Henry
El Tirano Carmesí
11-11-2024, 10:55 PM
(Última modificación: 12-11-2024, 01:28 AM por Henry.
Razón: Arreglo
)
Invierno del Año 724
Día 42
Día 42
Han pasado unos cuantos días desde que llevé a aquél malechor ante la oficina del suboficial Rodgers, el cual me formó un buen escándalo por ello. No le culpo, aunque estaba tan cansado que podía haberme desmayado en cualquier rincón de la base a decir verdad. Pero esta vez la cosa era aún más seria, el suboficial Rodgers requería de mi presencia una vez más.
Las cosas en el G-23 andaban algo extrañas, sentía como que muchos reclutas y soldados me veían raro. A pesar de mis intentos de averiguar que pasaba, estos actuaban como de costumbre, dejándome sin pistas ni ideas de que más hacer. Otra cosa rara que ocurrió fue la presencia de unos hombres trajeados en la base los cuales ignorarían toda clase de pregunta. Sí que fue una semana rara, empezando con mis nuevos poderes claramente. "¿Tenían algo que ver con todo aquello?" Pensé, pero rechacé aquella idea, pues tampoco quería quedar paranoico.
Ahora, como sargento de la marina debía de ser una de las murallas de la justicia en Kilombo, por lo que no daría tregua a ningún criminal. Al llegar a la oficina del mayor Rodgers fuí atendido por el pequeño pelirrojo, pero esta vez parecía estar menos a la defensiva conmigo. Una denlas primeras cosas que el mayor Rodgers hizo fue agradecer mi servicio hasta el momento a lo que no pude negarme a agradecer de vuelta. — Es un honor poder servir en la marina mayor, no hay nada que agradecerme. —
Mis palabras, dichas con la mayor sinceridad, reglejaban mi determinación a impartir justicia. El mayor Rodgers prosiguió a explicar la situación y aclarando lo que era aquél tipo que había traído para su propia organización. Luego de enterarme de que no era más que un "mayordomo" digamos que en vez de mostrarme decaído fué todo lo contrario, un nuevo reto se asomaba por el horizonte.
El suboficial Rodgers me explicó como había un total de 13 individuos que cargan con la voluntad de aquellos primeros malechores que habitaron Kilombo. Para mi sorpresa, aquello no era lo más impactante, pues el saber que uno de ellos era un marine si que era motivo para estar en shock. Las palabras del mayor dejaban algo claro y era que nada de esa información podía salir de esas cuatro paredes.
El mayor parecía bastante estresado por toda aquella situación, pues tampoco le culpo por ello, debía de ser todo un dolor de muelas ser él ahora mismo. Terminando la conversación este me ofreció un Den Den Mushi, el cual podía usar en caso de que necesite refuerzos o una rápida extracción de algún individuo. Después de explicarme todo aquello este me saluda de forma marcial, a lo que respondo con el mismo gesto.
Justo antes de salir de su oficina me dió por preguntar algo. — Mayor... que destino le espera al traidor? — a penas pude hacer aquella pregunta, saber que un ex-marine estaba de compinche con aquellos tipos que mataron a inocentes reclutas... Hacía que mi piel empezara a soltar cierta oleada de calor, cosa que pude retener a tiempo. No sabía por cuanto más podría ocultar mis poderes pero con tantos objetivos, tal vez era la mejor idea empezar a usarlos.
Fuí rápidamente a mi dormitorio a por un rápido cambio de ropas, pues quería lucir de civil como siempre lo hago en Rostock. Habiendo aprendido de las últimas misiones era claro que esta vez no debía de anunciarme como marine, pues si las cosas se salen de control la gente le echará la culpa a un monstruo. Mis pensamientos no eran los mejores, eso era verdad, aún temía de lo que era capaz de hacer.
Sabiendo que esta vez no tendría muy bien visto por donde empezar se me ocurrió una idea. Parado a las afueras de cuartel, observando al pueblo de Rostock a la lejanía se me ocurrió volver a visitar aquél bar que visité en mi primera misión. Si había alguien con algún tipo de información, ese sería él. Cualquier tipo de información me sería útil, pues tenía en mente capturar a aquellos trece tipos uno por uno o por lo menos, de poco a poco.