Asradi
Völva
10-11-2024, 09:34 PM
La compañía de Galhard era tan agradable que había perdido, parcialmente, la noción del tiempo, aunque era muy consciente de donde estaba. ¡Como para no saberlo! Mientras hablaban, Asradi daba buena cuenta de los mariscos, poco a poco. Se notaba que tenía experticia partiéndolos o sabiendo por donde extraer la mejor parte de la carne. Y sin despeinarse. También le daba algún consejo al pelicastaño al respecto en lo que ambos continuaban degustando aquellos manjares. Asradi, al menos, estaba aprovechando, pues nunca se sabía cuándo podría volver a comer y beber tan bien como en ese momento. Y, sobre todo, de una manera tan despreocupada y relajada. Quizás no volviese a tener un instante de asueto así en mucho tiempo. O, quizás, nunca más. La verdad es que prefería no pensar en todo aquello.
Cuando sintió que su estómago estaba ya satisfecho, sonrió con cierta amplitud, bebiendo un nuevo trago de vino. ¿Cuántas copas llevaba? La verdad es que ni las había contado. Y todavía estaba metida en ese dichoso disfraz de sushi. Era gracioso a su manera. No fue consciente, en ese momento, que alguien le había tomado una foto desde no demasiado lejos y luego se perdía entre la muchedumbre.
— Eso espero, creo que todavía me queda un largo trecho por recorrer. — Y no era el camino más fácil que había tenido. Había tenido que salir de un sendero de dolor y muchas espinas.
Solo esperaba que el que ahora le tocaba, fuese un poco más amable. Por ahora, había cosas y, sobre todo, personas por las que valía la pena continuar y quedarse con ellos. Sonrió de manera suave al pensar en los susodichos. Y, por inercia, echó un vistazo ligero a su alrededor. Los había medio perdido de vista y eso le alarmaba un poco. Aunque esperaba que no la dejasen atrás.
— Creo que debería regresar con los demás, no vaya a ser que estén haciendo demasiado desmadre. — Dejó, finalmente, su última copa a medio beber, sobre el barril que estaban usando de mesa improvisada. — Y no quiero tampoco acapararte todo para mi, señor Banana.
La sonrisa divertida y traviesa de Asradi se ensanchó un poco más por el apelativo con el que llamó a Galhard. Aquel disfraz de plátano era brutal. Y verlo en un Marine tan tranquilo como él, era extremadamente gracioso.
— Espero que nos volvamos a ver pronto en circunstancias tan buenas como esta. — Ahora, el gesto en los labios de la sirena se dulcificó ligeramente.
Había sido toda una alegría volver a ver al pelicastaño.
Cuando sintió que su estómago estaba ya satisfecho, sonrió con cierta amplitud, bebiendo un nuevo trago de vino. ¿Cuántas copas llevaba? La verdad es que ni las había contado. Y todavía estaba metida en ese dichoso disfraz de sushi. Era gracioso a su manera. No fue consciente, en ese momento, que alguien le había tomado una foto desde no demasiado lejos y luego se perdía entre la muchedumbre.
— Eso espero, creo que todavía me queda un largo trecho por recorrer. — Y no era el camino más fácil que había tenido. Había tenido que salir de un sendero de dolor y muchas espinas.
Solo esperaba que el que ahora le tocaba, fuese un poco más amable. Por ahora, había cosas y, sobre todo, personas por las que valía la pena continuar y quedarse con ellos. Sonrió de manera suave al pensar en los susodichos. Y, por inercia, echó un vistazo ligero a su alrededor. Los había medio perdido de vista y eso le alarmaba un poco. Aunque esperaba que no la dejasen atrás.
— Creo que debería regresar con los demás, no vaya a ser que estén haciendo demasiado desmadre. — Dejó, finalmente, su última copa a medio beber, sobre el barril que estaban usando de mesa improvisada. — Y no quiero tampoco acapararte todo para mi, señor Banana.
La sonrisa divertida y traviesa de Asradi se ensanchó un poco más por el apelativo con el que llamó a Galhard. Aquel disfraz de plátano era brutal. Y verlo en un Marine tan tranquilo como él, era extremadamente gracioso.
— Espero que nos volvamos a ver pronto en circunstancias tan buenas como esta. — Ahora, el gesto en los labios de la sirena se dulcificó ligeramente.
Había sido toda una alegría volver a ver al pelicastaño.