Lobo Jackson
Moonwalker
12-11-2024, 03:12 PM
(Última modificación: 12-11-2024, 03:13 PM por Lobo Jackson.)
Aquel tipo que le tenía la mosca sobre la oreja le causaba una aversión incómoda, una sensación similar a la de un padrastro mal arrancado que crea un uñero, ligera espina que se clava bajo la piel sin ser realmente dañina. Pero pronto, la aparición de una joven misteriosa de melena cobriza pareció disipar la energía negativa que había entre el Lobo y el hombre, llevándose al último hacia un lugar apartado.
- Huh... Quizá sea una de esas populares "cariñosas" de las que tanto he oído hablar... - Pensó el mink, apurando la sangría y dejando la jarra vacía sobre la mesa. - A ver si así se le tranquilizan los ánimos y no nos agua la fiesta. -
Escuchó entonces con atención la explicación de su camarada, quien pudo explicarle qué era esa sensación tan particular que había desarrollado.
- Así que se llama mantra, ¿eh? No tenía ni idea-gara, me pasó algo muy similar cuando no podía ver durante la revuelta y no sabía de qué se trataba-gara. Pero ahora que sé que se llama mantra de observación-gara, me gustaría que me ayudaras a entrenarlo-gara. - Luego se acercó hasta la hermosa rubia, susurrándole algo al oído. - Porque una habilidad para ver a la gente-gara, incluso sin poder "verlos" bien-gara, me ayudaría a evitar los fans más intensos-gara. -
Pero la poca tranquilidad que experimentó el lobo fue reemplazada por los gritos de miedo y desesperación que llegaban desde un punto cercano. Alarmado, el mink buscó con la mirada el origen del griterío, viendo a una decena de personas que se amontonaban alrededor de algo que se había tambaleado aparatosamente hasta llegar a la plaza.
Decidida, Hato fue la primera en ponerse en pie y dirigirse hacia el origen del caos, pagando la cuenta en un acto de bondad y responsabilidad. Lobo Jackson se limpió los morros con una servilleta, dejando propina sobre la mesa antes de seguirla a través del tumulto.
Pronto la encontró de rodillas junto al joven de comportamiento nervioso que habían visto momentos antes. Al lado del cuerpo y de costado a Hato se encontraba el hombre de pelo engominado. Resultó ser un doctor, que expuso su análisis en voz alta sobre la causa de la muerte: estaban frente a una víctima de asesinato.
Yacía tendido en el suelo, asesinado a sangre fría a causa de varias puñaladas. No parecía ser un asesinato provocado por un calentón durante una discusión acalorada, puesto que parecían heridas hechas con una decisión particularmente odiosa, y fuera quien fuera el asesino, se aseguro de grabar la letra T en la frente de la víctima con algún objeto afilado. Cada punzada en la piel parecía premeditada, sobre todo el agujero situado en el corazón, el punto final de un claro mensaje de advertencia.
Pero, ¿un mensaje para quién?
- Oficial, hay que empezar a rastrear en dónde fue asesinado este pobre chico. - Le dijo su camarada, quien se había inclinado sobre el joven y trataba de abrirle la mano, que se mantenía apretada con un agarre particularmente fuerte. Como era imposible que el rigor mortis se hubiera asentado en el cuerpo, la causa más probable era la del terror que el chico sintió momentos antes de fallecer.
Aunque todo aquello eran conjeturas del Lobo, quien tenía de médico lo mismo que tenía de cocinero: una ligera idea sacada de los libros que alguna vez había leído.
Mientras pensaba en ello, Hato consiguió separar con suavidad los dedos del joven y extraer una nota que pronto pasó al mink. -No me gusta pedirte hacer esto Oficial pero podrías servirte este papel para buscar al asesino. -
Escritas con buena ortografía y pulso firme estaba la siguiente oración: "No habrá paz para los traidores". Era una señal clara de que no se trataba de palabras garabateadas a toda prisa por el joven, sino un mensaje dirigido a él. Quizá ese fuera el motivo de su constante nerviosismo, de sus miradas llenas de ansiedad y sus movimientos erráticos.
Entonces, Lobo Jackson cayó demasiado tarde en la triste realidad de la que había sido testigo. Aquel chico les había estado pidiendo ayuda en silencio, sin saber cómo expresarse, y en lugar de acercarse a ellos trató de esconderse en algún lugar.
La culpabilidad pronto inundó el ánimo del mink. Había estado bebiendo, comiendo y disfrutando como loco sin ver las señales más obvias del miedo, achacándolas a la impresión casi fanática que causaba su presencia. ¿Dónde estaba la piedad y el amor por sus fans? ¿Por la gente que tanto se había esforzado por liberar? Aquella comida ahora parecían bolas de hierro que trataban de salir de su estómago, forjadas por el fuego de la ansiedad.
Suspiró con tristeza, pero pronto transformó aquel inicio depresivo en una determinación rabiosa. Iba a encontrar al asesino de aquel joven, ¿pero por dónde empezar? Mientras Hato compartía sus datos con el doctor, a quien Lobo no quiso prestar demasiada atención, pensó en los siguientes pasos a seguir.
Primero, sería buena idea seguir el camino por el que el joven había llegado. Viendo sus heridas recientes, era muy probable que hubiera dejado un rastro de sangre hasta el lugar donde fue atacado. Segundo, tenían aquella nota: "No habrá paz para los traidores". Pero, ¿los traidores de qué? ¿Un gremio? ¿Una casa de apuestas? ¿Un equipo de fútbol sala? No, si había algo que el mink había presenciado en los últimos dos días era el constante acoso de los fieles a la corona.
Ciudadanos de Oykot cuya adoración por la Reina les había convertido en acérrimos enemigos del cambio y de la Libertad, normalmente gente de clase alta y de bolsillo pudiente que había disfrutado durante mucho tiempo de los beneficios que les proporcionaba el estado policial fundamentado en la tiranía de la Reina. Lobo Jackson conocía ese rencor, alimentado por la rabia de perder la ilusión de poder sobre los demás.
- Es hora de buscar al asesino, camarada Hato-gara. - Dijo Jackson, apretando la nota entre la mano. - Sigamos el rastro de sangre-gara, y desde ahí seguiremos la inestigación-gara. Quien fuera que haya matado a este hombre debe de seguir por aquí cerca-gara, querrá asegurarse de que la gente vea su macabro mensaje-gara. - Movió el cuello de lado a lado, provocando un crujido amenazador. - No debemos permitir que se salga con la suya-gara. -
- Vamos Jackson, si lo que Hato me ha dicho es cierto, esto del mantra podría seguir siendo útil. Cuanto más lo utilicemos, mejor se nos dará, igual que tocando la guitarra. - Pensó el mink a la vez que concentraba sus pensamientos en esa curiosa sensación de percepción.
- Huh... Quizá sea una de esas populares "cariñosas" de las que tanto he oído hablar... - Pensó el mink, apurando la sangría y dejando la jarra vacía sobre la mesa. - A ver si así se le tranquilizan los ánimos y no nos agua la fiesta. -
Escuchó entonces con atención la explicación de su camarada, quien pudo explicarle qué era esa sensación tan particular que había desarrollado.
- Así que se llama mantra, ¿eh? No tenía ni idea-gara, me pasó algo muy similar cuando no podía ver durante la revuelta y no sabía de qué se trataba-gara. Pero ahora que sé que se llama mantra de observación-gara, me gustaría que me ayudaras a entrenarlo-gara. - Luego se acercó hasta la hermosa rubia, susurrándole algo al oído. - Porque una habilidad para ver a la gente-gara, incluso sin poder "verlos" bien-gara, me ayudaría a evitar los fans más intensos-gara. -
Pero la poca tranquilidad que experimentó el lobo fue reemplazada por los gritos de miedo y desesperación que llegaban desde un punto cercano. Alarmado, el mink buscó con la mirada el origen del griterío, viendo a una decena de personas que se amontonaban alrededor de algo que se había tambaleado aparatosamente hasta llegar a la plaza.
Decidida, Hato fue la primera en ponerse en pie y dirigirse hacia el origen del caos, pagando la cuenta en un acto de bondad y responsabilidad. Lobo Jackson se limpió los morros con una servilleta, dejando propina sobre la mesa antes de seguirla a través del tumulto.
Pronto la encontró de rodillas junto al joven de comportamiento nervioso que habían visto momentos antes. Al lado del cuerpo y de costado a Hato se encontraba el hombre de pelo engominado. Resultó ser un doctor, que expuso su análisis en voz alta sobre la causa de la muerte: estaban frente a una víctima de asesinato.
Yacía tendido en el suelo, asesinado a sangre fría a causa de varias puñaladas. No parecía ser un asesinato provocado por un calentón durante una discusión acalorada, puesto que parecían heridas hechas con una decisión particularmente odiosa, y fuera quien fuera el asesino, se aseguro de grabar la letra T en la frente de la víctima con algún objeto afilado. Cada punzada en la piel parecía premeditada, sobre todo el agujero situado en el corazón, el punto final de un claro mensaje de advertencia.
Pero, ¿un mensaje para quién?
- Oficial, hay que empezar a rastrear en dónde fue asesinado este pobre chico. - Le dijo su camarada, quien se había inclinado sobre el joven y trataba de abrirle la mano, que se mantenía apretada con un agarre particularmente fuerte. Como era imposible que el rigor mortis se hubiera asentado en el cuerpo, la causa más probable era la del terror que el chico sintió momentos antes de fallecer.
Aunque todo aquello eran conjeturas del Lobo, quien tenía de médico lo mismo que tenía de cocinero: una ligera idea sacada de los libros que alguna vez había leído.
Mientras pensaba en ello, Hato consiguió separar con suavidad los dedos del joven y extraer una nota que pronto pasó al mink. -No me gusta pedirte hacer esto Oficial pero podrías servirte este papel para buscar al asesino. -
Escritas con buena ortografía y pulso firme estaba la siguiente oración: "No habrá paz para los traidores". Era una señal clara de que no se trataba de palabras garabateadas a toda prisa por el joven, sino un mensaje dirigido a él. Quizá ese fuera el motivo de su constante nerviosismo, de sus miradas llenas de ansiedad y sus movimientos erráticos.
Entonces, Lobo Jackson cayó demasiado tarde en la triste realidad de la que había sido testigo. Aquel chico les había estado pidiendo ayuda en silencio, sin saber cómo expresarse, y en lugar de acercarse a ellos trató de esconderse en algún lugar.
La culpabilidad pronto inundó el ánimo del mink. Había estado bebiendo, comiendo y disfrutando como loco sin ver las señales más obvias del miedo, achacándolas a la impresión casi fanática que causaba su presencia. ¿Dónde estaba la piedad y el amor por sus fans? ¿Por la gente que tanto se había esforzado por liberar? Aquella comida ahora parecían bolas de hierro que trataban de salir de su estómago, forjadas por el fuego de la ansiedad.
Suspiró con tristeza, pero pronto transformó aquel inicio depresivo en una determinación rabiosa. Iba a encontrar al asesino de aquel joven, ¿pero por dónde empezar? Mientras Hato compartía sus datos con el doctor, a quien Lobo no quiso prestar demasiada atención, pensó en los siguientes pasos a seguir.
Primero, sería buena idea seguir el camino por el que el joven había llegado. Viendo sus heridas recientes, era muy probable que hubiera dejado un rastro de sangre hasta el lugar donde fue atacado. Segundo, tenían aquella nota: "No habrá paz para los traidores". Pero, ¿los traidores de qué? ¿Un gremio? ¿Una casa de apuestas? ¿Un equipo de fútbol sala? No, si había algo que el mink había presenciado en los últimos dos días era el constante acoso de los fieles a la corona.
Ciudadanos de Oykot cuya adoración por la Reina les había convertido en acérrimos enemigos del cambio y de la Libertad, normalmente gente de clase alta y de bolsillo pudiente que había disfrutado durante mucho tiempo de los beneficios que les proporcionaba el estado policial fundamentado en la tiranía de la Reina. Lobo Jackson conocía ese rencor, alimentado por la rabia de perder la ilusión de poder sobre los demás.
- Es hora de buscar al asesino, camarada Hato-gara. - Dijo Jackson, apretando la nota entre la mano. - Sigamos el rastro de sangre-gara, y desde ahí seguiremos la inestigación-gara. Quien fuera que haya matado a este hombre debe de seguir por aquí cerca-gara, querrá asegurarse de que la gente vea su macabro mensaje-gara. - Movió el cuello de lado a lado, provocando un crujido amenazador. - No debemos permitir que se salga con la suya-gara. -
- Vamos Jackson, si lo que Hato me ha dicho es cierto, esto del mantra podría seguir siendo útil. Cuanto más lo utilicemos, mejor se nos dará, igual que tocando la guitarra. - Pensó el mink a la vez que concentraba sus pensamientos en esa curiosa sensación de percepción.
KENB201
KENBUNSHOKU
Haki sin dominar
Tier 2
No Aprendida
5
3
Permite al usuario percibir la presencia de otros seres vivos en un área, siendo capaz de apreciar las emociones muy fuertes que exterioricen como un sufrimiento fuerte o un gran instinto asesino, etc. No distinguirá bien el aura de seres que estén muy juntos o en el interior de otro ser vivo.
Área: [VOLx10] metros