Jack D. Agnis
Golden Eyes
12-11-2024, 06:19 AM
Para mi suerte y sed, logré abrir una de las cubas y probé el licor. La sorpresa fue decepcionante: el sabor agrio y ácido hizo que escupiera el trago como si fuera un aspersor.
—¡Agg! Esto sabe a mierda… y ni siquiera he probado la mierda —dije, sacando la lengua como si quisiera airearla, mientras volcaba la copa al suelo.
-Tendré que matar a quien hace este licor.- mascullé con el cño fruncido. Necesitaba con urgencia un buen trago para quitarme ese horrible sabor de la boca, pero no me atrevería a abrir otro barril. Al menos no todavía.
Miré los barriles con algo de decepción, y justo en ese momento escuché a King ordenándome que saliera de allí.
—Tch, este idiota no entiende lo que es encontrar un "tesoro" así, aunque esté agrio. Las tabernas sirven basura comparado con lo que estos ricachones beben, aunque… —observé los barriles de nuevo—. …seguro que una meada sabría mejor que esto —murmuré antes de darme la vuelta para salir de la habitación.
Pero al oír un par de voces femeninas acercándose, me detuve y tras maldecier en silencio y me oculté, espada en mano, listo para sorprenderlas cuando estuvieran lo bastante cerca.
—Buenas noches —dije, saliendo de las sombras con una sonrisa amplia y mostrando el filo de mi espada.
-Supongo que no tengo que aclarar que, si gritan, las mataré, ¿verdad? — una amenaza de posaba en el tono de mi voz, mientras una aura amenzante salia de mi.
Sin mas que hacer, me moví para bloquear su salida y mantenerlas bajo control. Si intentaban gritar, lanzaría dos cortes directos a sus cuellos, asegurándome de no perder el factor sorpresa, aunque prefería no llegar a eso.
—¡Ey, King! —llamé con tono divertido—. ¿Quieres venir un momento? Tal vez esto que encontré nos sea útil —dije, acercando mi rostro al de la mujer más bonita y aspirando su aroma, exclmaé:
- Hueles bien ¿Como te llamas? Y ¿Que eres de los ricachones de este lugar?-
—¡Agg! Esto sabe a mierda… y ni siquiera he probado la mierda —dije, sacando la lengua como si quisiera airearla, mientras volcaba la copa al suelo.
-Tendré que matar a quien hace este licor.- mascullé con el cño fruncido. Necesitaba con urgencia un buen trago para quitarme ese horrible sabor de la boca, pero no me atrevería a abrir otro barril. Al menos no todavía.
Miré los barriles con algo de decepción, y justo en ese momento escuché a King ordenándome que saliera de allí.
—Tch, este idiota no entiende lo que es encontrar un "tesoro" así, aunque esté agrio. Las tabernas sirven basura comparado con lo que estos ricachones beben, aunque… —observé los barriles de nuevo—. …seguro que una meada sabría mejor que esto —murmuré antes de darme la vuelta para salir de la habitación.
Pero al oír un par de voces femeninas acercándose, me detuve y tras maldecier en silencio y me oculté, espada en mano, listo para sorprenderlas cuando estuvieran lo bastante cerca.
—Buenas noches —dije, saliendo de las sombras con una sonrisa amplia y mostrando el filo de mi espada.
-Supongo que no tengo que aclarar que, si gritan, las mataré, ¿verdad? — una amenaza de posaba en el tono de mi voz, mientras una aura amenzante salia de mi.
Sin mas que hacer, me moví para bloquear su salida y mantenerlas bajo control. Si intentaban gritar, lanzaría dos cortes directos a sus cuellos, asegurándome de no perder el factor sorpresa, aunque prefería no llegar a eso.
—¡Ey, King! —llamé con tono divertido—. ¿Quieres venir un momento? Tal vez esto que encontré nos sea útil —dije, acercando mi rostro al de la mujer más bonita y aspirando su aroma, exclmaé:
- Hueles bien ¿Como te llamas? Y ¿Que eres de los ricachones de este lugar?-