Pocas cosas peores que la decepción existen en este mundo. Bueno si, decepcionar a alguien que ha sido buena contigo, que te tendió su mano y te puso un plato de comida en la mesa solo para que tú, tiempo más tarde, le hurtases a un pobre parroquiano de su taberna una triste cajetilla de cigarrillos. Visiblemente decepcionada por tu comportamiento, la chica decide en silencio no decirle nada al viejo Frank, bastante tenía ya el pobre hombre con los problemas cotidianos de su matrimonio como para darle el disgusto de que le has robado el tabaco.
El peso de tus acciones se refleja en tus hombros encorvados y pasos lentos. Mientras avanzabas por la calle, Villa Fosha parece borrosa a tu alrededor, como si estuvieras atrapado en un mundo que ya no te acepta. Tu mente está llena de pensamientos contradictorios: "¿Será suficiente una disculpa?", "¿Me creerán?", pero, al mismo tiempo, sientes una necesidad urgente de enfrentarse a lo que ha hecho, de intentar redimir lo que puede. Llegas a la taberna, donde el ruido de las conversaciones y las risas llegaban a la calle, mezclados con el ocasional tintineo de los vasos y el crujido de la madera vieja del edificio. El lugar estaba bastante concurrido.
Una vez entras, te das cuenta de que Fleur, hasta arriba de trabajo no se percata de que un bandido se ha colado detrás de la barra y estaba hurtándole el ron. Con paso sigiloso, el hombre se agachó detrás del barril, sacando una pequeña botella de cuero que guardaba bajo su capa. Mientras sus dedos temblorosos trataban de destapar la botella, su corazón latía fuerte, ansioso, pero confiado en que nadie lo vería. Estaba a punto de llenar la botella cuando una sombra lo sorprendió. Con una serie de rápidos y ágiles movimientos, logras dejar en fuera de juego al bandido, sin embargo y para tu desgracia, en ese mismo momento habían varios compañeros de fechorías que se lanzaron a por ti. Algo ebrios, no daban pie con bola y lograste escabullirte como buenamente pudiste.
Detrás tuya te están persiguiendo cuatro bandidos, tienes bastante margen para darles esquinazo. Sin embargo te has ido en dirección al bosque, justo cuando estaba ya atardeciendo lo que puede ser un gran problema con todas esas alimañas correteando por el bosque. Veamos cómo te desempeñas en este nuevo territorio.
El peso de tus acciones se refleja en tus hombros encorvados y pasos lentos. Mientras avanzabas por la calle, Villa Fosha parece borrosa a tu alrededor, como si estuvieras atrapado en un mundo que ya no te acepta. Tu mente está llena de pensamientos contradictorios: "¿Será suficiente una disculpa?", "¿Me creerán?", pero, al mismo tiempo, sientes una necesidad urgente de enfrentarse a lo que ha hecho, de intentar redimir lo que puede. Llegas a la taberna, donde el ruido de las conversaciones y las risas llegaban a la calle, mezclados con el ocasional tintineo de los vasos y el crujido de la madera vieja del edificio. El lugar estaba bastante concurrido.
Una vez entras, te das cuenta de que Fleur, hasta arriba de trabajo no se percata de que un bandido se ha colado detrás de la barra y estaba hurtándole el ron. Con paso sigiloso, el hombre se agachó detrás del barril, sacando una pequeña botella de cuero que guardaba bajo su capa. Mientras sus dedos temblorosos trataban de destapar la botella, su corazón latía fuerte, ansioso, pero confiado en que nadie lo vería. Estaba a punto de llenar la botella cuando una sombra lo sorprendió. Con una serie de rápidos y ágiles movimientos, logras dejar en fuera de juego al bandido, sin embargo y para tu desgracia, en ese mismo momento habían varios compañeros de fechorías que se lanzaron a por ti. Algo ebrios, no daban pie con bola y lograste escabullirte como buenamente pudiste.
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