Irina Volkov
Witch Eye
13-11-2024, 08:36 AM
La espera se estaba haciendo eterna. Daryl pagaría por eso. Las uñas de la mano derecha de Irina, particularmente extensas, pero hoy, increíblemente delicadas, caían sobre la madera vieja de la mesa, iniciando un número musical que daba la bienvenida a un enfado. Otro más que le generaba Daryl. Eso sí, no lo exteriorizaría, la pasivo agresividad era lo suyo, generalmente. Irina observaba todo el espectáculo con una mezcla de desprecio y diversión apenas disimulada. Allí estaba, sentada elegantemente en la mesa mientras todo tipo de personajes se iban sumando a su alrededor en un caos en aumento. Contemplaría por su lado izquierdo como el brazo sin fin de su compañero aparecía, seguido de un tintineo de sus cadenas. Irina ni lo miró, tan solo tomó la copa de vino, dándole un pequeño sorbo. Muy pequeño. Pero muy muy pequeño. Se levantó, se giró, miró a los ojos de Daryl, buscando su intimidación rutinaria. Después en un jovial salto muy impostado, alargó la mano con mucha rapidez y golpeó el rostro de Daryl con bastante más fuerza de lo que podría parecer, haciendo caer el cuerpo del grandullón al suelo de una sentada. Aquello, para desgracia de Irina- pues le supondría una risa- rompería de cuajo cualquier posterior contacto con el hombre de cualquier personaje. Sin buscarlo, le ayudaba, es que Irina era la mejor.
— ¡Uy! Te pido mil disculpas.— Diría, cayendo al suelo con mucha delicadeza. Levantó la copa nuevamente, dándole otro sorbido. Demasiados eran ya, pero es que había tanto ambiente, tanto marine perdedor celebrando vete a saber que de otro agente. Aquella fiesta solo la podía organizar un marine, que duda cabe. Y estar allí era culpa de Daryl, cómo había sido también llegar tarde, se lo tenía ganado. — No voy a jugar a nada contigo. — Se sentó, se cruzó de piernas y le daría la espalda a su compañero. Cualquier persona se sentiría mal por aquello, pero Irina no. Ella conocía en lo más profundo de su ser que Daryl agradecía que ella fuera dura con el, era un agradecimiento silencioso, casi imposible de ver, pero estaba ahí claramente. — Después de dejarme completamente abandonada entre esta ... Esta ... — Miró alrededor, repleto de mujeres y hombre medio borrachos ya, muchos con gafas y sombrero ¡y estábamos en un lugar cubierto! — Chusma. — Terminó diciendo, tan solo le faltó escupir al acabar. Lo peor es que todos eran compañeros, al menos, casi todos. Dentro de lo que había Daryl se presentaba como una figura lejanísima de Irina, pero lo más cercano posible a un ser humano medio ordenado. Con una delicadeza casi aniñada, apartó una silla para que pudiera sentarse Daryl. Sin embargo, no fue el quién se sentó.
El primer en hacer aparición fue alguien a quien sí tenía situado en su radar la Volkov. El gigantesco dragón. — Hola, marine. — Sonreiría, con una ironía que desbordaba su propia copa de vino. Para ella llamar "marine" a un marine, era peor que decirte hijo de puta, tal era el desprecio que tenía por estos. Irina se reiría para sí misma, de su propio comentario. Solo ella era capaz de hacerse reír. — Ten cuidado o te pueden confundir con uno de los animales que están usando para el menú principal. — Volvió a beber. Le estaba empezando a subir y esto era algo que comenzaba a notar por la simple razón de que estaba más parlanchina que de costumbre. Normalmente con "marines" no cruzaba más de dos palabras, solía ser perder el tiempo con personajes hundidos en ocios varios. Para uno que trabajaba como debía, había diez que holgazaneaban. Y pensar que Daryl podría haber acabado siendo uno de no ser por Irina.
La silla fue ocupada por un joven que fue veloz. Tenía el cabello verdoso y era uno de los avispados que iba con gafas. Sus palabras hicieron reír a Irina o por lo menos eso parecía. La realidad es que se estaba riendo porque ya iba medio borracha. Resultó ser la típica persona que no dejaba de hablar. Un hombre, con todas las palabras. En su mayoría casi todos pecaban de aquello, del abuso de confianza o de creer que podían poner los huevos en todos los nidos. Que podía ponerse gafas en un recinto cerrado y creer que joder, había tenido una idea genial. Se abrían dos caminos para Irina, escupir o reír. El primero era el más transitado, la cantidad de anormales a los que había dado el placer de sentir sus babas en la cara de puro desprecio. Pero hoy era un día especial, hoy estaba bebiendo. Hoy sí se había dejado llevar por el ocio mundano de desinhibirse. — Jijiji. — Ríe, tapándose la boca con dos dedos. — No, no. Estos momentos de perder el tiempo no los tengo muy a menudo. Ni que fuera marine. O sea ... El.— Señaló al draco. Soltó otra gracieta. Estaba en racha, algo nunca visto. Iris apareció, disculpando a su amigo. Irina tomó del cuello (sin apretar) a Angelo, mirándolo con intensidad. — ¿Es tu novia? — Sonreía por inercia. Yo qué sé, no puedo narrar nada que haga Irina sin que parezca sacada de un manicomio, es así.
Después apareció en escena el último. Irina le soltó el cuello a Angelo y se llevó de nuevo dos dedos para frenar la risa de nuevo. Aquel tipo rubio tenía completamente la misma vibra que Angelo. — ¿Tu hermano? — Volvió a reír. Era increíble como cada risa escondía un desprecio genuino por lo que representaban. Pero aquel día habían tenido suerte, porque Irina tenía una copa en la mano.
— ¡Uy! Te pido mil disculpas.— Diría, cayendo al suelo con mucha delicadeza. Levantó la copa nuevamente, dándole otro sorbido. Demasiados eran ya, pero es que había tanto ambiente, tanto marine perdedor celebrando vete a saber que de otro agente. Aquella fiesta solo la podía organizar un marine, que duda cabe. Y estar allí era culpa de Daryl, cómo había sido también llegar tarde, se lo tenía ganado. — No voy a jugar a nada contigo. — Se sentó, se cruzó de piernas y le daría la espalda a su compañero. Cualquier persona se sentiría mal por aquello, pero Irina no. Ella conocía en lo más profundo de su ser que Daryl agradecía que ella fuera dura con el, era un agradecimiento silencioso, casi imposible de ver, pero estaba ahí claramente. — Después de dejarme completamente abandonada entre esta ... Esta ... — Miró alrededor, repleto de mujeres y hombre medio borrachos ya, muchos con gafas y sombrero ¡y estábamos en un lugar cubierto! — Chusma. — Terminó diciendo, tan solo le faltó escupir al acabar. Lo peor es que todos eran compañeros, al menos, casi todos. Dentro de lo que había Daryl se presentaba como una figura lejanísima de Irina, pero lo más cercano posible a un ser humano medio ordenado. Con una delicadeza casi aniñada, apartó una silla para que pudiera sentarse Daryl. Sin embargo, no fue el quién se sentó.
El primer en hacer aparición fue alguien a quien sí tenía situado en su radar la Volkov. El gigantesco dragón. — Hola, marine. — Sonreiría, con una ironía que desbordaba su propia copa de vino. Para ella llamar "marine" a un marine, era peor que decirte hijo de puta, tal era el desprecio que tenía por estos. Irina se reiría para sí misma, de su propio comentario. Solo ella era capaz de hacerse reír. — Ten cuidado o te pueden confundir con uno de los animales que están usando para el menú principal. — Volvió a beber. Le estaba empezando a subir y esto era algo que comenzaba a notar por la simple razón de que estaba más parlanchina que de costumbre. Normalmente con "marines" no cruzaba más de dos palabras, solía ser perder el tiempo con personajes hundidos en ocios varios. Para uno que trabajaba como debía, había diez que holgazaneaban. Y pensar que Daryl podría haber acabado siendo uno de no ser por Irina.
La silla fue ocupada por un joven que fue veloz. Tenía el cabello verdoso y era uno de los avispados que iba con gafas. Sus palabras hicieron reír a Irina o por lo menos eso parecía. La realidad es que se estaba riendo porque ya iba medio borracha. Resultó ser la típica persona que no dejaba de hablar. Un hombre, con todas las palabras. En su mayoría casi todos pecaban de aquello, del abuso de confianza o de creer que podían poner los huevos en todos los nidos. Que podía ponerse gafas en un recinto cerrado y creer que joder, había tenido una idea genial. Se abrían dos caminos para Irina, escupir o reír. El primero era el más transitado, la cantidad de anormales a los que había dado el placer de sentir sus babas en la cara de puro desprecio. Pero hoy era un día especial, hoy estaba bebiendo. Hoy sí se había dejado llevar por el ocio mundano de desinhibirse. — Jijiji. — Ríe, tapándose la boca con dos dedos. — No, no. Estos momentos de perder el tiempo no los tengo muy a menudo. Ni que fuera marine. O sea ... El.— Señaló al draco. Soltó otra gracieta. Estaba en racha, algo nunca visto. Iris apareció, disculpando a su amigo. Irina tomó del cuello (sin apretar) a Angelo, mirándolo con intensidad. — ¿Es tu novia? — Sonreía por inercia. Yo qué sé, no puedo narrar nada que haga Irina sin que parezca sacada de un manicomio, es así.
Después apareció en escena el último. Irina le soltó el cuello a Angelo y se llevó de nuevo dos dedos para frenar la risa de nuevo. Aquel tipo rubio tenía completamente la misma vibra que Angelo. — ¿Tu hermano? — Volvió a reír. Era increíble como cada risa escondía un desprecio genuino por lo que representaban. Pero aquel día habían tenido suerte, porque Irina tenía una copa en la mano.