Atlas
Nowhere | Fénix
11-11-2024, 01:33 PM
Ya que estamos aquí, vamos a mirarlo todo, ¿no? Los gemidos lastimeros que rebotan en las paredes de la gruta y alcanzan vuestros oídos suenan a todo menos a espíritu de lucha. De hecho, cuanto más os acercáis más claro lo tenéis. Aquellos que tenéis el don de percibir lo que los oídos no escuchan apreciáis que alguien sufre, alguien que se ha dado por vencido, está atormentado y no sabe qué hacer. Bueno, a decir verdad todo eso se puede deducir del timbre roto de su voz. No hace falta haki.
Tras atravesar el bosque de estalagmitas cuyas puntas vibran levemente con el eco de los lamentos alcanzáis algo así como el acceso a una cueva. Sí, una cueva dentro de una cueva, como una matrioska pero en versión subsuelo peligroso. En el interior no hay estalagmitas, estalactitas ni ningún otro tipo de saliente potencialmente problemático. Llama la atención el hielo que recubre las paredes, el cual refleja la luz que entra por unas pequeñas grietas situadas en el techo y baña la oquedad de un precioso y gélido azul. Es de esos sitios que es mejor que nunca se descubran, porque serían pisoteados por la mano del hombre para sacar un puñado de berries extra.
Al fondo de la estancia, que es una semiesfera sorprendentemente bien conseguida para ser una cavidad natural, hay algo que brilla con el mismo color azulado que las paredes. De hecho, ahora que lo pienso se parece bastante al hielo que nacía del Terror de Goza. Tiene una forma ovalada y, una vez cerca, parece que algo dentro existe. En este punto es donde los lamentos se hacen más audibles. Provienen de la figura encapuchada que visteis antes, que se encuentra situada justo al lado del huevo —sí, no cabe duda de que es un huevo de dimensiones descomunales— y apoya una mano sobre él.
—¿Cómo habéis podido hacerlo? —musita en voz baja sin volverse hacia vosotros—. ¡¿Cómo habéis podido acabar con Boopie?! —manifiesta a voz en grito con evidente intención acusadora.
Al hacerlo por fin despega su mano del huevo y se vuelve hacia vosotros. La capucha cae, revelando el rostro del campesino que irrumpió en la taberna diciendo que se habían llevado a su amigo. A lo mejor sí que se lo habían llevado y todo, pero él. Eso parece al menos, ¿no?
—Ya casi estábamos. Nuestro bebé está a punto de eclosionar y Boopie tenía fuerzas como para hacer un trayecto largo con los dos sobre ella. Íbamos a buscar una isla apartada donde ni los Reyes Marinos llegasen para vivir juntos en paz; sin molestar y sin que nos molestasen. ¡¿Cómo habéis podido?! ¿Qué hago yo ahora con el pequeño? Al principio sobre todo necesita a su madre, no a su padre. ¿Cómo voy a alimentar y criar a mi bebé? ¿Cómo voy a conseguir que sobreviva una cría de leviatán?
Está claro que la alternativa era dejar que Boopie os convirtiera en su último tentempié antes de abandonar Goza para buscar la tierra prometida. Estaremos de acuerdo en que no era muy buena idea, pero eso al campesino traicionero le da igual. Creo que está bastante claro qué es lo que ha estado pasando y por qué, ¿no? En realidad sólo queda una pregunta por resolver, una que tenéis tanto vosotros como yo. ¿Cómo demonios lo ha hecho para concebir con el Terror? El huevo es igual de alto que él, más o menos tres cuartas parte de Octojin. Supongo que hay quien está bendecido. En cualquier caso, se acaba de quedar viudo. ¿Qué hacemos con el huevo y su papá, mis queridos cazadores de monstruos y creadores de huérfanos?
Tras atravesar el bosque de estalagmitas cuyas puntas vibran levemente con el eco de los lamentos alcanzáis algo así como el acceso a una cueva. Sí, una cueva dentro de una cueva, como una matrioska pero en versión subsuelo peligroso. En el interior no hay estalagmitas, estalactitas ni ningún otro tipo de saliente potencialmente problemático. Llama la atención el hielo que recubre las paredes, el cual refleja la luz que entra por unas pequeñas grietas situadas en el techo y baña la oquedad de un precioso y gélido azul. Es de esos sitios que es mejor que nunca se descubran, porque serían pisoteados por la mano del hombre para sacar un puñado de berries extra.
Al fondo de la estancia, que es una semiesfera sorprendentemente bien conseguida para ser una cavidad natural, hay algo que brilla con el mismo color azulado que las paredes. De hecho, ahora que lo pienso se parece bastante al hielo que nacía del Terror de Goza. Tiene una forma ovalada y, una vez cerca, parece que algo dentro existe. En este punto es donde los lamentos se hacen más audibles. Provienen de la figura encapuchada que visteis antes, que se encuentra situada justo al lado del huevo —sí, no cabe duda de que es un huevo de dimensiones descomunales— y apoya una mano sobre él.
—¿Cómo habéis podido hacerlo? —musita en voz baja sin volverse hacia vosotros—. ¡¿Cómo habéis podido acabar con Boopie?! —manifiesta a voz en grito con evidente intención acusadora.
Al hacerlo por fin despega su mano del huevo y se vuelve hacia vosotros. La capucha cae, revelando el rostro del campesino que irrumpió en la taberna diciendo que se habían llevado a su amigo. A lo mejor sí que se lo habían llevado y todo, pero él. Eso parece al menos, ¿no?
—Ya casi estábamos. Nuestro bebé está a punto de eclosionar y Boopie tenía fuerzas como para hacer un trayecto largo con los dos sobre ella. Íbamos a buscar una isla apartada donde ni los Reyes Marinos llegasen para vivir juntos en paz; sin molestar y sin que nos molestasen. ¡¿Cómo habéis podido?! ¿Qué hago yo ahora con el pequeño? Al principio sobre todo necesita a su madre, no a su padre. ¿Cómo voy a alimentar y criar a mi bebé? ¿Cómo voy a conseguir que sobreviva una cría de leviatán?
Está claro que la alternativa era dejar que Boopie os convirtiera en su último tentempié antes de abandonar Goza para buscar la tierra prometida. Estaremos de acuerdo en que no era muy buena idea, pero eso al campesino traicionero le da igual. Creo que está bastante claro qué es lo que ha estado pasando y por qué, ¿no? En realidad sólo queda una pregunta por resolver, una que tenéis tanto vosotros como yo. ¿Cómo demonios lo ha hecho para concebir con el Terror? El huevo es igual de alto que él, más o menos tres cuartas parte de Octojin. Supongo que hay quien está bendecido. En cualquier caso, se acaba de quedar viudo. ¿Qué hacemos con el huevo y su papá, mis queridos cazadores de monstruos y creadores de huérfanos?