William Hardgore
Agente Hardgore
13-11-2024, 06:46 PM
Con aquellos precisos saltos pude llegar a la ventana con cierta facilidad. Segundos después de que mi vista se ajustara al menos radiante ambiente del edificio pude darme cuenta de dónde había caído, una aula de la academia donde se le enseñaría a jóvenes navegantes sobre las principios de la navegación. Me bajé de aquella ventana y salí de aquella aula, todo esto con la mayor cautela posible pero tampoco exagerando mis formas, al final, entre más calmado uno estuviera menos atención obtendría.
Caminando por los pasillos de la academia oía las conversaciones de varios estudiantes, de las cuales varias hablaban del sentimiento de la libertad y del cambio. "¿Será esto suficiente para Rodri?" Pensé de primeras, pues mi deducción de que la academia sería un sitio con el potencial de crear dicho sentimiento fué la correcta.
En mi búsqueda por alguna otra pista me topé con un tablón de anuncios en la pared. Rápidamente me percaté de algonun tanto extraño, pues entre panfeltos y anuncios había un papel doblado y puesto disimuladamente ente todo aquello. — Inteligente... para ser revolucionarios — Tomé aquél papel y leí su contenido, este dejaba en claro que se reunirá con alguien en el puerto justamente aquella noche.
— Jackpot — susurré, ya tenía en mis manos algo que podría darle una sonrisa de lado a lado al superior Rodri. "¿Esto es todo?" Pensé, pues hasta se me hizo muy rápido la forma en la que encontré aquello. Tal vez debería de estar más preocupado por la facilidad de mi misión, pues eso querría decir que la llama de la revolución está mas extendida de lo que pensaba.
Caminé de vuelta a aquella aula desde la que hice mi entrada solo para volver a repetir aquella secuencia pero alrevez, amortiguando así mi caída. Caminando fuera de aquél callejón estuve planeando mi próximo movimiento, pues esta vez iría al museo de la ciudad. Ya lo tenía claro, en esta ocasión usaría mis habilidades de actor para acceder al museo sin pagar, pues dentro de mí ya deseaba algo de emoción, haciendo que los demás hagan según lo que yo diga sin ellos darse cuenta.
A unos 10 metros de la puerta del museo, donde había un hombre parado cobrando por las entradas. Como antes, tomé un respiro y pasé mi mano por mi cara, relajándome y concentrándome todo lo posible. Un segundo después puse la cara con mayor emoción que podría imaginar, con una sonrisa tan apasionada que movería océanos enteros. Corrí hacia la puerta, decidido a hablar con aquél sujeto
— ¡Buenos días mi buen señor! ¡He viajado desde la otra punta del East Blue para observar las maravillas que tiene aquí y así poder escribir sobre ellas en mi periódico! — Le estaba dando tanto a aquél tipo como al mismo museo una oportunidad casi única, pues la clientela que podría llegar a causa de un periódico no sería poca cosa. — ¡¿Le importaría que entrase con su permiso?! —
Caminando por los pasillos de la academia oía las conversaciones de varios estudiantes, de las cuales varias hablaban del sentimiento de la libertad y del cambio. "¿Será esto suficiente para Rodri?" Pensé de primeras, pues mi deducción de que la academia sería un sitio con el potencial de crear dicho sentimiento fué la correcta.
En mi búsqueda por alguna otra pista me topé con un tablón de anuncios en la pared. Rápidamente me percaté de algonun tanto extraño, pues entre panfeltos y anuncios había un papel doblado y puesto disimuladamente ente todo aquello. — Inteligente... para ser revolucionarios — Tomé aquél papel y leí su contenido, este dejaba en claro que se reunirá con alguien en el puerto justamente aquella noche.
— Jackpot — susurré, ya tenía en mis manos algo que podría darle una sonrisa de lado a lado al superior Rodri. "¿Esto es todo?" Pensé, pues hasta se me hizo muy rápido la forma en la que encontré aquello. Tal vez debería de estar más preocupado por la facilidad de mi misión, pues eso querría decir que la llama de la revolución está mas extendida de lo que pensaba.
Caminé de vuelta a aquella aula desde la que hice mi entrada solo para volver a repetir aquella secuencia pero alrevez, amortiguando así mi caída. Caminando fuera de aquél callejón estuve planeando mi próximo movimiento, pues esta vez iría al museo de la ciudad. Ya lo tenía claro, en esta ocasión usaría mis habilidades de actor para acceder al museo sin pagar, pues dentro de mí ya deseaba algo de emoción, haciendo que los demás hagan según lo que yo diga sin ellos darse cuenta.
A unos 10 metros de la puerta del museo, donde había un hombre parado cobrando por las entradas. Como antes, tomé un respiro y pasé mi mano por mi cara, relajándome y concentrándome todo lo posible. Un segundo después puse la cara con mayor emoción que podría imaginar, con una sonrisa tan apasionada que movería océanos enteros. Corrí hacia la puerta, decidido a hablar con aquél sujeto
— ¡Buenos días mi buen señor! ¡He viajado desde la otra punta del East Blue para observar las maravillas que tiene aquí y así poder escribir sobre ellas en mi periódico! — Le estaba dando tanto a aquél tipo como al mismo museo una oportunidad casi única, pues la clientela que podría llegar a causa de un periódico no sería poca cosa. — ¡¿Le importaría que entrase con su permiso?! —