Alguien dijo una vez...
Monkey D. Luffy
Digamos que hay un pedazo de carne. Los piratas tendrían un banquete y se lo comerían, pero los héroes lo compartirían con otras personas. ¡Yo quiero toda la carne!
[Común] [Pasado] Piedra, papel o tijeras.
Vance Kerneus
Umi no Yari
Habían pasado ya más de veinte días desde el momento en el que la vida de Vance cambió para siempre. Desde hacía tres semanas volvía a ser un hombre libre, aunque el precio a pagar hubiera sido que se pusiera precio a su cabeza. Eso no le importaba, pues no tenía nada que perder. Ahora vivía solo para sí mismo, sin tener que obedecer las órdenes de nadie, sin ser considerado apenas una propiedad más. Y lo tenía muy claro, jamás volvería a ser capturado. No, antes moriría mil veces que dejarse atrapar de nuevo y volver a verse forzado a luchar para la diversión de sus antiguos amos. 

Había llegado al Baratie apenas unas horas antes, y se encontraba aún explorando el lugar. Conocía su fama de dar de comer a todo el mundo, incluso a quien no pudiese permitirse pagar, pero no quería abusar de su famosa hospitalidad. Por el contrario, pretendía hacer algo por ellos, lo que necesitasen, a cambio de que cuando lo hubieran completado le dejasen comer algo. 

No obstante, la escena que encontró ante sí cuando se disponía a entrar al comedor fue tan peculiar que llamó inevitablemente su atención. Un hombre de avanzada edad se quejaba a voz en grito de que, según afirmaba, alguien le había robado su reloj. Incapaz de comprender lo ocurrido, señalaba con vehemencia prácticamente hacia todas partes mientras se quejaba e intentaba convencer a un tipo enorme que parecía el vigilante de seguridad del local de que hiciera algo al respecto.

Ese tipo atrajo su atención, pues no estaba nada habituado a encontrarse con alguien que prácticamente le doblara en estatura. Al contrario, pues por lo general él medía más de el doble que casi cualquier ser humano que se pudiera cruzar. Llevaba el pelo castaño largo y ondulado, y una barba corta pero de aspecto no demasiado bien cuidado. Un parche cubría su ojo derecho, dándole junto a su descomunal tamaño un aspecto bastante intimidatorio. No era de extrañar que le hubieran situado como vigilante de seguridad teniendo todo eso en cuenta.

A su lado un chico en apariencia muy joven pero también de estatura muy elevada para un ser humano fumaba tranquilamente mientras preguntaba algo al gigantón. Su pelo era de una intensa tonalidad roja, aunque lo llevaba muy corto en los laterales y en la parte de atrás de su cabeza, en un peinado que, a ojos de un Vance que no tenía ni la menor idea de moda, parecía excesivamente moderno. Casi como si quisiera precisamente destacar por lo extravagante del mismo. Tenía una expresión arrogante y despreocupada en el rostro, e iba ataviado de una forma ciertamente estrafalaria, apoyando la idea que el gyojin se había hecho nada más verle.

Fue entonces cuando hizo su aparición en escena el tercero de los peculiares personajes que hicieron que inevitablemente se fijase en ellos. Se trataba de alguien que contrastaba enormemente con los otros dos, así como con el propio Vance, por su estatura. Medía aproximadamente la mitad que el pelirrojo, lo que era poco más de un tercio del tamaño del habitante del mar y unas cinco veces menos que el gigantón, y tenía un aspecto realmente particular. Pese a no tener pelo en la cara, pareciendo un niño a todas luces, sus colmillos y una cola anaranjada casi tan larga como el resto de su cuerpo evidenciaban que, si no se trataba de un mink, sí al menos de alguna clase de híbrido de esta raza. Con un descaro y una naturalidad sorprendentes saltó para palmear la espalda del pelirrojo y llamar su atención para inmediatamente después pedirle aparentemente un autógrafo. Tal vez ese tipo era famoso, aunque al gyojin no le sonaba de nada. Pero claro, llevaba dieciocho años siendo un esclavo, por lo que eso tampoco sería de extrañar. Lo que sí le extrañó fue que en la mano del pequeñajo se encontraba un reloj que tenía toda la pinta de ser el que el anciano andaba buscando desesperadamente.

Dicho anciano, de hecho, en ese preciso momento señaló hacia el gyojin como un posible ladrón. Lo que le faltaba. No había apenas llegado a ese lugar y ya se encontraba con un viejo rico acusándole de un delito que no había cometido. Desde luego, había cosas que nunca cambiaban, y Vance no pudo hacer otra cosa que tomárselo como hacía siempre, a broma:

- ¿Pero tú te crees que un reloj de tu tamaño me serviría de algo? ¿Has visto estos brazos? - Señaló sus musculosos antebrazos, que prácticamente triplicaban en grosor los del anciano, antes de continuar. - Como no sea para ponérmelo en el tercero... Y hasta en él probablemente me quede pequeño.

Mientras pronunciaba esta última frase se llevó la mano izquierda a la entrepierna de forma muy poco sutil y, nada más terminar de decirla, prorrumpió en una sonora carcajada mientras el hombre le miraba escandalizado. ¿Lo que acababa de decir era poco apropiado? Si, sin duda lo era, pero era lo que le había salido del alma. Aquel grosero y particular sentido del humor era uno de los principales recursos que el gyojin utilizaba desde hacía ya muchos años de forma involuntaria para olvidarse de todo el dolor que había sentido mientras había sido un esclavo. Y claro, las costumbres aprendidas e interiorizadas durante casi dos décadas no resultaban precisamente fáciles de olvidar. Que tampoco es que quisiera hacerlo, pues aquellas bromas tan zafias siempre le habían resultado tremendamente divertidas.
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Mensajes en este tema
RE: [Pasado] Piedra, papel o tijeras. - por Zane - 10-11-2024, 03:51 PM
RE: [Pasado] Piedra, papel o tijeras. - por Vance Kerneus - 11-11-2024, 01:15 AM
RE: [Pasado] Piedra, papel o tijeras. - por Angelo - 11-11-2024, 09:32 PM
RE: [Pasado] Piedra, papel o tijeras. - por Iris - 12-11-2024, 10:21 PM

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