Henry
El Tirano Carmesí
13-11-2024, 03:04 AM
(Última modificación: 13-11-2024, 03:06 AM por Henry.
Razón: Arreglo
)
Esta vez me tomó mucho menos tiempo llegar a mi destino, aquella taberna en la cual obtuve la información para capturar al tal "Nou", el espadachín-pescador que tanto trabajo me dió aquella vez. A diferencia de la última vez, las calles estaban mucho más vacías, únicamente dejando a la imaginación el porqué se debía aquello. La campana en la puerta de la taberna sonaba a mi llegada como lo haría para cualquier otro individuo, verdad?
Una vez adentro me di cuenta de la poca clientela y de lo rara que era aquella del momento, pues de las mesas que tendrían a alguien en ellas estas no excedían el cliente por mesa. Las sillas en la barra estaban completamente vacías, lo que tal vez era buena señal, pues los demás clientes parecían estar en otro mundo como para sentarse en una posición tan... delicada.
El tabernero, tal vez por la escasa clientela, se dió cuenta rápidamente de quién era y posiblemente a que vino a aquél lugar, ignorándome de una forma más directa. Al acercarme lo suficiente a la barra, el tabernero me empezó a susurrar sus preocupaciones, asumiendo que yo me lleve a aquél espadachín al G-23.
El tabernero parecía una locomotora, soltaba información a los cuatro vientos hasta el punto en el que parecía sospechoso. En aquél caso, decidí seguir confiando en el. En una de las piezas de información que soltó aseguró que aquél grupo de criminales buscarían asaltar el G-23 buscando rescatar a su compañero. — No... no creo que eso pase. Si ellos son inteligentes no se arriesgarán a perder tantas vidas por un tipo tan inservible. —
La sangre me hervía de la rabia, pues no solo buscaban venganza, aumentando la inseguridad del pueblo en el que nací, si no que también buscaban la destrucción total del G-23. Ante esto mi cuerpo emitía grandes cantidades de calor, como si estuvieras a un metro y medio de una fogata. Rápidamente pude tranquilizarme, respirando profundamente y pensando en cosas buenas, ya que de lo contrario explotaría de verdad.
Luego de escuchar todo lo que el tabernero tuvo para decir tuve que preguntarle algo más, ya que con lo que me había dicho no llegaría muy lejos. — Se de una zona, el Mikai, dónde es casi seguro que los encontraré allí, pero necesito algún otro lugar donde pueda encontrar aunque sea un par de estos tipos, sabes de algo así? — Sabía que mi pregunta podía ser demasiado, no solo por la dificultad de que el sepa algo así, si no que se estaría poniendo en un gran peligro. — Te prometo que si me das alguna información con la que pueda trabajar, haré todo lo que tenga a mano para llevar a esos tipejos a la justicia. — Dije esto mientras cerraba un puño con fuerza y le miraba de forma totalmente decidida.
Una vez adentro me di cuenta de la poca clientela y de lo rara que era aquella del momento, pues de las mesas que tendrían a alguien en ellas estas no excedían el cliente por mesa. Las sillas en la barra estaban completamente vacías, lo que tal vez era buena señal, pues los demás clientes parecían estar en otro mundo como para sentarse en una posición tan... delicada.
El tabernero, tal vez por la escasa clientela, se dió cuenta rápidamente de quién era y posiblemente a que vino a aquél lugar, ignorándome de una forma más directa. Al acercarme lo suficiente a la barra, el tabernero me empezó a susurrar sus preocupaciones, asumiendo que yo me lleve a aquél espadachín al G-23.
El tabernero parecía una locomotora, soltaba información a los cuatro vientos hasta el punto en el que parecía sospechoso. En aquél caso, decidí seguir confiando en el. En una de las piezas de información que soltó aseguró que aquél grupo de criminales buscarían asaltar el G-23 buscando rescatar a su compañero. — No... no creo que eso pase. Si ellos son inteligentes no se arriesgarán a perder tantas vidas por un tipo tan inservible. —
La sangre me hervía de la rabia, pues no solo buscaban venganza, aumentando la inseguridad del pueblo en el que nací, si no que también buscaban la destrucción total del G-23. Ante esto mi cuerpo emitía grandes cantidades de calor, como si estuvieras a un metro y medio de una fogata. Rápidamente pude tranquilizarme, respirando profundamente y pensando en cosas buenas, ya que de lo contrario explotaría de verdad.
Luego de escuchar todo lo que el tabernero tuvo para decir tuve que preguntarle algo más, ya que con lo que me había dicho no llegaría muy lejos. — Se de una zona, el Mikai, dónde es casi seguro que los encontraré allí, pero necesito algún otro lugar donde pueda encontrar aunque sea un par de estos tipos, sabes de algo así? — Sabía que mi pregunta podía ser demasiado, no solo por la dificultad de que el sepa algo así, si no que se estaría poniendo en un gran peligro. — Te prometo que si me das alguna información con la que pueda trabajar, haré todo lo que tenga a mano para llevar a esos tipejos a la justicia. — Dije esto mientras cerraba un puño con fuerza y le miraba de forma totalmente decidida.