Ray
Kuroi Ya
13-11-2024, 07:11 PM
El pasillo no era especialmente estrecho, pero sí muy oscuro y largo. Caminaron por él con cuidado pero sin disminuir el ritmo hasta que, en un momento concreto, su pie derecho fue ligeramente ralentizado por algo. Inmediatamente el joven entró en estado de alerta, y entonces lo escuchó. El click, seguido de un sutil cambio en la temperatura y la presión del aire que sus antenas, tan sensibles como de costumbre, captaron. En tensión desde que había sentido aquella tenue presión sobre su pie, los músculos del peliblanco estaban preparados para reaccionar de forma casi instantánea.
Sin tiempo para darse la vuelta y retroceder, solo podía avanzar hacia delante. Sus rodillas, ya flexionadas para bajar su centro de gravedad y disminuir su tiempo de reacción desde el mismo instante en que sintió que lago frenaba su pie, se estiraron bruscamente mientras el joven inclinaba su tronco hacia delante y se lanzaba en una velocísima voltereta, tan rápida que esperaba ninguna trampa pudiese seguir. Avanzó de forma casi instantánea más de cincuenta metros antes de poder darse cuenta. Si había alguna otra trampa por el camino era posible que la hubiese activado, pero su raudo movimiento habría hecho realmente complicado que ninguna de ellas pudiese haberle afectado antes de que pasase de largo.
Miró hacia atrás cuando se incorporó de nuevo, tratando de ver si Masao estaba bien. Su Haki le decía que sí, pero era altamente probable que hubiera sufrido daños por el fuego ya que no era tan rápido como él ni tenía sus desarrollados sentidos de abeja, por lo que con total seguridad le habría resultado sin duda muy difícil evadir el fuego.
En ese momento un temblor sacudió el islote. Una violenta sacudida en la que todo aquel lugar se movió con fuerza. El peliblanco ignoraba por completo qué podría haberla producido, pero de lo que no le cabía la menor duda era de que no era una buena señal. Así que se dedicó a volver despacio sobre sus pasos, caminando con sumo cuidado para evitar activar alguna posible trampa que quedase y para poder guiar a Masao a través de las que hubiese activado accidentalmente a su paso mediante su rauda voltereta. En caso necesario utilizaría sus habilidades como ninja para caminar por las paredes o los techos si por alguna razón el suelo estaba impracticable, o bien simplemente volaría sin tocar ninguna de las paredes ni el suelo. Incluso si era menester podía llevar a hombros a su amigo sureño para atravesar alguna zona por la que no pudiesen pasar de otra manera.
Sin tiempo para darse la vuelta y retroceder, solo podía avanzar hacia delante. Sus rodillas, ya flexionadas para bajar su centro de gravedad y disminuir su tiempo de reacción desde el mismo instante en que sintió que lago frenaba su pie, se estiraron bruscamente mientras el joven inclinaba su tronco hacia delante y se lanzaba en una velocísima voltereta, tan rápida que esperaba ninguna trampa pudiese seguir. Avanzó de forma casi instantánea más de cincuenta metros antes de poder darse cuenta. Si había alguna otra trampa por el camino era posible que la hubiese activado, pero su raudo movimiento habría hecho realmente complicado que ninguna de ellas pudiese haberle afectado antes de que pasase de largo.
Miró hacia atrás cuando se incorporó de nuevo, tratando de ver si Masao estaba bien. Su Haki le decía que sí, pero era altamente probable que hubiera sufrido daños por el fuego ya que no era tan rápido como él ni tenía sus desarrollados sentidos de abeja, por lo que con total seguridad le habría resultado sin duda muy difícil evadir el fuego.
En ese momento un temblor sacudió el islote. Una violenta sacudida en la que todo aquel lugar se movió con fuerza. El peliblanco ignoraba por completo qué podría haberla producido, pero de lo que no le cabía la menor duda era de que no era una buena señal. Así que se dedicó a volver despacio sobre sus pasos, caminando con sumo cuidado para evitar activar alguna posible trampa que quedase y para poder guiar a Masao a través de las que hubiese activado accidentalmente a su paso mediante su rauda voltereta. En caso necesario utilizaría sus habilidades como ninja para caminar por las paredes o los techos si por alguna razón el suelo estaba impracticable, o bien simplemente volaría sin tocar ninguna de las paredes ni el suelo. Incluso si era menester podía llevar a hombros a su amigo sureño para atravesar alguna zona por la que no pudiesen pasar de otra manera.