Silver
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10-11-2024, 08:48 PM
Bahía de los Olvidados, Isla Momobami
Verano del año 724
Verano del año 724
La pelea fue breve y silenciosa, y pronto, solo el eco de unos pasos sobre la arena marcaba el final de la misión. Kairo, con el brazalete guardado a buen recaudo, avanzaba por la oscura costa, sin preocuparse por los restos de la batalla. El brillo tenue de la pieza robada parecía iluminar la noche a cada paso, un recordatorio de que la misión estaba cumplida y de que la espera había valido la pena.
La niebla rodeaba la bahía como una espesa manta de sombras, y al alejarse, las luces dispersas de la taberna y las chozas de la costa se iban apagando tras él, como si la isla misma lo dejara partir en un acuerdo silencioso. Kairo no necesitaba mirar atrás. El peso de su éxito y el frío roce del metal en su bolsillo eran las únicas confirmaciones que necesitaba para saber que, una vez más, había ganado.
El hombre que lo había transportado a la isla aguardaba en la pequeña barca, con ojos cansados y cautelosos reflejando algo de temor al ver regresar a Kairo. Sin una palabra, subió a bordo, y tras una breve pausa, el remero comenzó a remar hacia la vastedad del mar nocturno. La isla de Momobami desapareció lentamente en la distancia, sus peligros y secretos quedando atrás. Sin embargo, una intuición seguía latente en la mente del joven: el brazalete, aparentemente simple, había sido el objetivo de una intriga mayor, algo que quizá tuviera ecos en el futuro.
El suave murmullo de las olas y el crujir de la madera acompañaron el camino de regreso, mientras Kairo se recostaba en la embarcación con una expresión imperturbable, indiferente al enigma que, en su corazón, sabía que no había terminado.