diez hombres vistiendo unas chaquetas de cuero el primero de ellos era un sujeto de cabellera negra barba, portaba unas botas de cocodrilo y colgaba sobre sus hombros lo que parecía una capa hecha con la piel de algún animal amarillento este entraría pateando una de las mesas sin importarle si había gente o algo mirando al anciano que era el dueño de aquel lugar.
-Me canse viejo, hoy me llevo a tu hija quieras o no, fui muy paciente ella será mi mujer.
Hizo el gesto con su mano derecha provocando que se movieran dos sujetos que tenían cara de pocos amigos y de más bien ser unos salvajes llevaban también ropas hechas de algún animal que tuvo el infortunio de cruzarse con el grupo de salvajes. La gente miraba sin decir nada algunos incluso prefirieron en silencio abandonar el lugar. Los tripulantes podrían reconocer que se trataba de un grupo del cual se había estado oyendo en la isla, vinieron hacía unos meses y estaban habitando en lo que era el bosque, varias veces habían solicitado apoyo a lo que era el reino de goa, pero poco caso el habían hecho hasta el momento. Aquellos dos hombres se encaminarían hacia donde se encontraba la hija del dueño quien era la responsable de servir las mesas esta intentaría resistirse incluso llegaría a gritar pidiendo ayuda, pero allí no había nadie dispuesto a hacer lo necesario para defenderla, ese hombre era conocido por a ver matado a unos cuantos sujetos que se habían enfrentado a él. Además, el grupo de matones que le rodeaban desalentaba cualquier persona que se animara a meterse en aquella escena donde la chica era atada con sus manos en la espalda para ser llevada a rastras hacia el exterior del edificio. De entre los matones había uno sentado sobre la mesa este era de cabellos blancos y jugaba con dos cuchillos y arrojaría uno de estos contra el dueño del bar, pero no buscando matarle solo asustarlo para hacerlo desistir de cualquier cosa que pudiera intentar, aquel hombre tenía en sus ojos una malicia y al parecer disfrutaba con aquello simplemente seguía moviendo con habilidad su otra daga esperando algún valiente que le diera la excusa que necesitaba para poder divertirse con el salvador. Si nadie intervenía esa mujer seria llevada fuera del lugar haciendo que el jefe se retirara del lugar sin mucha más importancia. Haciéndole una seña al otro hombre dejando con él unos tres sujetos y pateando una de las mesas antes de abandonar la sala.