Son Goku D. Namek
Dr. Goku
12-11-2024, 12:28 AM
Fay, entre sollozos, dejaba escapar una sonrisa débil, apenas una pequeña risa entre las palabras agudas de Mayura. A pesar de su tristeza, él lograba sacarle una chispa de alegría con su forma de hablar, con esa amabilidad que le resultaba tan reconfortante. Cuando acepto cambiar de ambiente, Fay, secándose las lágrimas con la punta de los dedos y esbozando una sonrisa más tranquila, le dijo con suavidad - Sí, lindo… no hace falta despertarlos - dejando escapar otra risita ligera mientras comenzaban una caminata bajo el resplandor de la luna.
Mientras avanzaban entre ramas y maleza, la luz plateada de la luna llenaba cada rincón, dándole al bosque una atmósfera etérea. El ambiente era perfecto, casi irreal, y aunque la noche podía traer consigo acechanzas ocultas en las sombras, esta vez parecían estar en una suerte de burbuja protectora. Todo era quietud y serenidad, como si hasta los depredadores nocturnos respetaran el momento. El crujir suave de las hojas bajo sus pies era el único sonido que rompía el silencio, en un ritmo que casi podía considerarse un susurro de la propia naturaleza.
Al llegar cerca de la playa, Fay, con una sonrisa más luminosa, miró a Mayura con cariño - ¿Sabes? Hablas de una manera tan encantadora que me encanta… a veces pareces un poeta o un actor - dijo con una risa suave, casi tímida, como quien revela una impresión sin saber si debería - Me recuerdas un poco al maestro de ceremonias del circo, con esa forma de hablar tan especial - Evocaba entonces a aquella mujer rubia de presencia imponente y carisma magnético, que siempre lograba captar la atención de todos, quizas Mayura logro verla cuando estuvieron discutiendo en esa mesa acalorada donde aquel Gato refunfuño su presencia. Era alguien a quien Fay admiraba profundamente, y esta mujer había decidido enseñarle cosas de gran valor, convirtiéndola en su aprendiz, una presentadora prometedora, una aspirante a Maestra de Ceremonia. A pesar de la breve mención, los ojos de Fay brillaban al recordar esas lecciones, había algo profundo allí, algo que guardaba en silencio.
Finalmente, al llegar a la playa, la vista era impresionante. Bajo la luz de la luna, la arena brillaba en un pálido resplandor, y el mar se extendía ante ellos como una inmensa extensión de plata líquida. No había rastros de humanidad, ni basura, ni huellas, solo el sonido rítmico de las olas que llegaban y se retiraban, acompañados de una brisa fresca que traía el aroma salado del océano.
Tras unos instantes de paz, Fay lo miró de reojo, con una sonrisa curiosa - Hey, pavito real, aún no me has contado mucho sobre ti… - empezó con suavidad, dejando que sus palabras fluyeran con el sonido de las olas. - ¿Eres un pirata? Me sorprende que alguien con tu forma de hablar ande por aquí, nunca antes había oído hablar de ti - La pregunta era casual, pero el interés en sus ojos era sincero.
Tras escuchar la respuesta de Mayura, Fay asintió, como si sus palabras le hicieran recordar algo. Miró hacia el horizonte, con una expresión un poco más seria, como si quisiera compartir algo sin revelarlo del todo - ¿Y qué piensas del gobierno? - le preguntó en voz baja, su tono casi melancólico - Es curioso… cuando era pequeña, estuve muy cerca de… bueno, digamos que iba a ser vendida a alguien importante, un dragón celestial... oh, perdón, creo que eso ya te lo dije... jejeje, perdón, que tonta, repitiendo temas - Una pausa breve, mientras sus ojos seguían fijos en las olas. - Nunca llegué a conocerlo, pero, son las figuras más importante del planeta, además, son los que suelen comprar esclavos de distintas razas y etnias.
Mientras avanzaban entre ramas y maleza, la luz plateada de la luna llenaba cada rincón, dándole al bosque una atmósfera etérea. El ambiente era perfecto, casi irreal, y aunque la noche podía traer consigo acechanzas ocultas en las sombras, esta vez parecían estar en una suerte de burbuja protectora. Todo era quietud y serenidad, como si hasta los depredadores nocturnos respetaran el momento. El crujir suave de las hojas bajo sus pies era el único sonido que rompía el silencio, en un ritmo que casi podía considerarse un susurro de la propia naturaleza.
Al llegar cerca de la playa, Fay, con una sonrisa más luminosa, miró a Mayura con cariño - ¿Sabes? Hablas de una manera tan encantadora que me encanta… a veces pareces un poeta o un actor - dijo con una risa suave, casi tímida, como quien revela una impresión sin saber si debería - Me recuerdas un poco al maestro de ceremonias del circo, con esa forma de hablar tan especial - Evocaba entonces a aquella mujer rubia de presencia imponente y carisma magnético, que siempre lograba captar la atención de todos, quizas Mayura logro verla cuando estuvieron discutiendo en esa mesa acalorada donde aquel Gato refunfuño su presencia. Era alguien a quien Fay admiraba profundamente, y esta mujer había decidido enseñarle cosas de gran valor, convirtiéndola en su aprendiz, una presentadora prometedora, una aspirante a Maestra de Ceremonia. A pesar de la breve mención, los ojos de Fay brillaban al recordar esas lecciones, había algo profundo allí, algo que guardaba en silencio.
Finalmente, al llegar a la playa, la vista era impresionante. Bajo la luz de la luna, la arena brillaba en un pálido resplandor, y el mar se extendía ante ellos como una inmensa extensión de plata líquida. No había rastros de humanidad, ni basura, ni huellas, solo el sonido rítmico de las olas que llegaban y se retiraban, acompañados de una brisa fresca que traía el aroma salado del océano.
Tras unos instantes de paz, Fay lo miró de reojo, con una sonrisa curiosa - Hey, pavito real, aún no me has contado mucho sobre ti… - empezó con suavidad, dejando que sus palabras fluyeran con el sonido de las olas. - ¿Eres un pirata? Me sorprende que alguien con tu forma de hablar ande por aquí, nunca antes había oído hablar de ti - La pregunta era casual, pero el interés en sus ojos era sincero.
Tras escuchar la respuesta de Mayura, Fay asintió, como si sus palabras le hicieran recordar algo. Miró hacia el horizonte, con una expresión un poco más seria, como si quisiera compartir algo sin revelarlo del todo - ¿Y qué piensas del gobierno? - le preguntó en voz baja, su tono casi melancólico - Es curioso… cuando era pequeña, estuve muy cerca de… bueno, digamos que iba a ser vendida a alguien importante, un dragón celestial... oh, perdón, creo que eso ya te lo dije... jejeje, perdón, que tonta, repitiendo temas - Una pausa breve, mientras sus ojos seguían fijos en las olas. - Nunca llegué a conocerlo, pero, son las figuras más importante del planeta, además, son los que suelen comprar esclavos de distintas razas y etnias.