Silver D. Syxel
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13-11-2024, 02:38 AM
El impacto del primer puñetazo de King resonó por el campamento como un trueno. El bandido que había intentado recibirlo con una sonrisa se desplomó hacia atrás, dejando una estela de humo en el aire por el golpe incandescente. Al ver la determinación y la fuerza con la que el mink conejo los enfrentaba, los bandidos titubearon por un instante, pero pronto el nerviosismo dio paso a una mezcla de rabia y desesperación. Con gritos y amenazas, se lanzaron al ataque, rodeando a King con armas en alto, mientras sus rostros se deformaban en expresiones de odio y pánico.
Desde la retaguardia, Alexander emergió para unirse a la refriega. Con movimientos calculados, el mink lobo avanzaba entre los enemigos, su silueta fuerte y alerta. Observó con detenimiento los alrededores y evaluó la situación antes de lanzarse al ataque con sus garras, aprovechando cualquier apertura que dejaban los bandidos.
Mientras tanto, en la tienda de la prisionera, Tenka se movía rápidamente y en silencio. Bajo la cobertura de su invisibilidad, el mink zorro condujo a la joven hacia las afueras del campamento, asegurándose de mantenerla oculta entre las sombras del bosque. Con un susurro tranquilizador, le indicó que permaneciera en silencio y esperara allí hasta que todo estuviera despejado.
A medida que la batalla avanzaba en el centro del campamento, algunos bandidos miraron con creciente pavor a los minks. La estrategia de intimidación y combate directo de King, unida a la precisión letal de Alexander, había comenzado a desmoronar la moral de los enemigos. Algunos, llevados por el instinto de supervivencia, empezaron a retroceder lentamente, mientras otros alzaban sus armas en un último intento desesperado por resistir.
El campamento estaba envuelto en un caos de gritos y el resplandor del fuego. Los pocos bandidos que quedaban dispuestos a pelear no tenían mucho tiempo antes de ser reducidos.
Desde la retaguardia, Alexander emergió para unirse a la refriega. Con movimientos calculados, el mink lobo avanzaba entre los enemigos, su silueta fuerte y alerta. Observó con detenimiento los alrededores y evaluó la situación antes de lanzarse al ataque con sus garras, aprovechando cualquier apertura que dejaban los bandidos.
Mientras tanto, en la tienda de la prisionera, Tenka se movía rápidamente y en silencio. Bajo la cobertura de su invisibilidad, el mink zorro condujo a la joven hacia las afueras del campamento, asegurándose de mantenerla oculta entre las sombras del bosque. Con un susurro tranquilizador, le indicó que permaneciera en silencio y esperara allí hasta que todo estuviera despejado.
A medida que la batalla avanzaba en el centro del campamento, algunos bandidos miraron con creciente pavor a los minks. La estrategia de intimidación y combate directo de King, unida a la precisión letal de Alexander, había comenzado a desmoronar la moral de los enemigos. Algunos, llevados por el instinto de supervivencia, empezaron a retroceder lentamente, mientras otros alzaban sus armas en un último intento desesperado por resistir.
El campamento estaba envuelto en un caos de gritos y el resplandor del fuego. Los pocos bandidos que quedaban dispuestos a pelear no tenían mucho tiempo antes de ser reducidos.